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El diputado nacional bonaerense de Cambiemos, Fabio Quetglas, habló sobre participación ciudadana y planificación, además de opinar sobre la situación política de Entre Ríos y barajar posibles nombres para la gobernación de cara a las elecciones de 2019.

-¿Cómo resultó la experiencia de “pensar Colón” en una jornada?

-Muy bien por la convocatoria que tuvimos, a pesar de ser un día laborable. Lo tomamos como un puntapié inicial y un ejercicio reflexivo en torno a los problemas públicos, para que los profesionales se agrupen y que gente de distintas edades y condiciones pueda dar su parecer. Es un esfuerzo de tiempo a valorar, porque para ser partícipe de estas instancias se deben dejar de lado por un momento las cuestiones personales. Hay que generar más prácticas como estas, porque es una manera de construir más confianza. Hicimos una exposición conceptual y luego la gente se animó a preguntar, generándose un dialogo muy rico.

-¿Cuál fue el tema que generó más inquietudes en el auditorio colonense?

-A nivel nacional hay una desconfianza en el Estado en su capacidad de aprovechar estas reflexiones sociales y transformarlas en políticas. Creo que es una desconfianza fundada, porque a veces hay muchas prácticas similares a estas que no logran concluir con un proceso ejecutivo. Hay que decirlo claramente, para no caer en una enfermedad latinoamericana como es el reunionismo, por eso tienen que tener un sentido estos encuentros. Veo ganas de aportar a que Colón sea la mejor ciudad posible con actitudes cívicas muy sanas, manteniendo el dinamismo económico que tiene.

-Más allá de la participación de las entidades intermedias y los partidos políticos, ¿qué puede aportar a todo esto el ciudadano de a pie?

-El ciudadano de a pie vive en un conjunto de intereses en que la deliberación pública es uno de sus intereses, porque además le importa cómo sale su club de fútbol, cómo le va a su hijo en el colegio y está preocupado por un crédito que está pagando. Para eso, hoy existen marcos institucionales para facilitar la entrada de ese ciudadano a través de la tecnología. Debe ser algo rápido, claro y poco demandante en tiempo. No tengo la imagen idílica de la participación cívica por todas las ocupaciones que de por sí ya tiene el ciudadano, por eso entiendo que es importante fortalecer la representación política.

-¿Los presupuestos participativos qué rol podrían jugar en estos casos?

-Muy importante, sobre todo en ciudades del tamaño de Colón. En Rivadavia (Buenos Aires) hay una experiencia muy interesante, donde se pone en discusión una gran parte del presupuesto y se brinda asistencia técnica a las instituciones, entonces de pronto te encontrás a los bomberos compitiendo sanamente con un club deportivo por una obra. En muchos lugares han fracasado por dos cosas: porque se pone a consideración un porcentaje muy bajo o no se cumple con el programa de obras que se vota. Si la dinámica del presupuesto participativo se hace bien, genera un gran estímulo en la sociedad y no tiene por qué fracasar.

-¿Qué ocurre cuando hay una planificación a cierta cantidad de años y la llegada de un nuevo grupo político hace “borrón y cuenta nueva”?

-La gente que asume tiene todo su derecho de imponer sus políticas. Si la planificación tiene un sentido razonable pero deja un margen de acción, por supuesto es desaconsejable tirar todo para atrás y comenzar nuevamente. En Argentina esa gestualidad es la consecuencia de planes elaborados sin involucrar a la oposición. Si sucede no está bueno, pero tampoco la sociedad lo condena tanto. La discusión acerca de si es prioritario profundizar el perfil turístico de Colón o mejorar el acceso al suelo urbano, debe ser una cuestión que supere si Juan o Pedro es intendente.

-¿Cómo planificar una ciudad a largo plazo con un río tan cerca como ocurre en Colón con el Uruguay?

-El 80% de las ciudades del mundo están sobre un río, como Buenos Aires, Rosario, París y Nueva York. Hasta hace 200 años que se empezó a gestionar el agua bajo superficie con obras para acercarla de un lugar a otro, la característica fundamental para disponer una ciudad era tener acceso al agua dulce. Hay que conocer de hidrografía y el comportamiento del curso de agua teniendo ciertos cuidados, pero en cualquier caso el río es un activo para la ciudad por el marco que le brinda. Hay que explotarlo como oportunidad y cuidarlo como recurso, porque es posible lograr un equilibrio. En este sentido, la industria ha hecho un esfuerzo de reconversión muy significativo, más que los servicios y el agro. La convivencialidad es un desafío posible.

-¿Qué hacemos con la basura, que cada vez parece ser más?

-A unos pocos kilómetros de Colón, en Federal, hay una ciudad entrerriana con basura cero, que es un caso de estudio. Evidentemente se puede, aunque les haya tomado más de diez años hacerlo. Es una experiencia tan destacable como cualquiera reconocida internacionalmente. Ese es un caso de continuidad, siguiendo una política con funcionarios capaces.

-¿Cómo ve a Cambiemos en Entre Ríos?

-Cambiemos es una oferta política en permanente construcción y no lo digo como una obra inacabada, sino porque parte de su activo es la proximidad con la opinión pública. Esto simbólicamente se expresa en el timbreo, sin la idea de crear una estructura política que parezca un aparato fuera de la conversación cotidiana. En ese sentido, Cambiemos es una promesa todavía, entendiendo todos los cambios a implementar en Argentina, que son muchos a realizar con sensibilidad y rigor técnico. Hay que estar cerca de quienes están pasando necesidades y construir políticas paliativas. En Entre Ríos, tengo muchas expectativas con Cambiemos porque tiene una gran oportunidad, a partir que el ciclo del peronismo está agotado y ha mostrado que a la sociedad no le ha dado nuevos horizontes, no diversificando la base económica. La provincia necesita insertarse y aportar al cambio nacional, porque tiene mucho para dar como actor relevante con sus forestoindustrias y su locación logística. La propuesta política de Cambiemos debe ser clara para sacarla de esta situación de siesta y readecuar el funcionamiento del Estado provincial y tener tres o cuatro ejes de políticas disruptivas.

-¿Quién podría encabezar la ejecución de esas políticas?

-Yo tengo mi propio gusto, que probablemente esté teñido por el sesgo de la amistad. A veces trato de limitarme para no caer en una injusticia. Voy a apoyar al candidato que Cambiemos ponga, porque se debe hacer todo un proceso. A mí me gusta, porque es mi amigo y sé de sus valores, Atilio (Benedetti), pero aquí la causa es más importante que los nombres.
Sobre Quetglas
Abogado (Universidad de Buenos Aires, 1988). Master en gestión de ciudades y desarrollo local (Universidad de Barcelona, 2004). Master en internacionalización del desarrollo local (Universitá degli Studi di Bologna 2007). Director de postgrado en desarrollo local y gestión de ciudades de la Universidad Caece (2003-2005). Capacitador del Instituto Nacional de Capacitación Política en temas de desarrollo territorial. Actúa en el área de investigación y en la formulación del proyecto de Observatorio de Desarrollo que lleva adelante la Universidad Tecnológica Nacional en el Centro Tecnológico de Desarrollo Regional de “Los Reyunos”. Profesor del posgrado de desarrollo local y economía social de la Universidad de Buenos Aires. Columnista de Infobae.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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