Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Las misteriosas cruces en El Palmar
Las misteriosas cruces en El Palmar
Las misteriosas cruces en El Palmar
Analizando las actas de defunción de la Parroquia Santos Justo y Pastor de Colón, con motivo de la investigación que realiza para su próximo libro, el escritor Alejandro González Pavón rescató la historia de Zenón Casas, un hombre asesinado el 1° de mayo de 1873 y sepultado debajo de una palmera, en lo que hoy es el Parque Nacional El Palmar.

Además de la forma en que perdió la vida y el particular lugar donde descansan sus restos, la historia encierra varios datos curiosos e incluye una venganza.

“Fue un personaje muy conocido en la época de Urquiza”, comenta a El Entre Ríos el docente.

“Lo degollaron en la zona de Arroyo Grande, donde hoy está el Parque Nacional El Palmar, y fue sepultado debajo de una palmera, junto a dos compañeros. El lugar está marcado con tres cruces pero no se puede visitar, porque no forma parte de los senderos”.

“En 1889, Aurelio Casas –hijo de Zenón- se encuentra en Buenos Aires mano a mano con el asesino de su padre, López Jordán. Le pega un tiro en la cabeza y lo mata a modo de venganza”, agrega.

A continuación, el relato de este suceso, escrito por el historiador colonense.
El error del cura capellán

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

El acta de defunción de Zenón Casas Agrandar imagen
El acta de defunción de Zenón Casas
El acta N° 101, Folio N° 56, dice lo siguiente: “EN EL AÑO DEL SEÑOR MIL OCHOCIENTOS SETENTA Y TRES, EL 1° DE MAYO DEL AÑO PASADO, DON ZENÓN CASAS, NATURAL DE BUENOS AIRES, HIJO LEGÍTIMO DE D. GABRIEL CASAS Y DE DOÑA EULALIA DE LOS SANTOS, DE BUENOS AIRES, NACIDO Y BAUTIZADO EN BUENOS AIRES EN LA PARROQUIA DE LA PIEDAD, DE COLOR BLANCO, DE PROFESIÓN HACENDADO (Y ACLARA EN SOBRE NOTA: SARGENTO MAYOR), SE MURIÓ ASESINADO EN EL ARROYO GRANDE EN LA REVOLUCIÓN. EL CADÁVER HA SIDO SEPULTADO EN EL CAMPO DE ARROYO GRANDE EN ESTA PROVINCIA. CASADO CON DOÑA PETRONA YOFRE DE BUENOS AIRES, DE EDAD DE 47 AÑOS”.

La particularidad de esta acta son la confusión en las fechas: primero aclara “EN EL AÑO DEL SEÑOR MIL OCHOCIENTOS SETENTA Y TRES, luego menciona del año pasado (indicando 1872, lo cual es un error) ya que en realidad debería decir de 1873 y luego al finalizarla se escribe 1° de agosto de 1874 con firma del cura capellán de entonces Juan Pedro Pierre. Aquí cabe hacer una aclaración no menos importante a tener en cuenta en relación a la diferencia entre la muerte de Casas y la fecha del registro: es posible que la fecha real del registro haya sido el mismo 1° de mayo de 1873 y por error involuntario el sacerdote haya registrado en agosto del año siguiente.

El dato certero de la muerte de Zenón Casas lo hemos podido comprobar gracias a otros documentos escritos que hacen referencia a él y su muerte trágica, como así también lo atestigua la placa identificatoria que mandó a colocar su hijo Aurelio en el lugar donde se produjo el hecho y donde están también los restos de su padre, donde debemos resaltar otra particularidad: la placa reza que falleció el 2 de mayo de 1873.

Esto sucede con muchos documentos de este momento donde firma este mismo sacerdote el cual, en 1875, por orden expresa del Obispo de entonces, Mons. José María Gelabert y Crespo, es retirado de sus funciones como Capellán de la iglesia de los Santos Justo y Pastor, por sufrir este una enfermedad de orden mental (demencia aseguran algunos), que lo han llevado a cometer algunos actos fuera de lugar en lo que se refiere al ejercicio de su ministerio sacerdotal como así también a la desprolijidad en esos últimos años en lo que se refiere al registro de los difuntos, los bautismos y casamientos. En su lugar tiempo más tarde quedará a cargo de la Capilla el Pbro. Pablo Esteban Lantelme quien le dará un vuelco importante al archivo y lo reordenará de manera correcta dentro de sus posibilidades. Sin embargo, en palabras mismas del presbítero.

Lantelme, en cartas dirigidas a su superior (el Obispo), menciona que Pierre le dijo acordarse que hacía unos cuantos meses atrás había dado santa sepultura a tal o cual persona, que se había olvidado de pasarlo al libro de defunciones. Esto, sin lugar a dudas, generó un gran desfasaje en el orden de las partidas y en la cronología de esos años (como período).
Inscripto en la capilla de Colón
Ahora bien, cabe hacernos algunas preguntar en relación a este registro de Zenón Casas en Colón: ¿Por qué se registró en esta capilla su defunción? La respuesta es que para ese momento la capilla más cercana para entonces efectivamente era la de Colón (en grado de importancia).

Muchos podrán referirse a la coexistencia de la capilla de la Colonia San José. Sin embargo, un dato no menor que no se debe obviar es que desde 1869, Villa Colón pasó a ser cabecera del departamento homónimo, por lo tanto, en grado de relevancia y de dominio eclesiástico, correspondía su inscripción en esta capilla.
Revolución y venganza
Otros dos datos curiosos que nos brinda el acta de defunción. Uno de ellos es que murió ASESINADO EN LA REVOLUCIÓN ¿A cuál revolución se refiere? hay que considerar que para ese entonces, años antes, en 1870, el 11 de abril más precisamente, el Gral. Urquiza era asesinado en su residencia familiar de San José (hoy conocido popularmente como Palacio San José).

Inmediatamente a este hecho de sangre, da inicio en la provincia, sobre todo en esta región la conocida Revolución Jordanista, liderada por la imagen de Ricardo López Jordán.

No cabe duda de que, producto de este conflicto, Zenón Casas fue una presa de este proceso. Es más: claro está, no solo por conocimiento popular de ese momento sino por los testimonios que quedaron escritos en relación a este tema, años más tarde (1889), el hijo de Zenón Casas, Aurelio Casas, residiendo ambos en Buenos Aires (López Jordán y Casas), este último al reconocerlo en la calle y a sabiendas que por orden de este su padre había sido asesinado, como represalia y venganza decide disparar con un arma a Ricardo López Jordán y lo mata.

Este hecho quedó registrado en los medios periodísticos de la época, pues la imagen de López de Jordán en Buenos Aires aún seguía siendo respetada por un sector minoritario que lo admiraba por su proeza en suelo entrerriano.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
La historia, con el tiempo, culpa de la muerte de Zenón Casas a otro personaje de la época que fue el Coronel Cornelio Oviedo. Sin embargo, Aurelio Casas, hijo de Zenón, sació – en parte – esa venganza que había crecido con él en torno al asesinato de su padre.

Estando en la cárcel, Aurelio Casas recibe una oferta muy tentadora (en forma de “reparación”) por parte de algunos miembros de la familia Urquiza (descendientes directos del caudillo entrerriano) por haber dado muerte a López Jordán, quien para el seno familiar de los Urquiza –y así consta en la lápida de mármol que está en una de las habitaciones del Palacio San José – el autor intelectual de la muerte del General en abril de 1870.

Dice Jorge Newton en su libro: “RICARDO LÓPEZ JORDÁN: ULTIMO CAUDILLO EN ARMAS” (pág. 182-183) “El 22 de junio de 1889 en horas del mediodía, López Jordán transita por la calle Esmeralda, en dirección la casa de su viejo amigo Dámaso Salvatierra, cuando al llegar al número 562 de aquella arteria, se detiene en la acera opuesta. De pronto, y sin que él lo note, aparece de espalda un individuo alto, moreno, de poblado bigote negro, que le descerraja dos tiros con una pistola Lafaucheaux, calibre 12, una de cuyas balas penetra en la parte posterior de la cabeza de López Jordán, cerca de la oreja derecha, atravesando la masa encefálica. El General cae tan pronto como recibe el impacto. Se le conduce rápidamente hacia la farmacia situada en la esquina de Tucumán y Esmeralda, pero cuando van a auxiliarlo comprueban que está muerto. El asesino, un joven entrerriano llamado AURELIO CASAS, huye. Posteriormente cuando la policía lo detiene, declara haber obrado bajo un designio de venganza por el fusilamiento de su padre ZENÓN CASAS, oficial “Florista”, durante la segunda rebelión de López Jordán”.

Más adelante, en pág. 183, el autor continúa haciendo mención a Aurelio Casas diciendo: “El asesino no niega haber cometido el delito; el crimen no parece tener otro móvil que la venganza. Pero el proceso instruido contra Aurelio Casas se prolonga durante varios años (…)”.

Ya en pág. 184 ,el autor hace referencia directa a Zenón Casas (padre del asesino de López Jordán): “El agente fiscal da la siguiente opinión: Si se tiene en cuenta que ZENÓN CASAS (padre del asesino) según los datos personales que he obtenido, fue primero partidario de López Jordán y después su enemigo político, y si se tiene presente la versión que corre en Entre Ríos, de que yendo Casas en viaje al Uruguay, con una partida de diez hombres, le dieron muerte para librarse de su mando, se comprenderá cuán injusta es la responsabilidad a la imputación que se ha hecho a López Jordán de la muerte de este hombre”.

Si se lee entre líneas lo expresado por el fiscal de la causa, este expresa que es posible que el asesinato que cometió Aurelio Casas contra López Jordán en virtud de un motor de venganza por el triste final de su padre fue un error, no habiendo sido – en hipótesis – López Jordán quien dio la orden de que maten a Zenón Casas, sino que este fue víctima de traición por sus propios compañeros de ruta, los cuales ya no compartían sus órdenes ni modos de comandarlos.
Al pie de una palmera

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

La placa en la cruz que recuerda a Zenón Casas, en el lugar de El Palmar donde fue asesinado Agrandar imagen
La placa en la cruz que recuerda a Zenón Casas, en el lugar de El Palmar donde fue asesinado
El acta de defunción declara que Zenón Casas fue asesinado, pero no menciona de qué forma: algunos dicen que lo fusilaron y otros tantos (que es la versión más conocida) afirman que fue degollado, una práctica muy común en ese contexto histórico, que se utilizaba en aquellos a los cuales se les deseaba una muerte lenta y dolorosa. Entre otras de las versiones que hacen alusión a la muerte de Zenón Casas, se asegura que el degollador fue Nicomedes Coronel (el mismo que asesinó con sus manos años antes al Gral. Urquiza en su residencia familiar en abril de 1870).

Según testimonios de la época, el cuerpo de Zenón Casas fue sepultado en el mismo lugar en que fue asesinado (también lo dice el acta de defunción), al pie de una palmera, en cuyo lugar hoy todavía se conserva una cruz de hierro con una pequeña chapa que lleva su nombre y la fecha del hecho y dice lo siguiente: AQUÍ DESCANSAN LOS RESTOS DE ZENÓN (lo escriben con S) CASAS QUIEN FALLECIÓ EL 2 DE MAYO DE 1873 A LA EDAD DE 47 AÑOS. SU HIJO AURELIO CASAS LE DEDICA ESTE RECUERDO (seguramente la chapa/placa toma la fecha de sepultura).

El lugar se localiza dentro de lo que hoy es el Parque Nacional El Palmar y junto a la palmera que indica el lugar de la sepultura de Zenón casas, hay dos palmeras más a ambos lados con otras cruces que, seguramente, corresponden a compañeros de este muertos bajo la misma circunstancia.

Se aclara que el lugar no se puede visitar, pues NO forma parte de los circuitos o senderos que el Parque ofrece.

Sepultura y acta están cumpliendo en estos días 149 años, casi llegando a su sesquicentenario. Si nos detenemos a pensar en todos los sucesos históricos acontecidos en esa época, no solo en la ciudad de Colón sino en toda la región, son innumerables los hechos que podríamos mencionar. Hechos concretos como el origen de instituciones como la Municipalidad de Colón, el Registro Civil, nacimiento del Dr. Quirós y ahora –gracias a la documentación hallada- este hecho regional: la muerte de Don Zenón Casas que, más que brindarnos certezas, nos aporta un cúmulo de dudas que quizás algún día puedan ser respondidas con exactitud.

Actualmente se tiene conocimiento que descendientes de Zenón y Aurelio Casas residen en la ciudad de Concepción del Uruguay, y son los encargados de perpetuar su apellido para las generaciones presentes y futuras.
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario