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Por el visible atraso cambiario y la falta de medidas concretas de apoyo a las economías regionales, las exportaciones de arándanos de la Argentina se están desplomando en la temporada 2022/23 nada menos que a la mitad de los promedios de los últimos años, publicó este viernes el sitio especializado “Bichos de Campo”.
Números en picada
Hasta la semana 42 de la temporada de la Argentina habían salido solamente 3.265 toneladas de esa fruta fina. Esto era un 47% menos que las 6.126 toneladas de la campaña anterior o 51% menos de las 6.670 toneladas de hace dos años atrás. Ya no queda demasiado tiempo para revertir la situación.

El arándano es una fruta que se exporta sobre en fresco, ya que no puede conservarse demasiado tiempo. La cosecha comienza a fines de septiembre y se estira usualmente hasta mediados de diciembre, como mucho. Pero Argentina siempre intenta acumular sus ventas en las primeras semanas, para aprovechar el mercado “primicia” y evitar la competencia de países mucho más poderosos, como Chile y Perú.

El año pasado, la campaña se extendió hasta la semana 50 y concluyó con 8.394 toneladas exportadas, unas 3.740 por vía aérea y 4.654 por barco. En 2020, en tanto, se habían logrado exportar unas 11.000 toneladas. El negocio se viene achicando de modo notable, pero nunca antes hubo un bajón tan abrupto como el de este año.
“No podemos competir”
Alejandro Pannunzio, productor en la zona de Concordia (Entre Ríos) y actual presidente del ABC (Comité Argentino de Arándanos) resumió el estado de situación: “Venimos cayendo como un piano en caída libre. Hoy salieron dos camiones hacia Ezeiza y yo pensaba que la mitad de lo que va ahí se la va a quedar el Estado debido a la brecha cambiaria. No podemos competir y nos están sacando de los mercados mal, pero muy mal”, dijo.

Lo peor de todo es que esta situación había sido advertida a las autoridades. En septiembre, cuando el ministro de Economía, Sergio Massa, lanzó un tipo de cambio especial de 200 pesos para tentar a los productores de soja a vender sus existencias, Pannunzio había reclamado especialmente un dólar especial para las ventas de arándanos al exterior.

“No podemos convivir con un dólar que vale alrededor de 280 en la calle, y a nosotros nos lleguen 135″, explicó en ese momento. “El resto se lo queda el Banco Central a dos cuadras de la Plaza de Mayo”, se quejó.

Aunque los valores se han actualizado levemente, la brecha sigue siendo igualmente importante en perjuicio de la producción, que paga muchos de sus costos con el tipo de cambio más elevado y cobra sus exportaciones al precio del dólar pisado por las autoridades.
Aquella charla con Bahillo
A mediados de septiembre, antes de que se confirmara esta hecatombe exportadora, Pannunzio y otros directivos del sector fueron recibidos por el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, quien prometió medidas de apoyo a las economías regionales que al menos hasta ahora no se concretaron.

“Nuestra labor está en generar más competitividad a cada uno de los sectores productivos que motorizan nuestras economías regionales y lo vamos a realizar trabajando en agendas comunes de trabajo”, había dicho el funcionario, que también proviene de Entre Ríos.
Lo que Massa prometió
Cuando Massa hizo el balance del operativo conocido como “Dólar Soja”, que permitió recuperar por algunas semanas las reservas del Banco Central, prometió implementar un fondo de ayuda de unos 42.000 millones de pesos para las economías regionales, que todavía no se implementó. Para ayudar a las empresas de arándanos a ser más competitivas, esos recursos ya llegarían demasiado tarde.

El sector del arándano, concentrado tanto en Tucumán como en la Mesopotamia, requiere en tiempos de cosecha de unos 250.000 jornaleros. La última cosecha registró un total de 10.000 toneladas que significan 9.634.483 dólares. En primeros años de este milenio, cuando todavía era considerada como la gran promesa de la fruticultura argentina, llegó a producir el doble, unas 20 mil toneladas.

Frutas de Argentina, una entidad de segundo grado que agrupa a los exportadores de arándanos con los de otras frutas, como los cítricos, las peras y manzanas, y las cerezas, reclamó hace pocas semanas que se adoptaran medidas excepcionales para mejorar la competitividad exportadora de esos sectores, de los que dependen miles de puestos de trabajo. Pero tampoco fueron escuchados esos clamores.
Fuente: Bichos de Campo.

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