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El rubro motivador de la 33° Fiesta Nacional de la Artesanía -elegido en el almuerzo de artesanos el año pasado- es la cestería, por lo que ocupan un lugar destacado en la carpa central de Colón.

Es una de las artes más antiguas de la humanidad, practicada a partir de tiras o fibras de origen vegetal. Consiste en la elaboración de productos contenedores de alimentos y otros bienes mediante el tejido o entrecruzamiento manual de las fibras y/o trenzando de fibras vegetales, para su fácil manejo y transporte.

Las técnicas utilizadas son esqueletadas y/o entrecruzadas, de pleitas y/o trenzado, espiralado y/o Coilet, cordelado y/o torzado y esterillado.

Las principales materias primas son los bejucos, lianas, hojas de palmas, poleo, simbol, cadillo, pajas (de trigo, de avena, etc.), totora, tallos ripiados, fique, esparto, cortezas, juncos, chala de maíz, caña tacuapí y tacuarembó, catigüa, entre otros.

El Entre Ríos entrevistó a alguno de sus exponentes.
Palma blanca
Mirta Leiva es oriunda del impenetrable, en Chaco y se dedica a hacer cestería con palma blanca.

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“Cuesta buscar la hoja en el monte. Luego hay que secarla y hacer hilos para hace los trabajos”.

En su stand de la Fiesta Nacional de la Artesanía ofrece canastos, paneras y portacarpetas, entre otros utilitarios.

Los trabajos suelen llevarle un par de semanas y su durabilidad es alta. “El color no cambia y si se vuelca algo uno puede pasarle un trapo”, finaliza diciendo.
Simbol
“Vengo de una generación de cesteros; mi abuelo trabajaba con poleo, una fibra más gruesa al simbol que es lo que yo utilizo. La técnica es la misma pero cambia por el grosor. Se teje en espiral, recto u oblicuo”, comenta Alejandra Taritolay, de Animaná, provincia de Salta.

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Al recoger la fibra del monte, busca las zonas áridas, para que el material tenga más duración. Si bien se encuentra en cualquier época del año, hay que esperar que madure. “Cuando hay más lluvia, la misma humedad del suelo le da fuerza para madurar”, dice.

Nos explica además que del campo la fibra viene blanca y verde. “A veces la naturaleza le da un color rosado, pero eso es que está por enfermarse”.

Si bien comenta que este rubro de la artesanía no tiene un costo elevado de materia prima, “hay que ir en vehículo a buscarla. Antes íbamos a caballo, pero luego los dueños de la finca cerraron el paso al monte, entonces voy en colectivo de madrugada y me quedo en el campo hasta que amanece. Ese es el trabajo más grande que tiene”, concluye.
Icipó y Palo Amarillo
Roque Gómez, es de Concordia, Entre Ríos. Sobre su técnica nos explica: “Es italiana, muy antigua. Se necesita solo la madera y un cuchillo. Si bien se comienza con el cuchillo, luego se abren con las manos. De cada madera salen 10, 12 o 14 lonjas, dependiendo del grosor. Es todo hecho a mano”, comienza diciendo.

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“Luego utilizo otra técnica que es con enredadera, pero entre medio le hago una estructura de hierro para luego revestirla con la enredadera”.

“Estos canastos grandes soportan 60 kilos de leña, no son muy derechos porque el material es mucho más duro para trabajarlo que los del resto de la cestería, pero son muy resistentes y ese es su propósito. Además duran muchos años si uno lo cuida de la humedad como a toda fibra vegetal; vienen productos para conservarlos”, agrega.

Cada uno de los canastos grandes cuesta $900. “Me lleva seis horas preparar la madera y dos horas para armar el canasto”, concluye sobre su labor.
Fuente: El Entre Ríos (Edición Impresa)

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