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Las buenas obras, esas que son ricas en “humanidad”, suelen tener un origen en apariencias insignificante, capilar, casi imperceptible, silencioso, incluso íntimo. Son de esas historias “mínimas” que no salen publicadas en ningún diario, pero que, como el aleteo de la mariposa, terminan gestando un soplo de vida. Son chispas tan diminutas como la de una bujía, pero tan potentes que llegan a mover los engranajes que construyen comunidad.

¿Cuál fue la “chispita” que, exactamente 10 años atrás, en el mes de julio de 2011, provocó el surgimiento de la “Fundación Nuestros Cinco Panes”, destinada a auxiliar a personas en situación de calle?

Antes de intentar responder a tal interrogante, conviene aclarar, de entrada nomás, que los iniciadores de la obra guardan tan bajo perfil que hasta resulta difícil entrevistarlos. Si fuera por ellos, hay una sola cosa para decir a la comunidad: que la obra no es de ellos sino de Jesús. Punto. “Él fue haciendo la obra. Los actores principales acá son las personas en situación de calle y Jesús que está en ellos. Esto es lo importante. Tenemos una fuerte convicción de que nosotros somos simples servidores”, aclaran, en diálogo con El Entre Ríos.

En esta primera década de vida, Nuestros Cinco Panes creó y consolidó el Hogar de Tránsito Alberto Hurtado, ubicado en calle Hipólito Yrigoyen 1839, donde atiende hasta 9 personas, en un accionar coordinado con otras dos iniciativas de similar propósito que hay en Concordia: la Casa de Lázaro, en Gruta de Lourdes, y el hogar municipal.

Nuestros Cinco Panes creció paso a paso y en el mayor de los silencios. En un comienzo, atendió a sólo dos personas, hasta adquirir la experiencia necesaria. Luego se abrió a todos los que necesitaran de sus servicios, hasta colmar su capacidad. En la casa prestan servicios cuatro personas: tres “nocheros” y un coordinador. Todos cobran su sueldo, gracias a los aportes en dinero que hacen los “padrinos” de la obra.

La forma de ayudar a la Fundación Nuestros Cinco Panes está bancarizada, por medio de transferencias, depósitos o tarjetas de débito o crédito. Si alguna persona quiere colaborar en forma sistemática, aunque sea con 100 pesos por mes, puede hacerlo. La única asistencia que se recibe del Estado es una tarjeta Sidecreer, con 15.000 pesos acreditados por mes, con los que se cubren gastos de comida.

Los primeros en apuntalar la iniciativa fueron los familiares y amigos de los fundadores de la obra, junto a la empresa Dos Hermanos. Hoy se han sumado muchos otros “padrinos” a una lista que está abierta a toda persona que se sienta llamada a “ayudar a quienes ayudan”. Para ello, sólo hace falta mandar un mensaje por WhatsApp al número 345-4013692.

El hogar Alberto Hurtado se define como “de tránsito” porque se ubica a mitad de camino entre dos realidades contrapuestas. “La mayor expresión de falta de dignidad es la persona que está tirada en la calle. Lo que buscamos es que pase a ser una persona que tenga su casa y trabajo. Por eso nos ubicamos en el medio, nuestro hogar es de tránsito. Debe ser mejor que la calle, pero no mejor que una casa, porque si no se estancan, se estacionan”, explican desde la Fundación.

“Cuando se va alguien del hogar habiendo conseguido una pensión, un lugar para alquilar, y trabajo, sentimos que nuestra misión está cumplida”, definen.
El esposo que lleva a su esposa al trabajo
En la génesis de Nuestros Cinco Panes hay un episodio casi rutinario: un joven, Miguel Smitarello, que lleva al trabajo a su también joven esposa, Gisela Ayala, y, de camino, en San Lorenzo y Sarmiento, la misma esquina de Concordia donde en el año 2001 empezaron los saqueos, ve a una persona tirada en la vereda. Siente un llamado concreto. En verdad, hay que decir que sus búsquedas habían empezado mucho antes, en la adolescencia.

Él y ella, ambos estudiantes universitarios, acuerdan una hoja de ruta: Recibirse y, una vez logrado ese objetivo, empezar a trabajar en lo social.

Se habían casado en 2008. En julio de 2010 se recibieron, y, de acuerdo al plan trazado, en agosto de ese mismo año comienzan con una primera aproximación: salir todos los jueves o viernes, una vez por semana, a entregar una vianda de noche, a las personas que encontraban. Por ese entonces, conocieron a Raúl, que paraba en la Plaza Sol. Andaba siempre con un bastón. Era de contextura física enorme, de pelo enrulado.
La visión del Padre Andrés Servin
“Anoche estuve reunido con la Pastoral Social. Lo que en Concordia necesitamos es un refugio nocturno”, dijo el Padre Andrés Servin a esa pareja de contadores que apenas si conocía. Lo sorprendente del asunto es que disparó esa frase antes de que sus interlocutores pudieran explicarle que acudían a él buscando una guía, un consejo para saber por dónde canalizar su vocación de servicio.

“Por medio del Padre Servin, Dios nos habló muy claro y nos emocionó”, recuerdan.

Otro encuentro, esta vez con el Padre Néstor Toler, les “sirvió en bandeja” el nombre que tendría la futura Fundación. Se encontraron con él en Colón, y, al terminar, participaron de la Misa en la Parroquia Santos Justo y Pastor. ¿Y cuál era el Evangelio de aquel día? Sí. El de la multiplicación de los panes.
El ciento por uno en esta vida
¿Qué banco es capaz de prometer una ganancia del ciento por uno? ¿Qué inversión puede asegurar semejante rentabilidad? Quienes diez años atrás pusieron en marcha la Fundación Nuestros Cinco Panes atestiguan que tan extraordinario beneficio han podido experimentarlo de manera personalísima “sirviendo a Jesús en las personas en situación de calle”.

“Cuando le das algo a Jesús, es verdad que te devuelve el ciento por uno. Viste que Madre Teresa dice que los mejores maestros son los pobres. Bueno, eso experimenté”, confiesa uno de los servidores. “Y para muchos colaboradores, que tal vez atraviesan situaciones difíciles, el trabajo en la fundación hace las veces de una caricia al alma”, agrega.

En la Fundación hablan de un “triple beneficio”: “Primero, a la persona en situación de calle. Segundo, a la sociedad, porque la persona que está en la calle termina perjudicando al conjunto. Y tercero, a las personas que trabajan en el proyecto”.

Uno de los principales “aprendizajes” es el de la gratitud. “El pasar y ver una persona en la plaza temblando de frío, todo húmedo, naturalmente me enseña a ser más agradecido y a conformarme con menos. No es que yo lo busque. Es una gracia natural que te manda Jesús, que te lleva a sentir un agradecimiento profundo, y entonces empiezas a remarcar más en familia, con tu hijo, vamos a dar gracias porque tienes una cama caliente. Hay cosas muy elementales que perdemos la capacidad de valorarlas. Recuperar esa capacidad lleva a un agradecimiento espontáneo que te hace ser más agradecido. Es un aprendizaje muy rico”.

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Vacunados. El momento en que los integrantes de la casa recibieron la vacuna contra el Covid-19 Agrandar imagen
Vacunados. El momento en que los integrantes de la casa recibieron la vacuna contra el Covid-19
El “salto de calidad” de Concordia, que pasó casi desapercibido
Cuando el 13 de Julio de 2011 comenzó a funcionar el Hogar Alberto Hurtado, en Concordia no había otro lugar que tuviera por especial propósito socorrer a quien esté en la calle. Diez años después, las cosas cambiaron: la ciudad ha dado “un gran salto de calidad”, cuentan en la Fundación Nuestros Cinco Panes, al abrirse otros dos hogares, y todos ellos trabajando de manera complementaria.

Primero se habilitó la Casa de Lázaro, en Gruta de Lourdes, en calle 25 de Mayo al fondo, con el liderazgo del Padre Daniel Petelín, donde reciben hasta 20 personas.

Hace un año se abrió el hogar municipal. En Nuestro Cinco Panes valoran de manera especial que el Estado esté comprometido con la misión. “Son muy distinto –explican- los recursos que tiene el Estado para dar respuestas definitivas, comparados con los que tenemos nosotros, que son meramente paliativos. No es que menospreciemos el trabajo que hacemos desde Nuestros Cinco Panes y la Casa de Lázaro. Es importantísimo lo que se logra, solamente con que la persona vaya al hogar, coma, cene y tenga un buen descanso. Solamente con eso, es increíble las mejoras en la salud que se producen. La calle genera un deterioro tremendo. Dándole un lugar es muchísimo, aunque parezca poco. Para su salud es muy importante. Pero tanto Lázaro como Nuestros Cinco Panes no tenemos la estructura y los recursos que tiene el Estado. Ahí está la riqueza de que se haya abierto el Hogar Municipal”.

“Las soluciones definitivas llevan mucho tiempo. Por ejemplo, hacer el rastreo de dónde están las familias y hacer un seguimiento, que lo reciban, acá no tenemos recursos para hacerlo. La municipalidad sí lo tiene y lo hace”.

La responsable del área municipal que se ocupa de las personas en situación de calle es Silvia Castillo. “Trabaja muchísimo, ella y otra persona. Hay casos muy complicados y se ha logrado una salida”, resaltan en la Fundación.

Es más, se alegran de que hoy por hoy, a pesar de la difícil realidad económica del país, en Concordia haya menos personas en la calle: “Las últimas veces que salí a recorrer la calle –cuenta Miguel Smitarello-, no encontré a nadie. Esto es histórico, porque antes siempre encontraba a alguien. No me animo a decir que no hay personas en situación de calle, porque no recorro toda Concordia. Además, muchas personas en situación de calle no se muestran, no quieren exponerse. Van a lugares ocultos. Además, se trata de una realidad muy cambiante. Hay personas en las adicciones a quienes la familia no los tolera más y terminan en la calle de un día para el otro y, de pronto, te encuentras con una persona que nunca antes la viste. O tienen problemas con el juego, se gastan la plata, rompen los vínculos familiares y van a parar a la calle.
Detrás de la Capilla del Padre Pío, asoma un nuevo sueño
Lejos de “dormirse en los laureles”, la Fundación Nuestros Cinco Panes va por más.

“Recibimos –cuentan con manifiesta gratitud- la donación de un terreno de 1300 metros cuadrados, que era propiedad del Estado provincial. Está en la parte de atrás de la Capilla del Padre Pío”.

En el predio donado, donde por ahora sólo se pueden ver matorrales impenetrables entre la vía y el arroyo Manzores, ellos ven un futuro hogar más amplio que el actual, con más camas disponibles, y que incluya talleres y huertas.

Y otra vez, en silencio, ya exploran los caminos para empezar a darle forma a esa nueva obra.
El centro de la fiesta es una misa para agradecer
La Fundación Nuestros Cinco Panes vive a su manera, fiel a su estilo, el mes de su décimo aniversario.

Por aquello de que se celebra como se vive, las imágenes de una cena donde están quienes hoy asisten al Hogar Alberto Hurtado alcanzan para comprender cuál es la tónica de los festejos.

Momento culminante será la Misa de “acción de gracia”, de este sábado 17 de Julio, a las 19, en la Parroquia Inmaculada Concepción, con transmisión en vivo de la Fundación María de la Concordia.

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Fuente: El Entre Ríos

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