Mientras desde los distintos organismos gubernamentales envían los partes que señalan en qué altura está el río y cuántos son los evacuados, los vecinos cercanos a la zona de costanera se las ingenian para sobrellevar el momento.
Una postal que se repite es la de los grupos de vecinos reunidos en las esquinas, observando como avanzan las aguas se paran a charlar y debatir acerca de cómo ayudarse, qué hacer, saber a qué altura llega a cada casa y turnarse para ir "cuidando" sus casas en los distintos horarios del día. Además no dudan en colaborar unos con otros en la mudanza de cada uno, y despedirse al terminar.
En la zona del barrio Puerto, sobre las vías, los vecinos utilizan año a año un vagón en desuso. Allí se queda un grupo durante la mañana hasta el mediodía, otros a la tarde, algunos hacen las veces de serenos en el turno noche; y no faltan quienes prácticamente hacen de ese lugar "su vivienda" durante el tiempo en que el río esté dentro de las casas.
El arraigo
La postura de quienes llevan toda una vida en ese lugar es la misma, no ven siquiera cercana la posibilidad de anotarse en alguna de las listas que los lleve a obtener una casa lejos de ese lugar: "es que somos de acá, nosotros estamos acostumbrados" dijo una vecina, y agregó: "yo llevo toda una vida acá, si me sacan de este lugar probablemente me muero".
La mujer también me mostró su casa al tiempo en que me explicaba por qué no se iría del lugar: "mirá, si la ves está en muy buenas condiciones porque la pintamos hace poco, es una casa grande y yo tengo una gran familia a la que le gusta reunirse acá. Además me queda cerca el centro para ir a pagar mis cuentas y la costanera para pasear", y expresó: "yo no me voy a ir de acá aunque me ofrezcan mansiones, este es mi lugar y probablemente acá termine mis días".
El vecino coincide con quienes viven a la vuelta de su casa: " nosotros no nos iríamos de acá, vivimos toda la vida en este lugar y sabemos bien que pueden pasar estas cosas. Yo no me imagino viviendo en otro lado, así como nosotros vemos crecer el río sabemos que baja y que la vida vuelve a la normalidad". Entre risas, el vecino agregó: "si te fijás bien, la mayoría de las casas tiene planta alta o entrepiso y aguantamos ahí hasta que el río lo decida".
"No quiero vivir más esto"
Olga es vecina de la zona de Catamarca y Colón. En la mañana de este viernes algunos vecinos estaban mudándose y otros se reunían en la esquina y colaboraban a cortar el tránsito.
La mujer se acercó y contó a elentrerios.com: "está subiendo muy rápido, hoy a la mañana estaba en la mitad de cuadras y ahora llegó a la esquina. A mí me llega en los 14.10 m. y me voy hoy porque no espero que me entre a la casa". "El año pasado me fui cuando ya había entrado el agua y no quiero que me pase otra vez porque fue horrible", dijo mientras recordaba la última creciente.
Sobre su situación, comentó: "antes me iba a refugios pero ahora me voy a la casa de una de mis hijas, antes cuando ellos vivían con nosotros éramos más pero ahora ya está".
Para finalizar, la mujer contó cómo se siente cada vez que le toca vivir este momento: "es feo y me pone muy mal, porque uno va arreglando su casa y al menos una vez al año se rompe; eso a mí me pone realmente muy triste. Pero ya conozco acá y se cuando irme, los años de vivir en el barrio te hacen ver eso, así que cuando va subiendo yo ya se sí me toca irme o no".
El "turismo" del momento
Analía también es vecina de Catamarca y Colón, ella estaba esperando que el río llegara a esa esquina mientras charlaba con los vecinos. La mujer estaba enojada porque la gente se acerca a observar la situación que, según describía, no estaba demasiado controlada: "acá es un desastre, vienen todos los chusmos (sic) que pasan a mirar y no viene ni la policía ni tránsito a controlar la situación. Están saliendo los camiones y no se produjo un choque porque nosotros estamos tratando de que no haya algún accidente, pero no podemos estar desesperados juntando las cosas y también controlando el tránsito".
Vanessa vive en la misma zona y es una de las vecinas que vivía una situación particular con su traslado: "todavía no tenemos lugar, pero no queremos ir a un centro de evacuados porque tengo asma" explicó y contó: "está muy complicado el tema de los alquileres porque recién averigüé y me quieren cobrar 13 mil pesos por dos meses, les decimos que somos evacuados y nos dicen 'ah no, si son evacuados no podemos alquilar tampoco´".
Mientras ellos viven este momento nuevamente, en otros sectores de la ciudad no piensan en hacer turismo pero sí en ayudarlos. Es así que varios grupos han decidido acercarse a colaborar con el esfuerzo para trasladar muebles, otros están haciendo colectas de productos de limpieza para cuando les toque volver y en otras publicaciones en redes sociales los propios concordienses se ofrecen para ir a cocinar en los refugios o hacer actividades artísticas. Esa también es la otra cara de las crecientes, las movidas solidarias y actividades varias que salen de los vecinos que no se quedan mirando desde afuera.
