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Raúl Rivero dice que lo moviliza la argentinidad y el deseo incontrolable de mejorar lo que considera “su lugar en el mundo”, es decir la pequeña localidad de Clodomiro Ledesma, en el Distrito Yeruá, del Departamento Concordia.

“Para que me puedas entender tendría que comentar el principio. Yo vivía acá hasta los 20 años, que fue cuando hice el Servicio Militar y luego me tuve que ir”, recordó en el inicio del diálogo con El Entre Ríos. “Me asenté en Concordia, donde viví 50 años pero yo siempre soy de planificar un poco”, marcó y abrió una vía para lo que siguió.
Volver a dónde todo empezó
Así que, “como quería pasar mi vejez no en la ciudad sino en el campo”, Raúl volvió a poner su atención en la localidad del interior del Departamento Concordia que había dejado hace medio siglo. “Tengo un gran sentido de pertenencia, es el lugar donde me crié, pasé mi niñez, mi juventud. Entonces, el único lugar en el mundo era mi Clodomiro Ledesma”, dijo con afecto.

Es que a los lugares donde uno nace, que atrapa los mejores recuerdos, uno siempre vuelve. “Compré un terreno acá y empecé a construir la casa, a la cual que venimos los fines de semana porque soy constructor. Tengo una empresa constructora, y bueno, entonces veníamos los fines de semana”.

En un determino momento, el protagonista de esta historia empezó a involucrarse más con su querido pueblo. “Empecé a limpiar lo que fuera el club, que estaba todo abandonado, lleno de maleza, arbustos, árboles, de todo. Era el total abandono, al igual que la Estación del ferrocarril”, continuó.

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Un dato clave, que agravó el cuadro en la Estación ubicada en el kilómetro 25,9 del ramal Concordia – Concepción del Uruguay del ferrocarril “Urquiza”: se había prendido fuego por accidente y lo poco que había quedo se lo fueron llevando. “No puede decir quién era, porque yo en esa época tampoco vivía en Ledesma pero desmantelaron todo”, lamentó y precisó que incluso “lo habían agarrado de basural. De lo que busques había ahí”, precisó.
Manos a la obra
Uno de los primeros pasos fue recuperar el cartel que indica cuál es la Estación de ferrocarril. “Lo rasqueteé a más fondo hasta que llegué a la pintura original de 100 años. Así que lo volví a pintar, lo puse con la ayuda de un vecino en el lugar y ahí, esporádicamente, hacíamos limpieza y otros arreglos”.

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La pandemia trajo innumerables inconvenientes, además del dolor a aquellos que sufrieron una pérdida. Para Raúl fue una oportunidad, el empujoncito que le faltaba para radicarse definitivamente allí. “Me establecí directamente acá y empezamos a trabajar, con los tiempos disponibles, tanto en la Estación como en el club donde estaba un poco más adelantado”.

Actualmente, en la vieja Estación ferroviaria “estoy recreando lo que fue la antigua galería, que tenía un banco y con el que tenemos muchos recuerdos. Así que pintando lo poco que quedaba, lo único que quedó en pie como un depósito que era de cemento, de material. Y bueno, estamos haciendo unas glorietas y el cerco original”, describió luego.

Un sueño que hace realidad con sus manos: “de a poquito, quiero convertirlo en un paseo, quiero llevar la luz a ese lugar, que esté iluminado a la noche. Y bueno, no sé, todo lo que hemos vivido de épocas pasadas, deberíamos tener un poco de nostalgia por esos lugares que han quedado abandonados”.
De lo privado a lo público
Lamentó que otros no se hayan arrimado a colaborar y desmontar lo que era un verdadero bosque. “Parece que no nos importa la patria”, reflexionó y reiteró que “este es mi lugar en el mundo, en donde yo pueda contribuir a mejorarle la calidad de vida a las personas. Por eso ahora sentí la necesidad de involucrarme en política para poder hacer más cosas, porque con recursos propios son muy limitados, los recursos que uno tiene para disponer de la vida”.

“La única forma de poder llegar es involucrarse en política, en la cual me he postulado para jefe comunal, digamos”, reveló para concluir: “Siento la argentinidad muy adentro. No puedo creer que un lugar tan caro al sentimiento de la gente haya caído en ese estado. Así que lo hago con recursos propios, pagando gente, y mi esfuerzo personal en trabajar en ese lugar para convertirlo en un paseo. Que la gente que es de afuera, o la que vivió en Ledesma y se fue a otros lados, cuando viene, pueda ir a sacar una foto”.
Fuente: El Entre Ríos.

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