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“¿Cuántos argentinos hay acá, en Uruguay? Vamos a suponer que están de vacaciones, no que salieron huyendo”, dijo irónicamente a su audiencia Diana Mondino en una charla en Punta del Este, organizada por el banco HSBC.

Efectivamente, con alta presencia de empresarios argentinos, muchos residentes en Uruguay o en vías de serlo, Mondino, una economista de temple firme que está siendo muy nombrada en las redes sociales últimamente, planteó su visión sobre la economía de Uruguay y Argentina.

Mondino es directora y profesora del máster de Finanzas de la Universidad del CEMA de Argentina, es una de las fundadoras del Banco Roela y de otras empresas de su país, entre ellas Loma Negra (producción y comercialización de cemento) y Fundación de Alimentos.

La economista repasó los coletazos de los shocks mundiales en la economía rioplatense (guerra en Ucrania con consecuencia en los precios del petróleo, emisiones de ayuda con impacto inflacionario, políticas monetarias para frenarla, políticas fiscales desbandadas), para concluir que “ese entorno le sirvió a Argentina de excusa para explicar la crisis que atravesamos”, afirmó.

A su juicio, las economías rioplantenses deben centrarse en atender la transición demográfica, la globalización y seguir la tendencia a la descentralización de las decisiones de los gobiernos. “El grado de apertura de la economía uruguaya ha aumentado notablemente. Todavía falta, pero es un proceso que la sociedad ya tiene incorporado. Si el país no lo hace, seguirá lento y caro. Los argentinos aún no se han dado cuenta de que abrirse al mundo e incorporar tecnología es la solución”, dijo.

“Tiene que haber una mayor apertura comercial, no de pasaportes rusos”, fue otra de sus frases de impacto en la sala.

Sobre el mal de la concentración que se vive, destacó la de los permisos para importar en Argentina, que también afecta a Uruguay.

“Que Mercado Pago siga funcionando, que no nos saquen eso”, dijo refiriéndose a la larga lista de restricciones que ha impuesto el gobierno argentino.

Recordó que en la pandemia, el gobierno de Fernández emitió el “impuesto extraordinario solidario” y, como no había clases, las familias de vacaciones se quedaron en Uruguay, para no enfrentar ese desembolso “monumental”. “El propio gobierno fomenta que mucha gente actúe de determinada manera; hay inconsistencia entre la política y el resultado buscado”, señaló.

Fuera de micrófonos, Mondino conversó con el diario El País.

-¿Cómo ve las relaciones entre Uruguay y Argentina?

-Argentina tuvo una actitud absolutamente errada en el trato con Uruguay a partir de 2005 cuando se hicieron los bloqueos de los puentes y al generar todo tipo de diferendos innecesarios. Ya con el gobierno de Macri se reconstruyeron un poco las relaciones y los argentinos hemos tenido, desde el punto económico, una serie de errores al ir gravando en forma tan exagerada a los empresarios argentinos y castigando al agro en forma importante, lo que ha beneficiado a Uruguay, dado que muchas empresas argentinas se trasladaron o ampliaron en Uruguay. Los errores argentinos han contribuido al crecimiento uruguayo, que supo aprovecharlo. Se rompió una relación de 120 años donde lo que hacía un país, el otro lo hacía un poco después. Ahí divergimos en nuestros objetivos y ahora estamos en un impasse, porque con el gobierno de Alberto Fernández se quedó trunca la buena relación entre los países y luego de la pandemia se hizo muy difícil.

-¿Qué opina del conflicto sobre el Mercosur?

-El tema Mercosur es una piedra en el zapato para Uruguay. Uruguay había empezado a desprenderse de una situación en la que no tenía demasiados beneficios y sí muchas restricciones. De esas restricciones, trata de liberarse intentando hacer un tratado con China y otros países, siguiendo otros caminos. Ahora, con un posible reactivar del Mercosur, no estoy segura de si realmente va a ser una oportunidad para todos los miembros, o vamos a volver a las viejas andanzas de que solo sirva para poner restricciones entre ellos.

-¿Piensa que el liderazgo de Lula logrará imprimirle un sesgo diferente al bloque?

-Esa es la expectativa, se habló mucho de reactivar al Mercosur pero el mundo ha cambiado. El Mercosur se hizo en los 80, y el proceso de globalización e integración entre los países del mundo ha sido muy veloz. La única posibilidad de que Mercosur se mantenga en el tiempo es que se abra mucho. Hasta ahora el Mercosur ha tenido desviación de comercio y no creación de comercio. La desviación significa que se dejó de comerciar con otros países para pasar a comerciar entre los miembros del Mercosur justamente porque había menos impuestos, pero no porque se bajaron entre nosotros, sino porque los subieron a los demás.

-El canciller alemán, Olaf Scholz, visitó el Cono Sur hace unos días y parecía que se iba a destrancar la firma del acuerdo Mercosur-UE, pero Argentina se echó para atrás. ¿Cómo se entiende?

-Como un error estratégico gigante. Si un mercado enorme, como el de la Unión Europea, te abre las puertas, te impone requisitos de transparencia, condiciones de seguridad e higiene, te mejora los estándares de producción y encima te compra, por qué decir que no. Lo que pasa es que no necesariamente al gobierno argentino le gustan los requisitos de transparencia, ni otros controles. Hay que pensar por qué todos estos políticos o gobiernos que tienen ideas semi-totalitarias solamente actúan con otros países también totalitarios, y no hay mayores relaciones entre las empresas de esos países. Eso se debe a que los gobiernos no tienen transparencia.

-¿Está tildando al gobierno de Fernández de totalitario?

-Casi totalitario; dele tiempo. Las restricciones que están poniendo de todo tipo en el mercado son notables. Desde el punto de vista económico hay restricciones para exportar, para importar, para trabajar, tenemos una elevadísima carga impositiva, una carga informativa muy grande que las empresas tenemos que reportar a las autoridades. Tenemos cepo a cualquier cosa, menos a la delincuencia.

-¿Qué aciertos y desaciertos destacaría de la gestión del ministro de Economía, Sergio Massa?

-Massa logró quebrar las expectativas. Ofreció un plan integral cuando dio su primer discurso, sin embargo, a lo largo del tiempo, ha tomado una serie de medidas que resultan contradictorias con las promesas iniciales. Por ejemplo, lo de suspender el ingreso al sector público continúa. El dólar soja ha tenido efectos contraproducentes. Y la política de importaciones no tiene perdón de dios.

-¿Cómo ve a la política económica uruguaya en este momento?

-Comparada con la de Argentina, la economía uruguaya refulge como el sol. Ojalá puedan hacer una reforma del sistema previsional a fondo.
“Bombas” económicas que dejará el gobierno
Diana Mondino habló de las “bombas económicas” en Argentina.

Una es el cepo para que las importaciones no entren al país, aunque ya los permisos otorgados de importación exceden US$11.000 millones. Otra bomba es que los vencimientos se fueron acumulando. Una tercera bomba es, justamente, el déficit de Argentina, pero señaló que son varios los déficits, no uno (del Banco Central, del Banco del Tesoro, y otros).

Consultada sobre si el gobierno argentino podría pagar la deuda externa, respondió: “Al gobierno esas cosas le divierten. Cree que está bien no pagar la deuda, genuinamente creen en eso. Si no, jamás la hubieran reestructurado en el 2020 cuando no había vencimientos sino hasta 2022. Además, el gobierno no ha pagado nada de la deuda, sino entregado fondos frescos que pagan los intereses. Debemos al FMI más que antes. Con Macri en 2019, había US$323.000 millones de deuda y ahora está en unos US$385.000 millones”.

“El agro es mala palabra en Argentina, se lo trata muy mal”, lapidó más adelante, no sin señalar las potencialidades del sector.

En materia de bonos e inversiones, proyectó que las tecnológicas seguirán subiendo, y que en renta fija las tasas de interés no van a bajar por un tiempo. Agregó que existen empresas de la energía, cemento y algunos alimentos que hoy tienen un valor muy bajo. “Se puede comprar acciones baratas con la idea de que subirán, aunque es difícil proyectar”, concluyó.
Fuente: El País de Montevideo - Fabiana Culshaw

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