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El 12 de septiembre de 2012, el Gobierno rubricó con la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) y la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica (Amet) un acuerdo paritario que estableció las condiciones para el traslado de docentes y alumnos en unidades de transporte habilitadas, ya sean terrestres o fluviales.
De las nuevas en 2013 a los gurises sin clases en 2019
Entonces, José Laurito era el ministro de Educación, y Guillermo Smaldone, ministro de Trabajo, y al frente del Consejo General de Educación (CGE) estaba Claudia Vallori.

Las lanchas que debían transportar a alumnos y docentes debían estar inspeccionadas por Prefectura, poseer asiento ergonómico para el conductor, contar con un sistema de aislación que evite la contaminación sonora, poseer dos extintores de incendio, y, entre otras obligaciones, el Estado se comprometió a incorporar durante el ciclo lectivo 2013 dos lanchas nuevas. Fue la última incorporación.

El resto de la flota, que data de la década de 1960, está en malas condiciones, y una de las lanchas, que traslada a los estudiantes de la Escuela N° 14 “Fray Mocho”, de Arroyo Santos Grandes, fue inhabilitada por Prefectura. No es la única lancha inactiva: tampoco funciona la que está destinada a la Escuela N° 5 “Martín Miguel de Güemes”, de Arroyo Brazo Chico.

La consecuencia inmediata: los chicos están sin clase. Y los que van, lo hacen en botes puestos por sus padres, que pagan el combustible y los trasladan como pueden. A veces, sin ningún reparo contra el frío.
Lanchas con más de medio siglo de vida
Abel Antivero, secretario general de la seccional Islas de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), descubre un dato: en el departamento Islas hay 11 lanchas destinadas al transporte de docentes y alumnos; de esas 11, 7 datan de principios de la década de 1960.

“El tema de las lanchas es un problema sin solución. En realidad, la solución sería que el Gobierno se preocupe y entienda que la flota que hay hoy ha caducado, ha colapsado, y que hay que renovar las lanchas”, dice el dirigente sindical.

La falta de dos lanchas hoy está siendo suplida con el esfuerzo de los padres, que ponen sus botes (sin medidas de seguridad ni resguardo del frío para los chicos) para que las clases no se suspendan de forma completa. “Pero eso implica un costo para las familias. Y frente a esto el Estado está ausente”, asevera.
Fuente: Entre Ríos Ahora.

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