Expresado en términos bélicos, los soldados que están en el frente deben tener instrucciones precisas, sabidas de memoria. No pueden darse el lujo de dudar. De su accionar sin titubeos depende frenar al enemigo.
Quienes están hoy en esa primera línea de combate son los hospitales públicos y los sanatorios privados. Es decir, el “sistema” de salud, que le hará honor a la palabra “sistema” en tanto y en cuanto logre actuar de manera coordinada, con reglas precisas, que doten de previsibilidad y respaldo jurídico a las acciones de cada cual.
En este contexto, no parece un reclamo más que los miembros de la cámara sanatorial de Concordia le pidan al Ministerio de Salud de Entre Ríos un protocolo asistencial coordinado, que les permita actuar de manera complementaria con el Hospital Masvernat, cumpliendo cada uno un rol preciso. La provincia ha conformado un comité de crisis cuyo desempeño ha quedado a salvo de cuestionamientos. Es altamente probable que la normativa que reclaman desde la capital del citrus ya esté diseñada hace rato y reste comunicarla.
En voz baja, en el sector privado confiesan estar atravesando un verdadero tembladeral, que –a su entender- sólo podrá superarse con una indicación “formal”, por escrito, que establezca taxativamente que todo paciente con diagnóstico de "sospecha de Covid-19" debe ser aislado y tratado desde el inicio en el Hospital Masvernat.
La falta, hasta el momento, de un convenio que así lo determine, ha dado origen a situaciones tan confusas como cargadas de tensión. Por caso, ¿puede un sanatorio rechazar al afiliado a una prepaga que llega a la guardia con síntomas de coronavirus y demanda atención? ¿Qué resolución lo respalda hoy en día para mandarlo al hospital?
No es un planteo abstracto. Ya pasó. Hubo un paciente que llegó a la guardia de un sanatorio privado y fue internado. Si hubiera dado positivo, las consecuencias habrían sido muy graves. “¿Cómo hacés para continuar atendiendo con normalidad las demás patologías, un accidente cerebro vascular o cualquier otra emergencia?”, se preguntó uno de los profesionales que admite haber tenido problemas para conciliar el sueño hasta que conoció el resultado negativo del testeo.
Desde la cámara que agrupa a las clínicas insisten con que hay que “dividir las aguas”, que el hospital atienda exclusivamente todo caso sospechoso de coronavirus y que el resto del sistema de salud afronte las demás patologías. “Esa directiva aún no está. ¿Te imaginas en el Sanatorio Concordia, por ejemplo, la terapia llena de afiliados al PAMI, que por su edad están más expuestos a los virus, y le metes un caso sospechoso de Covid-19 sala de por medio? ¿O al lado de la maternidad?”, planteó uno de los médicos de más trayectoria.
La disponibilidad de insumos es otro de los argumentos que los privados esgrimen para peticionar que aparezca cuanto antes la normativa que responsabilice al hospital de la atención de los casos sospechosos de coronavirus. Aseguran que el Estado ha confiscado los stocks de todos los proveedores, justamente de aquellos elementos que son imprescindibles para cumplir con el protocolo del Covid-19. “No conseguimos ni un barbijo –dicen-, porque el Estado compró todos los insumos posibles que ofrecía el mercado”.
El malestar de los privados tiene también un costado económico: “La crítica situación financiera pre-existente se ha agravado por la vigencia de la cuarentena y la insólita imposibilidad de realizar cirugías programadas. No han tenido en cuenta que esas cirugías postergadas se pueden transformar en agudas en el peor momento de la pandemia”, advirtió el doctor Carlos Arizabalo, uno de los directivos de la cámara de sanatorios concordienses.
“La consecuencia es que tenemos sanatorios vacíos, que ven agudizarse su desfinanciación, que arrastran desde mucho antes. Debería aprovecharse este período en el que no hay demanda para operar todo lo programado”, concluyó.
Este martes por la tarde, el gobierno provincial se apresta a brindar una conferencia de prensa destinada a “socializar cómo se prepara el sistema sanitario de Entre Ríos para afrontar etapas de mayor impacto del virus”. Parece lógico suponer que será la oportunidad para que se haga público el protocolo de coordinación que el sector privado demanda con indisimulada ansiedad.
