Los grupos presentes y los reclamos
Las organizaciones de derechos humanos, sindicales sociales y los partidos convocaron al mediodía en distintos puntos de la Ciudad. Las columnas avanzaron con tranquilidad en una jornada en la que no se activó el protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich (una de las políticas más abucheadas durante toda la tarde).El lema de este año de Abuelas de Plaza de Mayo fue “Memoria sí. Pañuelos de hoy y siempre en todo el país”. En este 2024, la entidad convocó con una gran cantidad de organizaciones de derechos humanos, sociales, sindicales y partidos políticos.
Los pañuelos blancos de las Abuelas se mezclaron con los verdes por el aborto legal seguro y gratuito y los violetas para reclamar contra la violencia de género pero apareció un color que no era tan frecuente: el azul, en defensa de la educación pública. Hubo personas con guardapolvos y una presencia destacada de carteles en defensa de la universidad publica y el Conicet.
Se repitieron canciones contra el gobierno de La Libertad Avanza durante toda la jornada. “El que no salta votó a Milei” y “Cómo a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”, fueron las que más se escucharon.
Otro de los grandes temas del día fue la comida en los comedores. La organización La Poderosa hizo una fuerte intervención, con carteles y pasacalles a lo largo de toda Avenida de Mayo con frases como “Nuestros comedores alimentan la democracia. Casta, hasta acá llegamos”. Además, montaron una gigantografía con la cara de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.
Más allá de las banderas de los partidos y las organizaciones que históricamente se hicieron presentes en esta marcha, hubo intervenciones artísticas, performances, murgas y disfraces. Dos muñecos gigantes llamaron la atención: representaban a Milei y a Villarruel (que tenía colgado una foto de Jorge Rafael Videla) y asustaban a la gente. A unas pocas cuadras un joven caminaba con un cartel que tenía dibujado a un perro: “Conan dice que fueron 30 mil”, se podía leer.
Hubo carteles contra políticas del gobierno concretas, como uno que decía “Sin soberanía no hay libertad”. También hubo un sector religioso que se paró frente a La Catedral con una virgen de más de dos metros.
El acto oficial
El acto oficial comenzó luego que ingresó a la plaza la bandera que representa a los 30 mil desaparecidos. En los minutos previos se leyeron adhesiones de organizaciones de todo el país que coincidían en la mayoría de los reclamos: defensa de Télam, del Incaa y el Goumont y del INADI, rechazo a los recortes presupuestarios en la salud y la educación y a los despidos en en Estado.Unos minutos antes que se leyera el documento final, por Avenida de Mayo ingresó un camión que se hizo paso entre los manifestantes. En la parte de atrás, acompañado por dirigentes como Victoria Donda y Carlos Blanco, iba el gobernador bonaerense, Axel Kicillof. “Presidente, Axel presidente”, le cantaban.
Todos los oradores del discurso final desde el escenario, montado frente a Casa Rosada, se manifestaron contra el gobierno. Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora, denunció: “Así como hicieron Mauricio Macri y Patricia Bullrich, la persecución y difamación a los opositores políticos vuelve a ser una práctica cotidiana”. El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel habló del “negacionismo” del Gobierno y rechazó su “apología del terrorismo de Estado”.
Estela de Carlotto, la líder de Abuelas de Plaza de Mayo, leyó el documento final. Después de reclamae por memoria, verdad y justicia por los detenidos-desaparecidos de la última dictadura, se pronunció sobre el rumbo del gobierno y “sus constantes provocaciones”, que “violan todos los pactos internacionales que tienen rango constitucional”.
“La democracia argentina tiene una enorme deuda: restituir la identidad de unas 300 personas, la mayoría de ellas nacidas en las maternidades clandestinas de la dictadura y que hoy son adultos de entre 43 y 49 años”, declaró Carlotto.
La convocatoria de este 24 de marzo sorprendió hasta a los propios manifestantes, que hacía las 17 horas veían con asombro la cantidad de personas que seguían circulando por las principales avenidas de la Ciudad.