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Ver para creer, dice el refrán. Y bien, en esta breve intervención mostramos una rápida incursión en el arroyo Las Tunas, para mostrar fuentes de contaminación de este curso de agua y sus afluentes que entregan sustancias tóxicas aguas arriba de la toma de agua y de los balnearios de Paraná. Así comienza la nota de opinión del periodista Daniel Tirso Fiorotto, que El Entre Ríos reproduce a continuación.

En el Gran Paraná padecemos un círculo vicioso: cloacas hacia la toma de agua es toda una curiosidad en el mundo.

Felizmente, vecinos de los arroyos Los Zorzales y Las Tunas y funcionarios salientes y entrantes de San Benito y Colonia Avellaneda, incluidos los intendentes, además de ecologistas, artistas y científicos reconocidos, realizaron una asamblea para constituir una comisión Pro Comité de Cuenca.

Todos, sin excepción, conscientes y dispuestos a poner manos a la obra porque el estado del arroyo da vergüenza.

A la agresividad hiriente de la contaminación por varias vías se le opone ahora una conciencia vecinal que nos lleva a imaginar un proceso de saneamiento irreversible.

Las cloacas municipales, los residuos sólidos de los domicilios, los efluentes de algunas industrias del Parque Industrial de Paraná, por ejemplo, deterioran la naturaleza de los arroyos. Y la comisión Pro Comité de Cuenca se comprometió a curar esta enfermedad por la vía del consenso, es decir: en vez de gastar energías en señalar a los responsables principales, ponerlas al servicio de la reparación del daño. Qué imagen esperanzadora: la vecindad sin distinciones comprometiéndose a celebrar la naturaleza, un día no tan lejano, a la sombra de los árboles en la barranca de un arroyo que hoy apesta, pero en el corazón es un Paraíso.
Las imágenes que ofrecemos aquí hieren los ojos, pero la respuesta en asamblea genera enormes expectativas. Todos estamos involucrados en las causas, en mayor o en menor escala, y todos podemos estar involucrados en la superación del problema.

En esas imágenes pueden verse caños cloacales con desechos crudos lanzados al arroyo Los Zorzales que desemboca en Las Tunas para fluir hacia el río Paraná. Lagunitas repletas de plásticos, trapos, gomas, latas. Cámaras rotas que también dejan correr sus desperdicios al arroyo. Y un cartel que promete una obra mayúscula, usado como propaganda (hasta con nombres de candidatos) porque la obra nunca fue completada. ¿No es también un mérito la paciencia comunitaria? Se han intentado soluciones rápidas, de corto plazo, que no logran abarcar el conjunto y por eso son arrasadas en poco tiempo por el vicio de la contaminación.

La podredumbre de los barros, las bolsas de nylon y los trapos colgados de los árboles en cada creciente, o depositados en las barrancas, las miles de botellas atascadas, entregan un escenario lastimoso. Pero el problema no es ocasional, es crónico. Hace 15 años se hicieron estudios científicos que demostraron la contaminación extrema, y fueron divulgados. Incluso hubo respuestas escritas por funcionarios de la municipalidad de Paraná, asegurando que estaban atentos para resolver el problema... La vecindad alertó a tiempo, e incluso llegó a realizar volanteadas en la ruta nacional 12 para denunciar obras que terminarían en desastre, lo que finalmente ocurrió. Los organismos de Ambiente de la provincia conocen estos antecedentes. Pero pasan gestiones diversas, de distintos signos políticos, y el arroyo Las Tunas continúa entregando olores nauseabundos y un panorama desolador a la vista.

Incluso se sabe de vecinos conocedores de la cuenca que insisten en que un puente ferroviario y otro vial que vinculan Paraná con Colonia Avellaneda, en la calle Convención Constituyente, fueron construidos muy estrechos, y detienen las aguas en las crecientes, provocando inundaciones desmedidas durante las lluvias copiosas. Ese aspecto se resolvería, dicen, con un par de aliviadores.

La Comisión Pro Comité de Cuenca de Las Tunas espera respuestas de la Municipalidad de Paraná. Se sabe que la intendenta electa está al tanto y aspira a reunirse con los demás intendentes electos vecinos, que ya integran la Comisión. Pero también la Provincia ha demorado un paso decisivo para constituir ese Comité, de manera que la vecindad promete realizar gestiones, avanzar desde una mirada integral y colectiva, generando conciencia y consenso, mientras el gobierno entrante entra en órbita.

Nosotros integramos una de las entidades convocantes, la Comisión Vecinal del barrio Los Zorzales, de Colonia Avellaneda, que ha recibido numerosas expresiones de adhesión desde distintos lugares de la provincia, donde los vecinos ven que sus arroyos están destruidos. En algunos casos, esperan fondos prometidos que no llegan, en otros casos se trata de incompetencia en la gestión. Como sea, salta a la vista que la Constitución Nacional, la Constitución Provincial y una decena de leyes garantizan sustentabilidad, dan prioridad a la salud del agua, y aseguran la participación vecinal en los problemas comunes, pero eso no se traduce en la práctica por ahora.
Fuente: El Entre Ríos

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