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Mientras avanza la Investigación Penal Preparatoria por el crimen de Lucía Torres Mansilla, la mujer trans que fue hallada sin vida en el interior de su vivienda en Paraná, prorrogaron la prisión domiciliaria para el menor detenido como principal sospechoso. Allegados a la víctima declararon sobre chats.
Nuevos testigos
Según se pudo conocer, la acusación cuenta con varias evidencias científicas contundentes y también declaraciones testimoniales como el núcleo de las pruebas, pero aún restan determinarse algunas cuestiones periféricas o circunstanciales del crimen ocurrido alrededor de la madrugada del 17 de julio, en la vivienda de calle Ameghino 59 de la capital provincial.

Es por eso que en los últimos días tres testigos fueron citados a declarar. Una de ellas es una mujer que ya ha brindado su testimonio, pero fue necesaria su nueva comparecencia en el despacho de la Unidad Fiscal de Niños y Adolescentes de Paraná, a cargo de Sandra Terreno, para aclarar algunos puntos confusos, principalmente en relación a las conversaciones virtuales halladas en las redes sociales de la víctima.

En este sentido, se informó que la mujer debió interpretar los diálogos encontrados en esos chats, lo cual permitiría reforzar la hipótesis central de la Fiscalía.

Declararon, además, otras dos personas que hasta ahora no habían prestado testimonio, por lo que se incorporaron como nuevas pruebas al legajo.
Prisión preventiva
En una audiencia realizada la semana pasada en los Tribunales de Paraná se revisó la medida cautelar que pesa sobre el adolescente de 16 años, imputado por el homicidio.

En esa instancia, la fiscal Terreno y el querellante que representa a la familia de la víctima, Patricio Cozzi, solicitaron a la jueza de Garantías Nº 6 Elisa Zilli la prórroga de la prisión preventiva que cumple el menor, en carácter de arresto domiciliario.

La magistrada accedió, por lo que la cautelar fue prorrogada por 30 días más, bajo las premisas de proteger la investigación y el riesgo de fuga del acusado. Principalmente lo primero, ya que luego de la detención del menor hubo algunos episodios denunciados en los que posibles testigos o allegados a la víctima resultaron amedrentados.
Huellas halladas en la escena del crimen
Hay dos huellas que comprometen al imputado, al menos en su presencia en la escena del crimen. Una es una marca dactilar del joven que es compatible con la huella que fue levantada de un paquete de cigarrillos vacío y abollado que se encontró en la casa de la víctima.

Otra es la suela de una zapatilla secuestrada al adolescente, compatible con una huella de calzado con sangre hallada en la escena del crimen. Por esto, hay altas sospechas de que el chico no solo estuvo en la casa, sino que estuvo con la víctima ya fallecida, pisó la sangre y dejó así el rastro.

Resta aún obtener el resultado de la prueba de ADN que se solicitó a partir de una prenda de vestir que tenía manchas que podrían ser de sangre secuestrada en la casa del sospechoso.
Fuente: UNO Entre Ríos

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