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Luego de las tres denuncias radicadas contra un ginecólogo obstetra oriundo de Concordia por exhibir un arma en la guardia del Hospital Centenario de Gualeguaychú, se sumaron más testimonios estremecedores de pacientes. Nancy Schwindt es mamá de Laura Visconti, quien terminó en terapia intensiva tras una cesárea. “Le dejó el útero abierto y mi hija casi se muere”, relató a la periodista Mónica Farabello, de AHORA ElDía.

La nota publicada por el diario de Gualeguaychú este domingo aclara que “por razones judiciales el profesional no será nombrado hasta que sea formalmente imputado por Fiscalía”.

En efecto, las sucesivas denuncias periodísticas que se han difundido han tenido todas la misma característica: no revelan la identidad del denunciado.
La historia de Laura y su beba Ámbar
En julio de 2018 la familia de Laura Visconti de 20 años celebraba la pronta llegada de Ámbar. Hicieron un baby shower donde hubo buenos deseos y regalitos para la niña que venía en camino. Nadie podía sospechar que todo iba a terminar de la peor manera.

Laura se realizaba todos sus controles en el Hospitalito Baggio y todo se desarrollaba con absoluta normalidad. Cuando el embarazo llegó a término con más de 41 semanas fueron al Hospital Centenario. Ahí decidieron internarla para comenzar a inducir el parto.

Nancy Schwindt, la mamá de Laura conversó con AHORA ElDía y recordó que el 22 de agosto le hacen el goteo a su hija y la bebé no bajaba: “Estuvo desde las 8 de la mañana y así pasaron 13 horas, cuando llega el cambio de guardia y entra el médico denunciado”.

“Dejen todo que mañana arrancamos”, fue la orden que dio el obstetra ahora denunciado por amenazas y portación de armas, desconociendo que la paciente llevaba 13 horas sin comer y sin descanso; con un embarazo a término.

Finalmente, a la madrugada todo se desencadenó en una urgencia, corridas y miedo. “Me llamó mi yerno a los gritos diciéndome que Laura no daba más, que estaba vomitando y sin fuerzas. Salí corriendo de nuevo para el Hospital y cuando llego veo que todos corrían alterados. Cuando lo encuentro al médico me dice: ‘yo la reviso y te aviso, pero vamos a hacerle una cesárea de urgencia’. Yo le pregunté por qué de urgencia si habíamos estado ahí todo el día y me contesta: bueno, bueno, vamos a quirófano”, recordó Nancy.

Tiempo después, salen de quirófano y anuncian el nacimiento de Ámbar: “La nena está bien y la mamá también. La bebé tenía dos vueltas de cordón por eso no bajaba”.

A las 48 horas Laura recibía el alta para volver a su casa con su beba y todo parecía volver a la normalidad…pero la historia no se iba a cerrar con el nacimiento de su niña.
Los dolores no paran, ¿qué está pasando?
El 25 de agosto Laura sale del Hospital y el 28 vuelve retorciéndose de dolor. Estaba hinchada, con los labios morados y estaba perdiendo el conocimiento. No se podía sentar y por supuesto, no podía caminar por sus propios medios.

Llegó a la guardia auxiliada por su marido, su mamá y un remisero. En medio del caos y la desesperación, Nancy gritaba por ayuda.

Le hicieron análisis y placas. Según el diagnóstico del médico que había realizado la cesárea, nada tenía que ver con su intervención. Todo lo contrario “todo estaba bien”, salvo que la paciente tenía “piedras en la vesícula”.

¿Piedras en la vesícula? Pero… Laura no tiene vesícula.

-Bueno, en los riñones, respondió el médico, dubitativo.

Ese fue el quiebre para un nuevo capítulo donde todo se ponía cada vez más complejo.

El 5 de septiembre Laura seguía empeorando. Se estaba muriendo, literalmente.

“Mi hija estaba irreconocible, morada, hinchada”, relató Nancy. “Cuando volvimos al Hospital nos derivaron a un centro privado a hacer una tomografía. Ahí la doctora que la estaba atendiendo llamó al Hospital y les dijo que abran a Laura urgente, que se estaba muriendo. Tenía todo tomado adentro, todo podrido. La operaron durante 6 u 8 horas. Nos comunicaron que a mi hija le habían dejado el útero abierto en la cesárea. Cuando le abrieron para sacarle a la bebé, no se lo cerraron. Ella tenía una gangrena muy avanzada”.
Los días más tristes
Después de esa larga operación, Laura quedó en Terapia Intensiva. Las probabilidades de sobrevivir eran muy pocas; pero la mano de los buenos médicos, el amor de su beba que esperaba y la fe de su familia, lograron el milagro.

Laura pasó 6 días más cerca de la muerte que de la vida. Cada 24 horas debían limpiarle la seria infección que padecía tras la cesárea. Su mamá no dudó y fue a Tribunales a radicar la denuncia contra el médico, mientras que desde el Hospital le informaban al profesional que tenía prohibido acercarse a la paciente y a sus familiares.

El obstetra desconoció la medida y hasta ingresó a la terapia a ver a la joven madre.

El 13 de septiembre, casi 20 días después del nacimiento de Ámbar, Laura fue pasada a sala común. El 26 de septiembre cumplió sus 21 años internada y recién en octubre pudo regresar a su hogar. De todos modos, las consecuencias son de por vida. Laura perdió el útero y no podrá volver a ser mamá de manera natural.

Actualmente celebra su vida cada día y ya está organizando la fiesta de cumpleaños de su niña que crece feliz. Mientras, en el ámbito judicial, avanzan en las causas civil y penal contra el médico que continuó atendiendo con normalidad, hasta que fue nuevamente denunciado por amenazas y portación de armas.
Fuente: Ahora El Día - Mónica Farabello

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