Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Con sus 32 años recién cumplidos, Solange Zanandrea desempeña con orgullo la difícil tarea de recolectar los residuos que descartan los concordienses, intentando derribar los prejuicios sociales que existen en torno al oficio y reivindicando a todos los que trabajan allí, para que sean reconocidos por el servicio que prestan a la comunidad.

Ingresó a ese lugar tras haber ganado un concurso realizado por la Municipalidad. En ese momento, necesitaba trabajo. Aún con su tecnicatura en turismo y su traductorado de italiano, no le resultaba nada sencillo hallar uno estable, así que decidió probar suerte.
La llegada al servicio
"Me enteré a través de las redes sociales que estaban llamando a inscribirse a los cursos. Apronté mi carpeta con toda la documentación y fui. Cuando llegué pensé: yo me voy, hay puros varones, así que no creo que me inscriban", recordó Solange respecto a ese momento.

"Me reía sola, pero me terminé quedando. Cuando me tocó el turno, le pregunté al chico que estaba inscribiendo: estás seguro que yo me puedo inscribir y me dijo por qué no", contó entre risas y agregó: "Así fue. Me inscribí, presenté toda la documentación. Esa fue la primera instancia".

El siguiente paso era realizar el curso. "La primera vez que entré, era la única mujer", pero eso no la abrumó y siguió adelante. "Después fueron otras chicas", comentó.

Comentó que "a medida que iba pasando el curso, nos enseñaron todo lo que era higiene y seguridad laboral, la parte de administración, primeros auxilios, RCP. Al terminar, hubo una práctica, por el tema de cómo se manejaban las tolvas, los camiones y demás. Pasaron unas semanas más y hubo un examen teórico, en el cual salí bien y salí bien también en las prácticas", añadió Solange. Así fue como quedó seleccionada.

La concordiense confesó que cuando se inscribió para trabajar en el servicio, pensó que iba a ingresar en la parte de administración. Nunca se imaginó que terminaría recorriendo las calles arriba del camión; mucho menos, siendo la única mujer. Sin embargo, enfrentó el desafío, con la cabeza en alto y con una actitud positiva frente a la vida, ya que su único deseo, en ese momento, era trabajar. Y esa era su oportunidad.

Además, contaba con el apoyo de su familia para emprender este camino. "Mi papá me dijo adelante mija, él me dio todo el aval, mi vieja también. A mí marido hubo que sentarlo un poquito y explicarle, ir a trabajar con 122 varones y demás... pero no tuvo ningún problema, se la re bancó y se la banca", enfatizó.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
Toda una profesional
Solange es el claro ejemplo de que existen personas muy preparadas y con ganas de progresar trabajando en la recolección de residuos.

"A la primaria la hice en la escuela Itatí. Al secundario, en el colegio Borges, el cual amo, que me enseñó todo", enfatizó y añadió que en cuanto al traductorado en italiano, "eso fue cuando estaba en la secundaria. Empecé estudiando ahí y después en la Dante Alighieri".

"A los 17 años fui mamá, estaba en el quinto año de la secundaria", pero eso no fue un impedimento para seguir estudiando. En el 2006, "empecé en la UNER la tecnicatura en Turismo. No pude hacer la binacional, porque los dos años para hacer la licenciatura había que cursar en Uruguay y se me era imposible", relató.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
Según indicó, trabajó un tiempo en la parte de hotelería, en unas termas muy conocidas de Concordia. Luego, se quedó sin trabajo. Pero lejos de bajar los brazos, tomó otro camino para seguir adelante.

"Hace un año, estuve trabajando en la residencia juvenil, por convenio, siendo promotora social de chicas con algún tipo de problemática familiar", comentó y lamentó que cuando terminó el convenio, otra vez quedó sin trabajo y le resultó muy difícil conseguir otro.

Nuevamente, su espíritu emprendedor la llevó a buscar otras alternativas. "Me inscribí a estudiar peluquería, una profesión que fui postergando por mucho tiempo y me recibí". Actualmente, intercala su trabajo arriba del camión recolector, con el arte de la peluquería. "No tengo un lugar propio, así que hago a domicilio, cuando me dan los horarios".

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
Entre el riesgo y el desprecio
Aunque no era lo esperado, hoy asegura que de haber sabido de antemano que realizaría esa labor, se hubiera inscripto de todas maneras.

En un tono más serio, opinó que "la sociedad de Concordia tiene muy mal vista a las personas que trabajan en la recolección de residuos, así sean administrativos, operarios o choferes y no los cuida mucho".

"Encontré personas muy lindas, con muchos valores y que están muy retiradas de la sociedad. Siempre se escucha ahí están los borrachos de la recolección, pero no es así. Son padres de familia, abuelos y, la verdad, que tienen un respeto y un compañerismo que quizás en otro lado no lo hay", enfatizó Solange.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
"La verdad que es un gran trabajo, que tiene que ser bien retribuido y valorado, más que nunca, tanto choferes como operarios. El chofer también tiene toda la responsabilidad, tiene que estar mirando que su compañero se haya subido, mirando que no pase ningún auto o que por ahí te estén insultando por el tema de la demora. Lamentablemente, más rápido no se puede hacer", resaltó.

Durante el trayecto, "tenés silbidos, los colectivos que pasan por ahí te dicen algo, te paran y te proponen casamiento, pero tengo compañeros que me defienden. Son re cuidadosos. Todos en general, son muy respetuosos y muy compañeros. Uno llega y hasta el último que entró saludo al primero que llegó. Es una familia y hay una unión bastante grande", resaltó.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
Remarcó que además de luchar contra los prejuicios sociales, deben hacer frente a los peligros que se originan por el desconocimiento o la despreocupación de la gente a la hora de descartar sus desechos. "Tenemos que tener cuidado, porque muchas veces la gente no tiene la precaución de cuidarnos un poquito, en el sentido de que si se rompe un vaso, una botella, envolverla en un papel de diario, para que el operario no se lastime. Siempre hay gente que lo tira así nomás, que no lo ponen en bolsa o te ponen una basura toda amontonada en el canasto".

"A veces, uno mismo no se da cuenta", indicó al referirse al tema de la separación de residuos. En ese sentido, agregó: "hay tantos chicos revisando la basura que sería bueno que, en vez de tirarla dentro del contenedor, la gente la ponga en una cosita, al costado, para que esos nenes no estén revisando el contenedor, sino que directamente del costadito del contenedor se la lleven".

"El operario, cuando está tirando la basura o está volcando el contenedor, revisa que hay una bolsa de comida que está en buen estado y ya la va separando y se la va dando a personas que están con hambre, sentadas en la calle", recalcó y aclaró que "a esas personas se las ven en todos los sectores, se ve en el centro y también en el campo del Avasto. En el centro, la gente piensa que pueden llegar a tirar más cosas y por eso se ven más".

En cuanto al recorrido que realiza a diario, describió que "dura un poquito menos de 4 horas. Es a tarea finalizada, así que sí o sí tenés que terminarlo. Yo estoy en el mismo recorrido desde entré, estoy en la zona del centro, voy por la plaza Urquiza, plaza 25 de Mayo, Juzgado, atrás del Municipio, todo lo que es calle Santa María de Oro".

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
Concordia tiene ejemplos
"Un día estaba descargando un contenedor en la plaza 25 de Mayo y siento la voz de un señor. Cuando me doy vuelta, era el viceintendente, Armando Gay. Él me dijo: mire que usted, señorita, es ejemplo. Me llamaron para una entrevista y la semana pasada, me pasaron el audio con lo que dice el micro", rememoró la concordiense, al referirse a la iniciativa que lleva a cabo el viceintendente para homenajear a vecinos que se destacan por su esfuerzo, dedicación y compromiso social.

"Mi papá ya se lo pasó a todo el mundo, mis hermanos también. Primero me preguntaban si estaba segura de que tenía que correr atrás del camión", agregó entre risas.
Mirando al futuro
Solange se puso la camiseta del servicio y dejó en claro que, por el momento, piensa seguir allí. "Es un lugar que la verdad que aprendí a querer. Por ahí quiero seguir ahí. Después, lo que depare el futuro, lo recibiremos con los brazos abiertos y siempre apostando a progresar, a crecer y a ser un poquito mejor cada día", comentó con el optimismo que la caracteriza.

Invitó también a que más mujeres se animen a incursionar en esta tarea. "Próximamente, tengo entendido que se va a abrir el concurso para que puedan ingresar. Lo digo para esas chicas que están por ahí, que no tengan miedo, que se animen, que se inscriban, que no dejen de estudiar, porque nada en la vida se logra si no te instruís", apuntó e insistió: "no piensen que la recolección es tal cosa, porque hay gente muy cálida, que te ayuda. Conmigo entraron 8 chicos más, entre choferes y operarios, que son chicos con estudios, capacitados".

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
"Las invito a que vengan a trabajar conmigo. Ojala y seamos más mujeres, todo para que Concordia pueda crecer un poquito más y que podamos seguir adelante como sociedad", dijo para finalizar.
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario