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Por estos días “El último baile” es tendencia mundial en la plataforma Netflix. La serie- documental narra y recorre con material -en muchos casos inédito- la época dorada de los Chicago Bulls con el foco puesto en su gran figura Michael Jordan, para muchos el mejor jugador de básquet de la historia, que en diez capítulos hace un repaso desde sus inicios en la NBA en 1984 hasta su retiro definitivo de los Bulls en 1998 –del básquet fue en 2003, jugando para Washington-, luego de obtener el sexto de sus anillos: 1991, 1992, 1993, 1996, 1997 y 1998. Por contemporaneidad, podemos afirmar que Atenas de Córdoba fue el Chicago Bulls argentino, ya que dominó a gusto y placere la Liga Nacional, y también el plano sudamericano, durante la década del ’90 siendo campeón de la LNB 1990, 1992, 1998 y 1999, de la Copa de Campeones 1998 y 1999, del Sudamericano 1993 y 1994, del Panamericano 1996 y de la Liga Sudamericana 1997 y 1998.
Aquel torneo en 1997
Esos dos semejantes equipos estuvieron a punto de enfrentarse en una oportunidad. Sucedió en Francia en el año 1997 y el hilo conductor de los Chicago de MJ, Scottie Pippen y Dennis Rodmann y el Griego de Marcelo Milanesio, Pichi Campana y Diego Osella fue el Championship FIBA- NBA (una especie de Mundial de Clubes) “Open Mc Donald’s” que se disputó, con carácter amistoso, entre 1987 y 1999. Vale agregar que esos tres pilares de Atenas se habían dado el gusto de enfrentar a Jordan y Pippen en el Preolímpico de Portland 1992, donde Argentina perdió 128-87 con el Dream Team de Estados Unidos.

Lógicamente los Bulls fueron campeones y el centro de atracción de una competencia de la que también participaron, además de Atenas, el Benetton Treviso de Italia, Olympiacos de Grecia, Barcelona de España y el anfitrión Racing de París.

El torneo, que se disputó entre el 16 y el 18 de octubre de 1997, comenzó con una instancia clasificatoria a semifinales, donde esperaban los Bulls y Olympiacos, el campeón europeo, y Atenas dio la nota eliminando al Benetton Treviso tras vencerlo por 87-78 y se erigió como rival de los griegos. El Racing local hizo lo propio (97-84) ante Barcelona y se transformó en rival de Chicago.

El partido frente a Olympiacos significaba un gran desafío de los dirigidos por Rubén Magnano, porque no solamente estaba el pase a la definición del prestigioso certamen, sino también la posibilidad única de medirse frente a los míticos Bulls, el año antes de que terminaran de convertirse en leyenda consiguiendo su segundo tricampeonato NBA.

Sin embargo ese partido no se pudo disputar porque en la última bola, con un agónico triple, el campeón europeo venció por 89-86 a Atenas y lo dejó con esa espina clavada de por vida. Al día siguiente los cordobeses se repusieron y vencieron en el match por el 3° puesto al PSG Racing por 88-78, mientras que los Bulls batieron 104-78 a Olympiacos y se proclamaron campeones, tras haber transpirado más de la cuenta (89-82) en el juego ante PSG Racing en semifinales.
Atenas en el McDonald de 1997
Oberto, en el Mejor Quinteto
Aquella participación de Atenas, en la que Fabricio Oberto fue la gran revelación e integró el Mejor Quinteto, fue la única de un argentino en la prestigiosa cita parisina y para muchos de los protagonistas ese tercer puesto significó un hecho histórico y comparable con cualquiera de sus títulos locales y continentales, ya que fue una ratificación que ese equipo estaba a la altura de cualquier rival europeo, en una época en la que se empezaba a forjar la Generación Dorada.
Palladino: “Un antes y un después”
Ese histórico Atenas contaba en su plantel con el uruguayense Leandro “Torito” Palladino, por aquel entonces con 21 años, que jugó en el club entre 1994 y 2000, antes de iniciar su periplo europeo y en la Generación Dorada.

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Los dos jóvenes destacados: el cordobés Oberto y el entrerriano Palladino. Agrandar imagen
Los dos jóvenes destacados: el cordobés Oberto y el entrerriano Palladino.
"Ese torneo McDonald's no solo para Atenas sino para todo el básquet argentino marcó un antes y después. Estuvimos a segundos de jugar contra Chicago Bulls, creo que fue una bisagra para que los distintos países depositen sus ojos en el básquet argentino. Después vendría la Generación Dorada", comentó Palladino recordando el acontecimiento.

“Sabíamos que era muy difícil tener la posibilidad de sacarse una foto con Jordan, entonces en la cena de inauguración del torneo, en la cual estaban los planteles de todos los equipos, en un momento se dirigió al baño acompañado por toda su seguridad y ahí aprovechamos con todos mis compañeros de Atenas y nos paramos a cruzarlo. Cuando salió Jordan los de seguridad bloqueaban el paso, pero en un momento nos dejó acercarnos y nos colgamos de él para tomar la foto. Esa es la historia de mi cruce con Jordan”, contó el uruguayense.
Fuente: El Entre Ríos.

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