Dicho de otro modo, interpretaron la crisis como esa exacta coyuntura de cambios en cualquier aspecto de la realidad hasta aquí organizada de una manera. Sí, dieron el paso y se animaron a más: este jueves abrieron un nuevo local de comidas en Concordia. Y tiene una peculiaridad más: es un emprendimiento que se dedica 100% a la elaboración del sushi.
Pero antes de esa apertura, pasaron 2 años y decenas de historias que vincula a la segunda ciudad más grande de Entre Ríos con otra localidad de la región: Federación. En el medio, la vida de una joven que emigró hasta Concordia para cursar la carrera de Contadora Pública que está a una tesis de culminar.
A continuación, el diálogo que El Entre Ríos mantuvo con Belén Leonardi:
- ¿Cómo empezaron, cuáles fueron los primeros pasos?
- Yo empecé hace 2 años, sola, a aprender a hacer sushi. Mi hermano es chef. En este momento, desde que abrimos, está trabajando acá conmigo. Es la nueva adquisición del equipo. Aprendí con él a hacer sushi, empecé a vender desde mi casa que es muy grande y tiene 3 habitaciones de sobra. Entonces, rompí las paredes y ubiqué un área de producción porque, respecto al sushi, no se necesita mucha cocina en sí, sino área de producción. El sushi demanda muchísimo respecto a mobiliario que tiene que ser todo de acero inoxidable, impecable. Tiene muchos requerimientos en cuanto a la producción.
- ¿Ahí cómo era el vínculo con los clientes?
- Empecé a vender solamente vía online, por Facebook e Instragram, lo que tuvo una llega increíble. Vivo de eso hace 2 años, trabajo solamente de esto. Estudio Contabilidad, estoy a punto de recibirme de Contadora porque me queda solamente defender mi tesis, lo que postergué por el negocio.
¿Y qué pasó con respecto a la cuarentena? Yo soy federaense así que terminaba de trabajar los sábados y corría a mi ciudad porque amo estar allá. Y, de pronto, la cuarentena me hizo quedar acá y me di cuenta que no estaba explotando algo que la gente me viene pidiendo hace tiempo: abrir un local, aumentar nuestra capacidad y nuestro equipo porque éramos solamente 2 chicas más el moto mandado y ahora somos 5, en total.
- Sí, empecé con la Universidad así que me vine a vivir para acá, me casé, tuve un hijo que se está criando acá en Concordia lo que es muy importante para mí sentimentalmente hablando. Son de pueblo, de una ciudad chiquita, entonces todo eso tiene un valor extra.
- Siempre has vendido en Concordia y Federación, ¿verdad?
- Sí, hago eventos, casamientos, cumpleaños .Vengo trabajando hace 2 años.
- Volvamos a la apertura del local de atención al público. ¿Cómo fue dar el paso de abrirlo en este contexto?
- Mi mamá tiene un hotel, nosotros vivimos de la gastronomía y la hotelería y estamos pasando el peor momento de la historia. Está cerrado el hotel con 60 empleados trabajando. Es imposible.
Ahora, ¿qué me pasó a mí? Otra realidad, totalmente distinta. Yo me sentí acompañada por mis clientes, esto es 100% por ellos. Si me preguntás a mí, personalmente, yo estaba muy cómoda en mi casa.
- ¿No lo habías pensado, planificado?
- No no, pero si algo nos basamos en este emprendimiento es en escuchar al cliente. Siempre, absolutamente todo lo que hacemos es por y para el cliente. La mayoría de nuestras piezas fueron inventadas por ellos porque vienen y te dicen: a mí me gustaría que tengan cebolla caramelizada. “Listo equipo, dijeron que hay que hacer esto” y nos ponemos a trabajar y lo hacemos. Es así. Esa es una de nuestras reglas, cumplir con lo que el cliente desea, siempre que sea coherente claro.
- ¿Qué valor agregado tiene para Sushi Home abrir un local de atención al cliente?
- Nuestra idea fue agradecerles justamente ese apoyo y que nos conozcan un poco más. Como solamente era por redes, no nos conocen a nosotros. No sabían cómo trabajábamos, era confianza ciega.
Mi idea es hacer algo absolutamente visible, casi no tenemos cartelería que tape, nuestra área de producción está a la vista y nos pueden ver, no directamente pero nos ves desde las ventanas de afuera.
- Sí. Como te digo fueron ellos los que me llevaron a esto. Cuando empecé éramos una salita de 3 por 3 y después fuimos creciendo hasta que no entramos más en nuestra casa y nos mudamos acá.
La aceptación fue increíble y me llamó algo totalmente nuevo: tenemos un público adulto mayor ahora que pasa, nos pregunta y nos parece rarísimo porque estábamos acostumbrado al chico que usa Instagram. Ayer nos visitó mucha gente adulta, que nos familiarizamos con esto y ampliamos el rango de edad. Eso es lo principal que buscábamos: tener un diálogo, tener una cercanía con nuestros clientes. Es nuestro lema: estamos más cerca.
- ¿Se puede decir que el contexto aceleró el paso hacia el local propio, impulsó el emprendimiento?
- Sí, aceleró los tiempos con respecto a abrir al local porque yo estaba un poco indecisa porque primero me recibía y después lo abría. La cuarentena nos hizo ver cómo el cliente trataba de acercarse más a nosotros y no podíamos. Nos preguntaban cómo nos llamábamos y ahí nos dimos cuenta de que era hora de estar más cerca de ellos.
Y ahí están, empujados por los que lo conocen a través de lo que hacen. “Tengo un equipo de trabajo que es incondicional, esencial y hoy no se consigue el equipo que tengo yo. Tiene mucho que ver que son dos amigos íntimos míos y mi hermano así que es un grupo familiar y estamos siempre al pie del cañón para lo que el otro necesita. Esto también es esencial para cualquier negocio”, reflexionó finalmente.
