Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Calle América, hoy 12 de Abril
Calle América, hoy 12 de Abril
Calle América, hoy 12 de Abril
Este martes 12 de abril, la ciudad de Colón celebra su 159° aniversario.

“El debate parlamentario que se mantuvo para poder escoger el nombre para la naciente villa, pasó por varias opciones, entre las que se destacan “Villa San Justo” y “Villa Colón”, recuerda el Prof. Alejandro González Pavón.

Finalmente tuvo más peso la admiración por la figura de Cristóbal Colón, a quien consideraban héroe y conquistador del nuevo mundo.

El 7 de abril de 1863, desde Concepción del Uruguay, el Gral. Justo José de Urquiza dispuso que el acto de colocación de la piedra fundamental del edificio de la primera escuela, se realizaría el 12 de abril del mismo año (según se tiene conocimiento, este día era Domingo de Pascuas).

Convocados por El Entre Ríos, tres docentes, escritores e historiadores colonenses, relatan algunos llamativos acontecimientos de la historia de Colón.
Confinamiento en una isla y el baño al que no podían acercarse hombres
En su libro “Los hombres que gobernaron Colón. Biografías 1873-1966”, Lorena Muñoz recuerda la cuarentena de la epidemia de cólera y a partir de ella el confinamiento en la Isla San Francisco.

En enero de 1887 y ante la gravedad de la epidemia del cólera y la proliferación de otras enfermedades infectocontagiosas, el flamante Presidente Municipal de Colón, Policarpo de Elía (h), resolvió que “Habiéndose establecido el Lazareto en la isla de San Francisco y existiendo ya en él algunos cuarentenarios, en uso de las facultades conferidas por el HCD, el Jefe del Departamento Ejecutivo decreta: Art.1. Queda interrumpida toda comunicación con la Isla San Francisco. Art.2. Todo cuarentenario que evite la cuarentena y las personas que violen la incomunicación les será aplicada multa de $200. Art.3. La multa es extensiva a toda persona que oculte en su casa un cuarentenario huido”.

Los Lazaretos, inicialmente, eran lugares de confinamiento para aquellos que tenían la enfermedad de “Saint Lázaro”, es decir, para los leprosos; sin embargo, ante el advenimiento de otras epidemias contagiosas se utilizaron y crearon establecimientos para alojar a aquellos que debían guardar cuarentena. En 1886 y sobre todo en islas del Río de la Plata se establecieron estos sitios de confinamiento de acuerdo a lo estipulado por la Dirección Nacional de Lazaretos.


Otro tramo del libro habla de un particular decreto para “mantener las prudentes costumbres de esos tiempos”.

Era noviembre de 1899 y en vista de aproximarse la estación de baños, el Presidente Municipal de la ciudad de Colón, León Sardou, declaró en vigencia un decreto que fija la preocupación por mantener las prudentes costumbres de esos tiempos.

El decreto estipula “art.1º señálese como lugar de baño para señoras y niñas la parte de ribera comprendida entre las calles Uruguay (calera) y General Urquiza (fondo sud de la municipalidad). Art.2º Queda prohibido la aproximación de hombres a la parte de costa indicada desde las cinco de la tarde hasta las siete y media de la noche. Art.3º Señálase como lugar de baño para los hombres la parte de ribera que se extiende desde la calle Argentina (fondo sud de la quinta de Guzmán) hacia el sud. Art.4º El comisario municipal cuidará el cumplimiento de este decreto. Art.5º Solicítase en su caso el auxilio de la fuerza pública. Colón, 21 de enero de 1899. León Sardou, Presidente Municipal. Matías E. Berga, secretario. Publíquese y cúmplase. Departamento Ejecutivo, Colón, noviembre 10 de 1899.”

Otros decretos del presidente municipal, como aquel sobre el uso del disfraz en carnaval, reglamentan y vigilan las tradiciones locales manteniendo las normas para una convivencia fundada en la virtud de las conductas morales, fiel reflejo del ideario de la época.
Una plaza de toros en el centro de Colón
En 3 de Febrero casi esquina San Martín de Colón existió una plaza de toros, entre fines del siglo XIX y la primera década del siglo XX. Así lo cuenta Alejandro González Pavón.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Plaza de toros, en 3 de Febrero y San Martín Agrandar imagen
Plaza de toros, en 3 de Febrero y San Martín
Dicha plaza de toros fue el resultado del proceso de inmigración de origen español que se afincó en esta zona y que trajo consigo gran parte de su cultura, costumbre, comidas, vestimentas. Entre estas características culturales, estuvo la plaza de toros. Un espectáculo que se realizaba en fechas especiales para no solo para demostrar las destrezas de los toreros (que no eran muchos) quienes ingresaban a la plaza vestidos con sus atuendos típicos y elementos tradicionales como por ejemplo capa (capote o capote de brega), boina, estoque, entre otros), sino también para brindar una especie de espectáculo/ entretenimiento al público en general. Un ejemplo similar a este, pero de mayores dimensiones, se puede encontrar en Colonia Sacramento (R.O.U).
La plaza de toros en la ciudad de Colón estaba construida en base de ladrillos tradicionales que no solo elevaba un gran paredón de forma circular sino que también en la parte superior era cubierto con telas o curos que funcionaban como techo para dar sombra o resguardar de la lluvia.
Alejo Peyret, su oposición al Espiritismo y el Teatro Opera…
Un momento de nuestra historia registra el avance del espiritismo como corriente de pensamiento, generando entre los hombres de la época un acalorado debate. Así lo relata Walter Maidana:

Sabido es que mientras la incipiente organización de nuestra querida ciudad de Colón iba tomando forma, existían diferentes corrientes de pensamientos políticos, sociales y también espirituales.

Si bien es cierto en materia de religiones, tuvo mayor preponderancia el culto católico, también habían arribado a estas tierras inmigrantes de naciones donde profesaban el protestantismo; y más aún, si hablamos en un sentido amplio de “espiritual”, podríamos agregar los libre-pensadores (quienes rechazar todo dogmatismo, religioso o de cualquier otra clase), masones, y otras corrientes de pensamiento.

Por si fuera poco, podríamos agregar la presencia de Juan José Durandó y sus prácticas espiritistas en el Falansterio, pero en esta oportunidad nos referiremos a Don Alejo Peyret y su oposición a estas experiencias.

Esta sencilla y rápida descripción permite vislumbrar cómo era el clima de época en esta materia.

Alexis Pierre Louis Édouard Peyret, reconocido Primer Administrador de la Colonia y creador del Primer Registro Civil en 1873, renunció a su posición como director de estas colonias en marzo del año siguiente; trasladándose primero a Concepción del Uruguay hasta 1883, y después hacia Buenos Aires durante el gobierno de Julio Argentino Roca.

Imagínense, si acá en el pequeño territorio existían tantas corrientes de pensamiento, ¿cómo sería la variedad de ideologías en aquella gran urbe?

Para 1877 en Bs As. se había creado “Constancia”, primera sociedad espiritista del país, de la mano de Rafael Hernández (hermano del conocido autor del “Martín Fierro”), del profesor de idiomas Ángel Scharnichia; del hacendado Felipe Senillosa, entre otros integrantes que sumaban los 12 fundadores, y más tarde “…dirigida durante más de cuarenta años por quien se integraría luego, en 1879: Cosme Mariño, uno de los fundadores de La Prensa…”.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Revista espiritista de 1877 Agrandar imagen
Revista espiritista de 1877
Esta sociedad contaba con una Revista donde hacían propaganda de sus ideas que recibía su mismo nombre: “Constancia”; y llegaba a un gran número de intelectuales que fueron adhiriendo a estas ideas. Seguramente el interés por lo oculto despertaba mucha curiosidad en ese fin de siglo.

El auge de esta organización fue durante las décadas del ‘80 y ’90 a tal punto que se armaron tribunas de discusión para debatir la veracidad o no de estas prácticas.

Así fue que se hicieron famosos los “duelos oratorios”, donde figuras como el profesor Alejo Peyret y el Doctor Puigari atacaban al Espiritismo en Argentina, lo que devino en los pedidos a réplica de los afectados. Aquí brevemente la crónica de los hechos:

“…El Dr. Miguel Puiggari era profesor de química de la Universidad de Buenos Aires y decano de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas. En 1881 salió a la palestra para tratar de aclarar “qué era lo que había de verdad en el espiritismo”, todo ello despertó gran interés y fue publicado en los más importantes periódicos. …”.

“…En combinación, Mariño y Hernández solicitaron a Puiggari la cesión del salón para realizar una conferencia rebatiendo los conceptos expuestos. Así fue como se hizo la “Conferencia de la réplica”, famosa por sus implicancias, reunió una mayor cantidad de oyentes ilustres, entre quienes se encontraban: los jóvenes estudiosos y famosos más tarde, como Pedro N. Arata y José M. Ramos Mejía; el Dr. Nicolás Avellaneda; el General Julio A. Roca, en el momento presidente de la República; el Dr. Eduardo Wilde y miembros integrantes del Poder Ejecutivo Nacional…”.

“…Hernández se presentó con “aire resuelto y confiado”, a decir de Don Cosme Mariño. … Si bien algunos jóvenes positivistas que consideraban al Espiritismo como una “superchería de hombres incultos o ingenuos”, habían asistido con la intención de crear un escándalo, la habilidad dialéctica de Hernández cambió el panorama, haciendo amena e interesante la conferencia, intercalándola con frases ingeniosas que llegaban a provocar risas y aplausos espontáneos….”.

Así será que el Presidente Julio Argentino Roca -quien había sido egresado del Colegio Nacional del Concepción del Uruguay-, le encarga al profesor Peyret que refutara ese movimiento, lo cual realiza con gran elocuencia. Al finalizar la exposición Don Cosme Mariño y Rafael Hernández le solicitan a Peyret, rebatir sus argumentos.

Teatro Ópera:

“…Les prestaron para tal fin el teatro Ópera, y durante los preparativos les avisaron que un grupo de jóvenes del club El Progreso se estaban preparando para echarles a perder la velada, Hernández cuando se enteró dijo: “ya estoy prevenido y le aseguro que los que quieran impedirme el uso de la palabra, no van a salir del teatro sin que se lleven una buena lección”. El acto tuvo lugar el 30 de Octubre de 1885, en la platea se hallaban el profesor Peyret y gran número de profesores universitarios, entre ellos el Dr. Puiggari.

Hernández inició una larga exposición, poblada de complejísimos datos, perfectamente desarrollados que supo matizar para no cansar al auditorio, con ocurrencias oportunas, irónicas unas veces para sus oponentes, graciosas otras. Aprovechando una ola de aplausos que brindó la concurrencia, el grupo perturbador acometió con una serie de silbidos. Hernández no se perturbó y enfrentó al grupo, señalándolos y censurándolos con firmeza, al punto que se levantaron algunas personas pidiendo al orador que prosiguiera, pues ellos no iban a permitir que se malograra una exposición que estaban muy interesados en escuchar. Los agitadores se silenciaron y el profesor Peyret se retiró con fútiles excusas.

Posteriormente los opositores del Espiritismo resolvieron no volver a ocuparse del asunto, reconociendo que ello servía de propaganda favorable a los que ellos querían derrotar…”.

Dejando a un lado la actividad paranormal que atravesó el espiritismo trasversalmente, el movimiento espiritista resulta de gran interés para entender el sistema de creencias del siglo XIX, en el que las distintas culturas se mezclaron y compartieron márgenes de actuación, desplegando un amplísimo abanico social y político.

Curiosidades de una época que se mostraba convulsionada y apasionada por tantos cambios; y aunque estos hechos se suceden en Buenos Aires, deja a las claras por un lado el nivel intelectual que tuvieron algunos hombres que actuaron en nuestra fundación de Colón; el poder político que tuvo en aquellos años nuestra zona y el que después trasladaron de alguna manera a la escena nacional.
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario