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Una parte de la propiedad fue donada a comienzos del 1900 por una tradicional familia de la Colonia San Bonifacio. A comienzo de 1990, un empresario donó otra media hectárea, pero como se suicidó tiempo más tarde, nadie hizo la documentación. La semana pasada el municipio firmó la escritura del terreno donde se comenzó a sepultar difuntos a partir de 1930.

La historia -plagada de informalidades- ya es bastante común en la localidad. Hace un tiempo apareció el dueño de la plaza. Hubo que comprar el terreno. Después el dueño de una calle. Hubo que hacer un desvío en la traza de ese camino porque estaba dentro de una propiedad privada.

Finalmente, luego de 88 años, el municipio accedió a contar con los títulos de propiedad del cementerio que funciona como tal desde 1930. Descansan allí desde los primeros pobladores, hasta los inmigrantes que hicieron grande esa zona.

Una historia de donaciones de palabra que en los papeles no existía.
La historia
Todo comenzó alrededor de 1930, cuando la familia Rombolá, dueña de una propiedad de 207 hectáreas en la Colonia San Bonifacio, decidió donar una parcela de media hectárea para que se comience a utilizar como cementerio, ya que hasta ese entonces se sepultaba a los difuntos en Los Charrúas o en Concordia. Obviamente, como no existía un municipio, nadie hizo documentación.

En 1982 la familia Rombolá vendió la propiedad, ubicada a 5 km de La Criolla, a un empresario santafesino de apellido Artigas para la explotación de cítricos. Años más tarde, a comienzo de los 90, Artigas donó -también de palabra- otra media hectárea para agrandar el cementerio. Nadie alcanzó a hacer la documentación porque el hombre se suicidó. Por lo que todo siguió en la informalidad.

A comienzos de 2004, los herederos vendieron la tierra a un empresario forestal que plantó con eucaliptos la propiedad y que dejó previsto esa parcela, donde ya funcionaba el cementerio.
El cementerio es de La Criolla
Esta última semana, y luego de varias gestiones llevadas adelante por el municipio de La Criolla, (hace unos años el Concejo Deliberante aceptó la donación) se logró escriturar algo más de 1 hectárea que se desglosó de las 207 originales y que conforman el actual cementerio del pueblo.

Lo que aquí contamos no es más que un detalle de las informalidades de la época, que sumadas a algunas desgracias, hicieron hasta la actualidad que el cementerio no exista en los papeles, sino que formara parte de una forestación.

Luego de firmar la documentación en una escribanía de Concordia, las autoridades municipales de La Criolla manifestaron su beneplácito ya que esto representa un importante ordenamiento administrativo.

Hoy el cementerio existe como bien del municipio y propiedad de todos los habitantes del pueblo.
Fuente: La Región Digital

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