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“¿Qué se le dice a una persona viviendo con VIH que no tiene medicación para continuar tomando?”, planteó en un tramo saliente de su carta la doctora María Florencia Prieto (M.P. 9893), Médica Especialista en Clínica Médica y también en Infectología.

La profesional de la salud de Concordia eligió El Entre Ríos para transmitir su apoyo a los pacientes que viene acompañando desde hace años y conviven con el virus del VIH. Elige dar una señal pública cuando se aproxima una fecha clave: el 1º de diciembre es el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, fecha elegida para dar a conocer los avances contra esa pandemia global.

“Las comunidades marcan la diferencia”, es el lema elegido para este diciembre que se avecina. Y, precisamente, en un gesto comunitario la infectóloga muestra lo que sucede con los pacientes afiliados a la obra social del Estado provincial, el Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (IOSPER). “Me dirijo a ustedes para unirme al reclamo en solidaridad para con mis pacientes que viven con VIH y aquellos con enfermedades oncológicas principalmente. Lamentablemente debo hacer el reclamo por este medio, luego de reiterados llamados y pedidos a las autoridades competentes responsables de esta situación”, dijo en primer término.

Marcó un punto de inflexión, durante este 2020, en el inicio de la pandemia del COVID-19. “Se han venido haciendo cambios y ciertas modificaciones en las oficinas de IOSPER para poder en teoría brindar una adecuada atención para evitar conglomerados de personas y que pudiera ocasionar transmisión del SARS CoV-2”.

“Debido a que también soy afiliada a esta obra social, puedo decir por experiencia que el funcionamiento era correcto y acorde a las necesidades de los usuarios hasta que se cerraron las puertas y se comenzó a atender dando turnos por WhatsApp”, destacó como punto del quiebre en lo que, como dijo antes, era “correcto”.

Otra dificultad que se interpuso entre el afiliado y la obra social fue que, “en vez de descentralizar para evitar tener que acudir siempre a una misma filial, se cerraron las oficinas que se encontraban en algunos lugares (ejemplo en el Hospital Felipe Heras) que brindaba recetas y algunos servicios a quienes los necesitaban”.

“Recordemos que muchas personas usuarias de este sistema no tienen impresora en su casa para poder extraer los recetarios y tampoco computadoras para poder realizar trámites on line, sin mencionar que muchas de ellas son adultos mayores y no cuentan con la facilidad para ejercer por si solos muchos de estos trámites”, mencionó a modo de ejemplo de los que, por así decirlo, quedan fuera de esa modalidad.
Qué pasa con los pacientes con VIH
En lo que respecta a las personas que viven con VIH, “hemos tenido que entregar en préstamo desde el servicio de Infectología en innumerables ocasiones durante todo el año la medicación antirretroviral por omisión, retraso, y otras cuestiones burocráticas”.

Recordó que el VIH es una infección crónica y, como tal, no puede una persona suspender el tratamiento que podría incurrir en aumento de la resistencia viral, descenso de su nivel inmunitario y aumento concomitante de la carga viral. Además, “todo el estrés que se genera estar siempre al pendiente de que llegue o no la medicación a tiempo ocasiona trastornos de ansiedad y un estado de preocupación que no debería estar padeciendo el usuario si el funcionamiento del sistema de IOSPER fuese correcto”, aclaró.

“La modalidad de tomar turnos por WhatsApp es muy útil y muy práctico por cierto, para quienes se encuentran en determinaras situaciones (aquellos que deben realizarse chequeos sencillos o que no implican urgencia) pero para los que su situación apremia y requiere una atención inmediata no sirve”, concluyó.

Dijo que ella y sus colegas médicos necesitan que se autoricen con urgencia varios de los estudios solicitados, y que se les entregue recetarios de medicación crónica para poder iniciar cuanto antes el tratamiento. “Pese a poner la palabra ‘urgente’ en muchos de los pedidos, los usuarios no llegan a ser atendidos en tiempo y forma, lo que retrasa el tratamiento en desmedro de la salud”, lamentó.

“¿Qué se le dice a una persona viviendo con VIH que no tiene medicación para continuar tomando? ¿Quién responde por esto? ¿Quién puede ser indiferente a este tipo de reclamo más que justo?”, interrogó.
“La medicina es humanismo”
Y allí puso corazón a su trabajo como profesional de la salud. “El sentimiento que yo tengo cuando una persona se me acerca y desesperada me pide que por favor le preste algunos comprimidos es el de impotencia porque muchas veces no tengo, o tengo que cambiar por algo similar. Yo no puedo ser indiferente a la necesidad del otro”, remarcó y añadió: “La medicina es ante todo humanismo, no se puede mirar para otro lado cuando alguien se encuentra en esta situación”.

“Lamentablemente debo decir que existe violencia institucional que vulnera los derechos de las personas que viven con VIH y hago extensivo a todos aquellos usuarios que presentan patologías crónicas que no pueden hacerse esperar (oncológicos, por ejemplo)”, lanzó.

Dijo, para concluir, que espera “una inmediata solución a esta gravísima situación, recordándoles que próximamente el 1º de diciembre se celebra el día de la Lucha Mundial contra el VIH-SIDA, una pandemia que ya lleva 40 años entre nosotros y no debemos olvidar”.
Fuente: El Entre Ríos

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