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En dos horas y 53 minutos, Daniel Durán del Campo, un ingeniero agrónomo jubilado de 83 años, recorrió los 11 kilómetros bajo el puente que une la ciudad en que reside, Paysandú, y Colón, en Argentina. El objetivo: ayudar al Club Remeros de la localidad uruguaya, que en la actualidad se “está recuperando, pero estaba en pésimas condiciones”, afirmó el nadador.

“Si esto le sirve al club, y aunque sea a dos pibes para cambiar su modo de ver la vida, ya estoy cumplido”, dijo Daniel Durán Del Campo apoyado en una lancha, intercambiando opiniones con Andrés Klein, quien también se tiró al agua para acompañarlo en la travesía de Colón a Paysandú.

Recuperando fuerzas, ya entre sonrisas y gritando a los cuatro vientos “¡ahora no me van a poder decir más viejo!”, el nadador de 83 años, que asegura no ser ejemplo de nada, dio un enorme ejemplo de entrega, de sacrificio, de amistad y de solidaridad, transitando brazada tras brazadas los 11 kilómetros que separan, río mediante, a la ciudad de Colón con la playa del Club Remeros Paysandú.

La idea

“La idea nació al otro día del cruce del río Uruguay. Ese día competí en San José (Entre Ríos), y me di cuenta que si bien había terminado cansado, podría haber seguido nadando. Y surgió la posibilidad, pero quería que fuera para darle una mano al Club Remeros, para ayudar a esos dirigentes que tan buen trabajo vienen realizando por la institución”, relató Durán Del Campo.

Así, luego de contar con el apoyo de los directivos del club de la costa, y de la Federación Uruguaya de Natación Master, fueron casi tres meses de entrenamiento intenso, planificado por Martín Saldivia, con la colaboración de Sandra Norbis.

Fue tiempo de planificación, entrenamiento, de no descuidar detalle.

El gran día

El sábado, Durán Del Campo se embarcó en el Yacht Club Paysandú junto a familiares, amigos, directivos del club y un equipo de trabajo que incluyó un médico según las exigencias de la Federación Master, rumbo a Colón.

A las 10:30, como estaba previsto y frente a la playa de Colón, Durán Del Campo se tiró al agua para comenzar con el desafío. Instantes después, Klein se sumergió en el río para acompañarlo a unos 30 metros de distancia, para no desconcentrar a quien era el gran protagonista del día, y a quien acompañaría hasta el Remeros.

Durán Del Campo se detuvo en varias ocasiones para hidratarse y comer, siempre flotando durante unos 15 segundos, tal como estaba planificado. Y siguió atentamente la guía de Norbis y Javier Perg, a quienes el deportista agradeció en todo momento (“ellos fueron los que me llevaron prácticamente de la mano”, dijo), una vez culminado el objetivo.

Lo cierto es que fue todo mejor de lo esperado. Tanto, que fueron apenas dos horas y 53 minutos el tiempo que necesitó Durán Del Campo para llegar a destino, la playa del Club Remeros, donde lo esperaba un cálido recibimiento.

El tiempo empleado para recorrer los 11 kilómetros desde Colón a Paysandú, sorprendió a todos. “Fueron dos horas 53 minutos, cuando pensamos todos que iba a ser más complicado. Él puso tres horas con viento en contra y mucho oleaje desde el puente hasta la playa del Remeros en el último entrenamiento en el río, por esto todos estimábamos que podían ser unas cinco o seis horas desde Colón a Paysandú, porque nunca se sabe qué puede pasar con el tiempo”, dijo Norbis.

“Salió todo bien, anduvimos derechos y no es mérito de uno sino del equipo fabuloso que se formó. ¿Sabés lo que es tener a estas personas que te van guiando, que te acercan un trago de agua y al rato de nuevo? Uno se olvida de todo... No perdía tiempo... Y la hidratación es fundamental”, dijo Durán Del Campo después del premio mayor, el abrazo emocionado de familiares y amigos.

“No esperaba que nos fuera tan bien. Pensé que iba a demorar el doble, 5 o 6 horas, porque había tenido la experiencia del último entrenamiento en el río, y había demorado desde el puente al “Remeros…” unas 3 horas, pero fue todo mejor de lo que uno podía esperarse”, agregó.

Y llegó. Rodeado por algunas embarcaciones, kayaks y los familiares y amigos que esperaban en la costa, asombrados por el tiempo empleado. Tanto, que casi una hora más tarde una señora se acercó a preguntar a qué hora llegaría Durán Del Campo, quien ya había dejado las instalaciones del club.

Hijos, sobrinos, sobrinos nietos, amigos. Los abrazos fueron interminables. Severino Pereira bajó lentamente por la arena, bastón en mano, para fundirse en un abrazo con su amigo de siempre.

“Severino tiene problemas en la columna, quería estar parado esperándome, no pudo, pero estuvo conmigo. Esas cosas son impagables, pero son oportunidades únicas que te regalan. Y yo soy un agradecido por haber vivido este momento”, dijo.

Y agregó: “Ahora es la gente la que tiene que colaborar, para así lograr lo que queríamos. Ya está, se hizo la travesía; pero fue tan solo la primera parte de todo esto, porque ahora hay que darle alma a la cosa”.

Un ejemplo

“Es un ejemplo para todos. Él mismo lo dice: se plantea metas a cumplir, porque la gente de su edad la mayoría de las veces no las tiene”, dijo Javier Perg, quien junto a Norbis guió a Durán Del Campo durante la travesía.

Perg opinó también con respecto al objetivo de este desafío del interminable nadador: “Esto te hace pensar muchas cosas... ¡Mirá lo que hace falta para intentar despertar conciencia, para intentar conseguir pintar el club. Si hacés una rifa, todo Paysandú tendría que comprar un número porque el Remeros es uno de esos clubes de toda una vida, es como si fuera la sede de Paysandú”.

Por su parte, María Noel Castañares, dirigente del Club Remeros, fue una de las personas que siguió de cerca el desafío de Durán Del Campo. “Fue una gran satisfacción y él está feliz. Es un gran ejemplo en todo sentido. Esta fue su idea y pensó en el club. Como dirigente no puedo otra cosa que agradecer, pero pensar que es algo que habría que copiar un poco más, que es lo que él recalca, porque la idea es ayudar al club pero mostrarle a la juventud lo que se puede hacer, y lo que brinda el club, que no es otra cosa que un ambiente familiar”, indicó.

Castañares también agregó “Sabemos que la gente está colaborando, muchos amigos de Daniel de Montevideo y el exterior, pero necesitamos que empresas y los sanduceros pongan su granito de arena para que el club siga creciendo”.

Vale indicar que la citada federación avaló la prueba y estuvo informada en todo momento del desarrollo del desafío.
Fuente: El Telégrafo

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