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Fiscal Francisco Azcue
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Siete meses de paciente investigación, a cargo de sólo tres personas, permitieron desarticular la banda criminar que se dedicaba a robar y traficar toda clase de mercaderías, incluidas drogas y armas, en la zona de Concordia y Colón. 23 detenidos, 2 de ellos policías, aguardan por estas horas las audiencias en que se decidirá si continúan en prisión o si esperan en libertad el avance de la causa y su eventual elevación a juicio. El fiscal actuante y los dos policías que conformaron el equipo de investigación -el doctor Francisco Azcue, el oficial Luis Duarte y el Comisario José María Rosatelli-, sabían que en los lugares a requisar podían encontrar toda clase de cosas robadas, pero nunca imaginaron que también hallarían artículos provenientes de planes sociales del Estado. Es lo que se deduce del diálogo del fiscal con Oíd Mortales Radio, en el que reveló otros detalles, que llevan a suponer que los elementos eran nuevos, sin uso, pero, a su vez, guardados allí desde hace tiempo.

- ¿Sorprendió a la Fiscalía el hallazgo en uno de los lugares allanados de mercaderías con rótulos de planes sociales del Estado o en realidad sabían que podía ocurrir algo así?

- Sí, nos sorprendió. No habíamos escuchado que podían tener esas mercaderías, esos elementos en ese lugar. Coincide con el sitio donde más armas se encontraron, muchas armas, muchísima cartuchería, muchos cargadores de armas que no estaban ahí y no sabemos dónde están.

Y allí también estaban todos esos efectos, mercaderías, herramientas de planes sociales, que estaban inclusive con su film (envoltorio), nuevas, y a la vez recubiertas con muchísimo polvillo. O sea, nuevas, sin usar, pero también al parecer estaban ahí desde hace mucho tiempo. Además, el sitio, para mí, no estaba en buenas condiciones para esa mercadería, esos alimentos, herramientas, ropa, indumentaria de trabajo de los planes.

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Crédito: Conectados
- ¿Cómo se procedió ante este hallazgo?

- Uno cuando va a hacer un allanamiento, va a buscar determinada evidencia que es útil para la investigación, pero cuando se encuentra con otros elementos que también pueden provenir de una actividad ilícita, no puede mirar para otro lado e irse del lugar. Se debe actuar y por eso se hicieron actas, secuestros, y eso pasará a otra investigación.

Vamos a realizar las pericias en todos los celulares. Hasta el momento lo de esta mercadería no tendría vinculación con lo demás que estamos investigando. Pero eso puede variar con las pericias a los teléfonos móviles que secuestramos. Felizmente pudimos encontrar todos los aparatos con los que operaban.

- ¿El lugar donde encontraron estas mercaderías de planes sociales sería una propiedad que la municipalidad en su momento entregó en comodato a la Federación de Cooperativas de Entre Ríos (FECOOPER)?

- En la investigación, ese dato no había surgido. Después, en el lugar se presentó una persona a hacer manifestaciones, diciendo que era un predio entregado en comodato y que por eso esa mercadería estaba ahí. No será muy complejo de averiguar eso y próximamente se incorporará a la causa.

- O sea, ¿de confirmarse esto, el lugar donde encontraron uno de los arsenales más grandes de armas, dinero y mercadería robadas, sería propiedad del Estado, comodatado a una asociación civil?

- Sí, podría ser.
“Compran y venden armas como si fueran caramelos”
La banda desarticulada el pasado domingo fue definida por el fiscal Francisco Azcue como una “empresa criminal que esencialmente robaba. Entraban a las casas armados, a veces con uniformes policiales, a veces de civil, escalaban muros, rompían puertas. Tenían esa capacidad operativa que le permitía optar por una u otra modalidad de acuerdo a las circunstancias de modo y lugar, cometer los hechos y procurar su impunidad”.

A ello se agregaba la comercialización de estupefacientes. “Con el provecho de la venta de las cosas robadas, compraban droga”, precisó el funcionario judicial.

En cuanto a las armas, en principio “eran para uso de ellos. Aunque también se desprendían de algunas. Compraban y vendían armamento. Es otra de las grandes cuestiones que afloran por esta causa, que la hace aún más grave: la cantidad impresionante de armas que hay en esta ciudad, es increíble”, admitió Azcue.

“El Estado le exige por un lado a los legítimos usuarios de armas miles de requisitos que deben cumplir mientras estas personas, con total impunidad, compran y venden armas como si fueran caramelos. Llenan de armas y de balas la ciudad. Son balas manchadas con sangre”, sentenció.
Fuente: El Entre Ríos

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