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Alicia Ainende junto a la chef Laura Osorio
Alicia Ainende junto a la chef Laura Osorio
Alicia Ainende junto a la chef Laura Osorio
Alicia Ainende (28) nació en Bristol, Inglaterra, estudió marketing y administración de empresas, pero heredó la pasión por la comida y por aprovechar al máximo cada ingrediente de su abuela francesa, que, a los 20 años, escapó de la Segunda Guerra Mundial. Con lo que había, ella siempre creaba algo, nunca desperdiciaba. No tiraba la parte del medio de la manzana ni la cáscara y hacía con eso mermelada.

Mientras Alicia trabajaba en Londres, sintió la necesidad de hacer algo relacionado con lo social e irse a América Latina. Hizo un viaje por tierra desde México hasta la Argentina, donde en cada comunidad que visitó su trabajo sin buscarlo terminaba relacionado a la alimentación, cuenta la periodista Guadalupe Rodríguez, para La Nación.

En Buenos Aires, conoció a Sara, una escocesa que hace 15 años vive acá y tiene su propia fundación, y junto a ella comenzó hace seis años a visitar el barrio 24 de Febrero en Laferrére, partido de La Matanza. "Empecé a trabajar con los chicos y otra vez me choqué con el tema de la nutrición. Vi mucha harina y azúcar, y casi nada de frutas y verduras. Para celebrar una fiesta, un día le pedimos a la encargada del comedor barrial que comprara la comida y nosotras después se la pagábamos. Compró gaseosas, galletitas e hizo tortas fritas. Entonces, pensé que tenía que hacer algo. Y en la próxima celebración llevé yo los ingredientes frescos y me puse a prepararlos con los nenes", cuenta.

Así nació Delicias de Alicia y la idea de armar un taller de cocina y nutrición para chicos, que ya replicaron en cinco comunidades más: Soldati, Lugano, Villa 21-24, en un conventillo de Barracas y en Gualeguay (Entre Ríos). Las clases son gratis, pueden participar hasta 40 niños de 8 a 12 años, duran dos horas (de 10 a 12) y se dan durante seis sábados seguidos. Incluyen juegos, información sobre los diferentes grupos de alimentos, cómo lavarse las manos y cuidar el agua, enseñan a utilizar el cuchillo como un elemento de trabajo y 110 como un arma, cocinan con frutas, verduras y legumbres, y comparten lo que cocinaron. Por ejemplo, en la segunda clase preparan una ensalada de frutas con cáscara y sin azúcar, y hablan sobre la importancia de la fibra. A lo largo del taller, cada chico va armando un libro con el contenido de lo que aprende y el día de la graduación, a la que invitan a los padres, les entregan un diploma e información nutricional y las recetas. "Es una manera de entrar a las casas", cuenta Alicia.

Para financiar el proyecto, Alicia abrió un restaurante vegetariano a puertas cerradas en San Telmo, en el que un viernes al mes se realiza una cena solidaria con música en vivo; y de la mano de la chef colombiana Laura Osorio, que es parte del proyecto y los talleres hace tres años, también armaron un servicio de catering.

"En La Matanza aprendí a hacer con lo que hay. Enseñamos recetas fáciles con cosas que se consiguen en cualquier lado. Quizás es un lujo comer quinua o palta, y para mí no es necesario. Se puede seguir con la misma dieta que tienen las familias simplemente usando más fruta y verdura, como la zanahoria, que es muy accesible", concluye.
Algunas claves para detener la malnutrición
Acceso a una alimentación adecuada

Es necesaria la promoción de la lactancia materna en la primera infancia, en especial, en los sectores más vulnerables; que los planes sociales se diseñen con un perfil saludable y garanticen el acceso a alimentos nutricionalmente adecuados

Cambiar hábitos en la escuela

Es clave que haya bebederos, que no se vendan gaseosas ni snacks en los quioscos; que los comedores preparen un menú saludable, a base de verduras; usar ñutas como colaciones o refuerzo de meriendas en lugar de panificados

Regular los productos

Restricción de la publicidad y patrocinio de alimentos no saludables; incentivos y desincentivos fiscales (como el impuesto a las bebidas azucaradas); etiquetado frontal de alimentos para advertir sobre lo que contienen

Educación alimentaria

Educación, tanto alimentaría como sobre la importancia de la actividad física, desde la primera infancia; que haya más campañas de concientización, talleres donde se enseñen las propiedades de los alimentos y brinden recetas accesibles

Fomentar la agricultura familiar

Promover las huertas familiares, así como las comunitarias en comedores populares o en espacios institucionales (escuelas, hospitales), es una de las formas de garantizar el acceso a una alimentación más variada, saludable y nutritiva

También es un tema de género

A partir de datos de la OMS, OPS y Unicef se desprende que 19.000.000 de mujeres sufren inseguridad alimentaria severa, en comparación con 15.000.000 de hombres. En la región, la tasa de obesidad en mujeres adultas también es mayor; esto las pone en desventaja frente a los hombres
Fuente: La Nación

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