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Todo aumenta de precio y la carne no es una excepción. Tampoco es una novedad que previo a las fiestas los cortes más demandados suban entre un 15 o un 20%, pero el 2023 fue un año especialmente marcado por una inflación incontenible y una interminable campaña electoral, y la incertidumbre repercutió en las góndolas.

La devaluación constante del peso por la suba de precios, más las devaluaciones oficiales, primero de un 20% y luego de un 118%, hicieron que la carne vacuna lidere la estampida de precios de los últimos meses, aunque ahora también subió el precio del pollo y del cerdo, carnes que generalmente se consideran un sustituto de los cortes bovinos, tan caros para la dieta de los argentinos.

“Es complicada la situación actual, porque levantás pedidos con un precio y cuando te llega la mercadería ya viene con otro precio. Entonces, tenés que actualizar porque si no perdés plata”, dice Fernando, el dueño de una carnicería ubicada en la zona semicéntrica de Gualeguaychú, quien, además de atender en el local, distribuye pedidos en diferentes barrios.

“Para las fiestas la gente consume más carne y todos los años el precio sube un 15% más o menos, pero ahora subió un 40%”, dice. Al tiempo que asegura que “en las barriadas el consumo es fuerte”.

“El 85% de mi clientela es gente de barrio, recorro el Tiro Federal, el Curita Gaucho, el 348, y es la que más consume carne, la que se gasta la plata de la semana en carne capaz. No pasa lo mismo con las personas de una situación económica más acomodada, que te llevan uno o dos churrascos”, explica el comerciante que, entre los cortes más demandados tiene: el asado a $6.900; el puchero común a $2.700 y el especial a $4.800 el kilo; la pulpa común a $6.900; la nalga y el peceto a $7.500; la carne picada especial a $6.000. Mientras que tiene una oferta de pata muslo a $5.500 los 3 kilos (a esta fecha, el año pasado estaba alrededor de $1100).

“El pollo es lo que más se vende actualmente y los cortes más caros, como el lomo, el bife de chorizo o el ojo de bife son cortes que hago sólo por pedido de los clientes”, explica.

Alfredo es empleado de una carnicería de la zona oeste que tiene cinco años de vida. “Si bien siempre hubo inflación y aumento de precios, nunca viví algo como ahora. La gente más pobre dejó de comer carne hace rato, pero ahora es la clase media la que ya no puede comprar el asadito de los domingos o la carne picada para las empanadas”, describe.

“Ahora, para las fiestas la gente gasta lo que tiene, al que le gusta comer carne gasta sin vueltas. Además, están los aguinaldos y es un gustito que la familia se puede dar. Pero a partir de enero el panorama va a ser otro, totalmente diferente. La gente se va a inclinar más todavía por el pollo, por el cerdo o el cordero, que es carne más barata que la vacuna, aunque también subió muchísimo en las últimas semanas”, explica el carnicero.

En esta misma línea, sobre el comportamiento de su clientela, dice: “Hay de todo, están quienes se van en busca de mejores precios y quienes llevan lo que pueden. El que llevaba dos kilos ahora lleva uno, el que llevaba uno ahora lleva medio. Es así. Y si bien nosotros somos quienes le vendemos al vecino, no controlamos los aumentos: un día te bajan la carne a un precio y capaz al otro día ya cambió”.

En este sentido, cabe destacar que a principios de diciembre el precio del kilo de la hacienda en pie provista a los frigoríficos subió hasta un 40%, costos que se trasladaron en gran magnitud a las góndolas. De esta forma, el promedio de los cortes vacunos más consumidos escaló por encima del 30% en varios casos, con un kilo de asado que, dependiendo de qué carnicería se trate, se ubica entre los $6000 y los $8000 aproximadamente.
Acuerdo de precios
La iniciativa que comenzó a regir el miércoles pasado y se mantendrá hasta el 31 de diciembre, fue acordada entre el consorcio exportador ABC y las grandes cadenas de supermercados, aunque fue facilitado por el Gobierno Nacional.

La canasta contempla ofertas para asado, matambre, vacío, tapa de asado y falda, que se encuentran en las cadenas Walmart/Chango Más, Carrefour, La Anónima, Cencosud (Disco, Vea y Jumbo) y carnicerías Friar del norte. Segú lo anunciado, el asado se vende a $4.900 el kilo; el vacío $5.900; el matambre $5.900; la tapa de asado $4.900 y la falda a $2.900 el kilo.

Pero estos acuerdos, que contradicen el espíritu de no intervención del Gobierno Nacional, pero que funcionan como un paliativo ante la generalizada pérdida del poder adquisitivo de las clases medias y bajas, no llegan a las carnicerías de barrio.

“A esos son acuerdos con las grandes cadenas, nosotros los minoristas no los vemos ni en figurita”, dice Alfredo. Lo que repercute de manera directa en los comercios de barrio. “El consumo de carne bajó un montón. A esta altura el año pasado tenía 30 o 40 pedidos, hoy si tengo siete es un montón”, complementa Fernando, quien, además, cuenta: “como en toda crisis, las familias se juntan para comprar y después dividen”.

“Hoy, también, el cordero y el lechón fueron de los que menos aumentaron, quedaron $2.400 más barato que un kilo de asado, entonces la gente elije eso o pollo”, aseguró.
Fuente: Ahora El Día

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