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“Messi, claro que quiero que ganes la Copa del Mundo”, es el título de la columna que publicó Ignacio Chans para “El Observador” de Montevideo este martes, apenas un rato después de que Argentina le ganó 3 a 0 a Croacia y clasificó a la final del Mundial de Qatar 2022.

“A diferencia de lo que digan muchos de mis compatriotas, se lo merecen como país. Y porque sería justicia poética contigo, el genio que se supo transformar en líder”, sostuvo de inicio sabiendo que escribió líneas que no logrará consenso total entre los suyos. Uruguay es, en términos futboleros, unos de los clásicos rivales de Argentina (desde la final del Mundial de 1930 o incluso antes).

A continuación, El Entre Ríos transcribe el artículo completo:

Lio, a veces la aburrís. Toda la emoción que tuvo el partido ante Holanda (en realidad, los últimos 15 minutos del partido y el alargue) no la tuvo esta semifinal ante Croacia. Fue tal la paliza futbolística que el partido navegó como un típico partido de octavos de final de Champions: lo mirás, decís qué golazo, pero las palpitaciones, aun de los que hinchan en contra, no superaron los 90 por minuto.

Y es tu culpa Messi. Porque estás jugando como cuando tenías 25 años. O aún mejor: con ese pique corto que te hacía meter de a 100 goles por temporada en Barcelona, que deja parado aún a los laterales más rápidos, porque además, lo acompañás de un absurdo control en velocidad, que a la mayoría de los mortales le provocaría un nudo en las piernas de solo intentarlo. Te preparaste seis meses para esta, tu última oportunidad para que los Dioses del fútbol hagan justicia contigo, y lo estás mostrando.

Pero además salís a presionar, te mostrás por toda la cancha. Liderás a un equipo que primero esperó en campo propio, que intentó presionar, pero que cuando tuvo la pelota fue letal.

En el Mundial donde algunos grandes fallaron penales, ni pestañeaste para patear como lo hacen los que saben: fuerte, arriba, inatajable para el arquero.

Este Argentina es uruguayo, ¿cómo no vas a hinchar por ellos?

No fue necesario que metieras uno de esos pases absurdos como el del primer contra Holanda, cuando sin mirar lo dejaste de cara al gol a Nahuel Molina. Ni que salieras a pelearte con holandeses cuando la cosa se complicó y había que mostrar personalidad.

Ya lo dije: hay algo muy uruguayo en este equipo de Argentina: la unión, el compañerismo, el sacrificio, el no rendirse nunca. El dejar la vida por su líder futbolístico. Pero sobre todo, ese sentimiento de que el todo es mucho más que la suma de sus partes. Y que no siempre pasó con Argentina. Es más: quizás esta selección de Scaloni sea el que tenga menos figuras de los últimos Mundiales. Seguro tiene mucho menos figuras que el de 2002, o el de 2006 o 2010. Pero este equipo es más equipo, en el literal y completo sentido de la palabra.

Hoy me la hiciste difícil para compararte con Uruguay, porque no recuerdo no haber sufrido con un partido de la celeste. Tal demostración de fútbol es de un equipo tocado por la varita mágica, elegido para algo especial, que no quiero nombrar, pero que está ahí cerca.

Falta un partido. Y aunque muchos de mis compatriotas van a vestirse de franceses, o de marroquíes el domingo, somos muchos los que vamos a alentar por vos y por tu equipo de guerreros capaces de magistrales espectáculos futbolísticos.

Claro que hincho por Argentina.

Porque sí, los uruguayos los criticamos mucho. Y aunque tu país tienen mucho que no funciona, aunque tus compatriotas sufren una crisis económica tras otra, y tienen una grieta política horrible e imposible de solucionar, que acá lamentablemente empieza a asomar, tienen virtudes que me encantaría que nuestro país tuviera. Sobre todo, la pasión que le dedican a casi todo, y que los hace brillar. Su caos, que los hace inentendibles para buena parte del mundo, pero que es capaz de generar genios en el arte, en la ciencia, en el fútbol.

Lo escribí en 2014, en aquella final que te escapó por un maldito gol de Mario Götze: claro que voy a hinchar por vos en la final. Por mis primos que viven allá, por mis amigos. Por tu amigo Luis Suárez, que está feliz de verte brillar.

Y porque a diferencia de lo que digan muchos de mis compatriotas, se lo merecen como país. Porque si se unieran como vos unís a tu equipo, serían imparables.

Pero sobre todo, porque sería justicia poética contigo, el genio que se supo transformar en líder.
Fuente: El Observador de Montevideo.

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