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La sequía provocó que las frutas desarrollaran un calibre menor al exigido a nivel mundial, y la situación económica de Argentina, con altos costos internos, afectó la competitividad de la producción nacional de citrus.
Panorama complejo
La temporada 2023, cuya cosecha se inició en marzo, está marcada por el ciclo 2022-2023 de sequía. Uno de los impactos fue el calibre o diámetro del fruto. Al no tener agua las plantas, las frutas fueron más chicas, y el mercado internacional exige determinado calibre como requisito de calidad. En la actualidad, solo un 30% de producción en la provincia es con riego, por lo que el 70% restante de las plantas sufrió el estrés por falta de agua.

A ese factor, se añade el retroceso del país en términos competitivos. Perú, Chile y Uruguay son competidores fuertes en Sudamérica y han logrado mayores avances en variedades y calidad de fruta. Argentina actualmente exporta principalmente a Rusia, y los costos y tiempos dificultan el acceso a otros mercados como China.

El ingreso a Estados Unidos quedó relegado por la aparición de nuevos proveedores para el país norteamericano, mientras que un tradicional mercado de exportación para el citrus entrerriano como era la Unión Europea, ahora está siendo abastecido por Sudáfrica, con ventajas competitivas por su cercanía geográfica.
Declaraciones de un dirigente del citrus
En ese marco, UNO dialogó con el secretario de la Federación del Citrus de Entre Ríos, Ariel Panozzo Galmarello, quien sostuvo que "la exportación es un 50%menor que el año pasado, por la situación económica que tiene la Argentina, no somos competitivos hacia el mundo, por tema variedades, y porque al productor directamente no le sirve exportar por el tema del cambio del dólar: exportamos al valor oficial y tenemos insumos y costos al valor de la divisa libre”.

"Quedamos muy lejos de países que hoy son competitivos: Chile, viene creciendo a un ritmo frenético en esta área del cítrico, Uruguay, o Perú, que hoy es uno de los competidores más grandes que tenemos acá en Sudamérica. En esos países la diferencia la están haciendo las variedades, ellos están teniendo hoy variedades, que son las que el mundo realmente pide”, contextualizó Panozzo Galmarello.

En ese sentido, ejemplificó que una variedad muy demandada son las mandarinas sin semillas. “Nosotros acá en la Argentina nos hemos quedado 10 años para atrás, y hoy cuesta hacer un cambio de variedad porque no tenemos previsibilidad en el país, ni ahora ni del gobierno anterior. Vos tenés que hacer una inversión a 10 años, con una planta que plantás hoy: para cambiar o impulsar una nueva variedad cada planta hoy te saldría entre 1.600 y 2.000 pesos, más todos los gastos que vos tenés; y te lleva casi ocho años para que esa planta te empiece a dar fruto, son dos gobiernos”, señaló.

En ese sentido, el dirigente y empresario citrícola remarcó el trabajo a largo plazo, en 20 años, que llevó adelante Perú, cuya mayoría de las plantaciones están en el desierto. “Hoy es uno de los países que más exportan y lleva un 60% de su producción a Estados Unidos”, insistió. “Chile viene por ese camino también”, acotó.

En el caso de Entre Ríos, dijo que la exportación de citrus tiene hoy, como mercado comprador fuerte, Rusia: “Algo se está exportando pero muy poquito a Asia, Japón, Indonesia. En la Unión Europea éramos muy competitivos, pero Sudáfrica nos pasó por arriba; quedamos muy lejos por costos”, señaló.

Según datos oficiales a los que accedió UNO, hace una década Entre Ríos producía 529.589 toneladas de naranja; en 2022 se alcanzó el nivel más bajo de la serie de 10 años con 301.714 toneladas.

Y las mandarinas tuvieron el mayor retroceso: de las 281.818 toneladas en 2010 cayó a 115.828 toneladas, aunque la temporada más baja fue en 2020, con 113.140 toneladas.

Entre otros obstáculos para el crecimiento, o la recuperación de la economía del citrus, Panozzo Galmarello planteó que son las retenciones, que se aplican desde el gobierno de Mauricio Macri. Dijo que en el ciclo anterior, la exportación “no había llegado al 5% del total producido” a nivel nacional; hoy, planteó, no será mayor al 1% o al 1,5%.

“Hemos perdido mucho terreno. Nosotros lo que hace años que venimos pidiendo es poder entrar al mercado de Estados Unidos, pero se nos hace cuesta arriba en muchas cuestiones, mucha burocracia de los diferentes gobiernos y hoy por hoy uno de los mercados que por ahí nos podría salvar en lo que es fruta de exportación es justamente Estados Unidos, mayormente en variedad de mandarinas. Hace unos años estuvo una delegación del gobierno de Estados Unidos y quedaron muy conformes con la infraestructura, con la quinta, con la calidad de fruta que hay, pero bueno, diferentes políticas de diferentes gobiernos han puesto trabas y hoy por hoy estamos sin poder entrar a ese mercado”, indicó Panozzo Galmarello.
El destino de la fruta
En cuanto a la producción total en la provincia, se estima que no hubo grandes variaciones respecto de la temporada anterior.

La diferencia reside en que la fruta tuvo un menor calibre, por lo que casi el 50% se está derivando a la industria.

Como producto fresco la fruta pequeña, dijo, no está siendo muy atractivo no solo por preferencia o hábito del consumidor “que gusta de una fruta más grandecita porque rinde más”, sino porque su precio tampoco hoy resulta ventajoso, ya que no hay ofertas como solían venderse ese tipo de mercaderías.

“Está quedando mucha fruta en la planta, y bueno, la mayoría va a ir a industria. Hoy te puedo asegurar que un 50% de lo que hay en producción en planta, el 50% va a ir a industria”, señaló, y agregó que no va al mercado interno como producto fresco también por sus altos costos de logística.
Fuente: UNO Entre Ríos

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