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Bote en una de las audiencias
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Alexis Pais, alias "Bote", un muchacho de escasos recursos, de pelo negro chuzo y piel marrón, desgarbado, que a la hora de intentar expresarse apenas si consigue balbucear palabras y armar frases coherentes, se volvió un personaje público en Concordia, especialmente durante el año 2017.

Su nombre llegó a los titulares de los diarios no sólo por considerárselo autor de numerosos delitos sino también por gambetear a la policía y también al mismísimo Poder Judicial, alternando incontables ingresos a la cárcel con otros tantos egresos, después de los cuales -lejos de recapacitar- volvía una y otra vez a las andanzas. Como si no supiera hacer otra cosa que robar.

Pero sus peripecias delictivas parecen haber terminado. El pasado 15 de junio "Bote" encalló. Aceptó su culpabilidad, firmó el juicio abreviado y se encamina a recibir una condena de 7 años de prisión efectiva por una secuencia de delitos que incluye un robo calificado, amenazas y un par de robos más. Los vecinos a los que solía visitar seguido seguramente respirarán aliviados.

En su momento, la figura de Alexis Pais quedó en el medio de una grave disputa entre la Policía de Concordia y los Tribunales, luego de que dos efectivos de la Comisaría Tercera fueran acusados de haber presuntamente "armado una causa" para atrapar a "Bote", apelando a pruebas plantadas y a testigos "falsos". Tiempo después, también "Bote" logró suscitar cortocircuitos entre diferentes estamentos de los Tribunales. En especial, cuando el Juez de Garantías Walter Carballo lo dejó en libertad en diciembre de 2017, esgrimiendo como argumento que desde fiscalía se había incurrido en una presunta mora para llamarlo a indagatoria. Pero el Fiscal José Arias apeló la decisión de Carballo ante el Juez Aníbal Lafourcade, quien ordenó que "Bote" volviera a prisión preventiva. Pero todo esto ya es historia, porque el viernes último el joven ladrón -que sigue entre rejas- se asumió culpable y firmó "el abreviado" por lo que, sentencia mediante, tendrá que permanecer siete años en la UP3, según confirmó el Fiscal José Arias, en diálogo con El Entre Ríos.
La "suerte" dispar de Bote, las hermanas Lauría y Julio Larrocca
- Un reincidente y marginal ladrón de celulares y objetos varios: Alexis "Bote" Pais.

- Tres hermanas de clase media condenadas por una estafa a un estudio contable y a varias empresas conocidas de Concordia: María Silvana, María Marcela y Yamina María Lauría.

- Un reconocido dirigente y abogado condenado en primera instancia por el reparto de terrenos fiscales a precios viles en Puerto Yeruá, hecho al que la Justicia no dudó en considerar peculado y fraude a la administración pública: Julio César Larrocca.

Tres casos disímiles. Tres delitos distintos. Se dirá, y con razón, que las leyes -en las que deben basar los jueces sus decisiones- prevén penas diferentes para cada caso.

Admitiendo tal cosa, no es menos cierto que salta a la vista que el paso por el banquillo de los acusados de los tribunales entrerrianos condujo a todos ellos a situaciones que poco se parecen. Veamos:

1) "Bote", el ladronzuelo de escasa o nula formación, de origen muy pobre, que atravesó una línea complicada al usar armas para robar y también amenazar a sus víctimas, está preso en la superpoblada Unidad Penal N° 3. Su suerte quedó sellada desde el momento mismo en que ya no sólo avanzó sobre la propiedad privada sino que además puso en riesgo la vida de otros.

2) Las hermanas Lauría, que estafaron al Estudio Contable Marsó y Asociados y a varios de sus clientes por sumas sin dudas muy superiores a los robos de "Bote", lograron zafar de la prisión a la que habían sido condenadas en primera instancia gracias al fallo de Casación Penal.

Aníbal Lafourcade, quien siendo fiscal le tocó investigar la estafa de las "hermanas Lauría", en un fogoso alegato en el que pidió que fueran enviadas a la cárcel, planteó que de una vez por todas había que terminar con el "paradigma" de que la Justicia sólo es rigurosa con los pobres que "roban gallinas" mientras se muestra blanda con los delincuentes de guantes blancos. Su percepción fue compartida por los magistrados de primera instancia Carbonell, Barbagelata y Garrera Allende, que no dudaron en condenar a las Lauría a prisión efectiva. Pero no pasó lo mismo con la Cámara de Casación, donde la Doctora Marcela Davite se mostró preocupada porque el Estado cumpla con su obligación de "evitar" a las tres mujeres "los efectos perniciosos del encierro", además de considerar un atenuante que las condenadas no tenían antecedentes penales. Conclusión: las Lauría zafaron de la cárcel. 3) Por último, Julio César Larrocca, el dirigente de AFA a quien las fotos muestran gozando en Rusia del Mundial de Fútbol 2018, fue condenado en primera instancia a 5 años de prisión efectiva por considerárselo responsable de peculado y fraude a la administración pública, tras el reparto a precios ridículos de costosos lotes en Puerto Yeruá, uno de los cuales quedó en poder de su hijo. Pero la pena no está firme sino en suspenso luego de que Larrocca apelara ante Casación, buscando como objetivo de máxima que se lo declare inocente y de mínima una rebaja de la condena para que jamás pise la Unidad Penal y no comparta la celda con "Bote". La causa tiene final abierto y, por el momento, mientras no haya condena firme, rige para Larrocca el principio de presunción de inocencia.

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Larrocca apeló la condena y se fue a Rusia junto al Agrandar imagen
Larrocca apeló la condena y se fue a Rusia junto al "Chiqui" Tapia
El robo de los terrenos de Puerto Yeruá fue -según surge de lo investigado por la Justicia- llevado a cabo por personas formadas, varios de ellos profesionales y con responsabilidades públicas, y, si se suman los precios de mercado de todos los lotes, el total es aún más relevante que la estafa de las Lauría e infinitamente mayor que la colección de celulares y objetos de toda especie robados por "Bote" Pais en sus incursiones en las viviendas de sus vecinos.

Tal vez en el voto de la Doctora Marcela Davite, que rebajó la pena de las hermanas Lauría salvándolas de ir a prisión, esté resumida la justificación para que la vara aplicada varíe tanto de un caso a otro.

Escribió Davite: "los delitos fueron cometidos (por las Lauría) contra el bien jurídico propiedad, que no encabeza la escala de valores plasmada en el ordenamiento jurídico conforme la jerarquía que establece el Código Penal respecto a los bienes personales (vida, integridad física, honor, integridad sexual, estado civil, libertad, propiedad); y que, en la concreta forma de ataque a este bien jurídico, el delito se llevó a cabo del modo menos agresivo, por cuanto no se utilizó como medio violencia, fuerza, ni intimidación".

Aún a riesgo de incurrir en una interpretación que podrá ser tildada de ligera y falta de basamento jurídico, la fundamentación de la magistrada de la Cámara de Casación Penal parece premiar al que roba pero de manera refinada, astuta, con guantes blancos, cuidándose de no recurrir a prácticas que conlleven "violencia, fuerza, ni intimidación".

En otras palabras, el mensaje parece ser: si eres estafador y te atrapan por primera vez, puedes estar seguro de que no irás a cárcel si fuiste suficientemente vivo en los métodos que usaste aunque hayas acaparado cifras millonarias y sin que importe -como en el caso de Puerto Yeruá- que al dinero lo hayas sustraído de las arcas del Estado, desviándolo de su destino de bien común: escuelas, hospitales, seguridad, etc.

¿Es constitucional un mensaje así? ¿Qué rebuscados argumentos hace falta esgrimir para compatibilizar el voto de Davite -al que adhirió la doctora Marcela Badano- con el Artículo 16 de la Constitución Nacional, allí donde expresa: "Todos sus habitantes son iguales ante la ley"? ¿Son realmente iguales ante la ley -como manda la Carta Magna- los Bote que saturan las cárceles entrerrianas, y las Lauría y los Larrocca que ni por asomo irán alguna vez presos?

“La justicia es como la serpiente, solo muerde a los descalzos” diría el uruguayo Eduardo Galeano, con ese modo tan simple y provocador de resumir cuestiones complejas.

Otro uruguayo, Alfredo Zitarrosa, terciaría en el debate con estos versos:

Siempre había oído mentar
que ante la ley era yo,
igual a todo mortal.
Pero hay su dificultad
en cuanto a su ejecución.

Roba un gaucho unas espuelas,
o quitó algún mancarrón;
lo prenden, me lo enchalecan,
y de malo y salteador,
lo tratan y hasta el presidio
lo mandan con calzador.

Vamos pues a un señorón:
Tiene una causalidad;
ya se ve, se remedió,
un descuido
que a cualquiera le sucede,
sí señor.

Al principio mucha bulla,
embargos, causa, prisión;
van y vienen, van y vienen,
secretos, admiración.

¿Qué declara? Que es mentira,
que él es un hombre de honor.
¿Y la mosca? No se sabe,
el Estado la perdió;
el preso sale a la calle
y se acabó la función.

Y esto se llama igualdad,
¡la perra que los tiró!
Porque siempre oí mentar
que ante la ley era yo,
igual a todo mortal.
Pero hay su dificultad
en cuanto a su ejecución.
Fuente: El Entre Ríos

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