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Esta probabilidad, en Uruguay y del lado argentino del río Uruguay, está vinculada a dos factores principales. Por un lado a las perspectivas climáticas, y por otro a los 6 mil árboles caídos en las zonas forestales a raíz de los cuatro ciclones extratropicales que ocurrieron este año entre septiembre y noviembre en el sur del país.

Desde diciembre y hasta el fin de febrero, según el Instituto Uruguayo de Meteorología las temperaturas se ubicarán por encima de lo habitual y habrá un 20% menos de precipitaciones que en temporadas pasadas a nivel de todo el país.

"Eso hace que los materiales de combustible de origen vegetal que se encuentran en la zona (como pastizales y arbustos) se sequen, aumentando de esa forma la posibilidad que se desencadene un incendio", indicó Fernando Traversa, director del Sistema Nacional de Emergencia (Sinae).

A todo eso hay que sumar el hecho de que los fenómenos climáticos provocaron cambios en las condiciones de los terrenos, dejando a nivel del suelo demasiada cantidad de materiales combustibles, como advirtió Leandro Palomeque.

En donde habitualmente se encontraba un colchón de 8 a 10 centímetros de material combustible, como pinochas y hojarasca, al inicio de esta temporada existen colchones de hasta 20 centímetros. "Esto nos muestra a las claras el riesgo que estamos enfrentando", insistió el director de Bomberos.

Asimismo, si se tiene en cuenta que más del 95% de los incendios son provocados por las personas, al aumentar en gran forma la ocupación en la zona más riesgosa, es decir la franja costera "la perspectiva es aún peor", afirmó Palomeque.

Acciones

Ante ese panorama, el Sinae junto a la Dirección Nacional de Bomberos (DNB) decidieron comenzar a implementar una serie de medidas con el objetivo de prevenir, mitigar y dar respuesta rápida frente a una emergencia.

Entre ellas se encuentra la construcción y el mantenimiento de una red de 90 kilómetros de cortafuegos en aquellas zonas en donde hay un mayor riesgo de incendio. También es necesaria la limpieza de múltiples predios para eliminar los elementos combustibles.

Asimismo, para optimizar las acciones de respuesta, habrá un fortalecimiento de la dirección de Bomberos y de las Secciones de Apoyo a Emergencias del Ejército Nacional. A los 1.700 bomberos que trabajan todo el año en los distintos puntos del país, se incorporarán 150 más que trabajarán de forma zafral y que serán distribuidos en los departamentos con mayor riesgo de incendio: Montevideo, Canelones, Maldonado, Colonia, Rocha y Rivera.

En el caso de que la capacidad de respuesta de los destacamentos locales de Bomberos se vea superada, se pondrán en funcionamiento algunas de las 30 Secciones de Apoyo a Emergencia que hay en Uruguay.

Otra de las acciones que se llevará a cabo será el monitoreo permanente a través de las 7 torres de vigilancia que dispone Bomberos en todo Uruguay, para una detección temprana de las llamas.

Como medida complementaria, la Fuerza Aérea Uruguaya realizará 4 vuelos diarios sobre aquellas regiones que son consideradas más riesgosas.

Preparación

"Estamos en iguales condiciones de capacidad de respuesta que en años anteriores y hemos mejorado varios aspectos, pero las condiciones ante las que nos enfrentamos son muy distintas", consideró el jefe de Bomberos.

Para ilustrar la situación, el jerarca contó que el pasado sábado, en un solo día se realizaron 240 intervenciones por incendios en Montevideo y Canelones, "en los que se observó un avance muy rápido del fuego y una dificultad para controlarlo".

Durante la pasada temporada de verano (2015-2016), de acuerdo a datos brindados por la Dirección Nacional de Bomberos, hubo 4.200 incendios en distintas zonas del país; una cifra considerablemente mayor a la registrada en temporadas anteriores. En el verano 2013-2014 hubo 1.222 incendios y 111 hectáreas resultaron afectadas, mientras que en la temporada 2012-2013 la cifra fue levemente superior, cuando el fuego alcanzó parajes forestales en 1.252 ocasiones.

Durante la temporada 2011-2012, se debió actuar en 2.604 incendios y fueron afectadas 8.163 hectáreas de campo.

El récord en intervenciones se dio en 2010-2011, cuando se registraron escasas precipitaciones. Debió realizarse 5.010 intervenciones ante incendios que afectaron a 10.281 hectáreas.
Fuente: Diario El País.

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