“Tengo 35 años de docente y durante 10 años trabajé en una escuela de San José, así que siempre estuve involucrada con los chicos. Además, tengo un alojamiento con cinco cabañas y una pileta. Para sacarlos de la calle armé una batucada infantil, esos chicos ahora ya son papás. Cuando sus hermanos menores comenzaron a andar en la calle, un verano que estaba crecido el río, no había playa ni mucho turismo, me pidieron venir a la pileta y al conocerlos del barrio los dejé y armé una especie de colonia de vacaciones gratuita”, recuerda.
“Mi hija era scout en Colón y, como la veían con el uniforme, me preguntaron qué significaba ser scout. Les comenté las actividades y me preguntaron si ellos podían ser eso. Yo era mamá de una scout pero no era dirigente, así que averigüé con Jorge Benítez de Scout Colón. Empezamos una capacitación patrocinados por la parroquia local y firmamos el convenio con Scout Argentina el 24 de agosto de 2016”, continúa relatando sobre los inicios del grupo.
“De mi casa nos trasladamos a la Capilla Cristo Rey, del barrio de Loma Hermosa, donde estuvimos durante seis meses. Cortamos el pasto, la pintamos y comenzamos a practicar el scoutismo. Luego, con permiso del municipio, pasamos al predio multieventos, donde todavía continuamos. Mientras, durante tres años nos capacitamos hasta llegar a la Insignia de Madera en Gestión y Programa, que es uno de los niveles más altos”, agrega.
En este momento, los scout de San Francisco de Asís cuentan con 33 chicos y 8 educadores, en las cuatro ramas: “De 7 a 11 se llama Manada, basada en el libro ‘Cuentos de la selva’ o ‘Tierras vírgenes’, que es todo un mundo de fantasías, aprenden los valores a través de un cuento; Unidad va de los 11 a los 14 años, es donde se empiezan a formar como Patrulla Scout, deben elegir un animal con una cualidad, por ejemplo el grupo de varones que inició conmigo era la Patrulla Halcón, rápidos y eficaces; de los 14 a los 17 años se llaman Caminantes, donde deben comenzar a armar sus propios proyectos e ir orientándose a lo que le gusta, como las manualidades o el deporte, por ejemplo tenemos un chico que es Primer Dan de Taekwondo; la última etapa es Rover, de 17 a 21 años, de vida social vocacional, con el proyecto educativo direccionado a que vean cuál será su vocación y salida laboral”.
Sobre el trabajo scout, la dirigente explica que “se enfoca en lo solidario, servir al otro: ir a pintar una escuela o un hogar, visitar a los abuelos, hacer una juntada de ropa y organizar una feria sin costo, hacer viajes juntándose con otra comunidad. Trabajamos mucho con los valores, cuidando la naturaleza, ir forjando su carácter. El proyecto scout tiene diez puntos, todos relacionados al amor a Dios, la Patria, la solidaridad y el compromiso. Un scout es ahorrativo, compañero de todos, protege a los más chicos. Además, hacemos seguimiento familiar y escolar, los padres deben mandar los boletines de calificaciones”.
La Asociación Scout Argentina tiene más de 70 mil afiliados. La cuota de afiliación es de $300 y se puede pagar en dos veces. También hay una cuota de distrito (en nuestro caso es Concepción, Colón y San José), que es de $150 también en dos veces. “Los campamentos tienen un costo que calculamos los dirigentes, buscamos una temática y en base a ella se organiza”, dice además. Por este año, la asociación ya ha cerrado las inscripciones.
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