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En ocasiones, pareciera que las noticias mostrasen fenómenos inconexos, relatos de hechos sin vinculación unos con otros. Pero es sabido que en la realidad TODO está conectado, no hay compartimentos estancos.

¿Qué tienen que ver los cada vez más frecuentes y esperanzadores anuncios de inversiones millonarias para construir las plantas de tratamiento de efluentes en ciudades de la costa del Río Uruguay y el último informe de CARU, que refleja la contaminación de varias playas con coliformes cloacales, escherichia coli y enterococos? El 11 de Agosto de 2020, el servicio de prensa del gobierno de Entre Ríos anunciaba que Nación había aprobado los contratos para cinco plantas de aguas cloacales sobre el Río Uruguay. La buena noticia hacía referencia al denominado “Programa de Saneamiento Integral de las Ciudades de la Cuenca del Río Uruguay”, que prevé ampliar la cobertura de desagües cloacales, el tratamiento de las aguas residuales y mejorar la capacidad de gestión de los servicios en Concordia, Colón, San José, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú.

Obvio, tal anuncio no habría sido necesario si la mayoría de las localidades ribereñas ya contasen con plantas de tratamiento de efluentes. El prometedor “programa” viene a querer remediar un grave e histórico déficit en materia de saneamiento, que atenta desde hace décadas contra el río Uruguay y contra la salud pública..

Ni bien El Entre Ríos publicó el sábado último el informe sobre calidad de agua elaborado por CARU, no faltaron aportes de lectores, identificando diferentes lugares donde Concordia, la ciudad argentina más poblada de la costa del Uruguay, vuelca sus desechos.

Uno de esos comentarios, por ejemplo, hacía notar que algunos de los caños troncales están rotos, por lo cual, en vez de arrojar el líquido nauseabundo en las profundidades del río, lo hacen en sus orillas, a escasos metros aguas arriba de las playas en las que CARU halló exceso de coliformes fecales.

“…si están todos rotos los caños que van hacia el lavadero de jaula en Catamarca y la vía. Hace años que están así”, disparó uno desde Facebook. Otro lector ofreció una mirada más global: “Una pena que no se controle el volcado de efluentes cloacales y de otros tipo, que no haya plantas de tratamientos de efluentes, no sólo en Concordia. Habría que ver qué hace Salto R.O.U, y las ciudades aguas arriba del río, Federación y más arriba aún”.

Como las imágenes dicen más que 1000 palabras, también recibimos fotos que prueban el lento pero permanente fluir del líquido cloacal hacia el Río Uruguay, a la altura de calle Echagüe, en inmediaciones de una de las zonas más residenciales de la capital del citrus.

Las aguas “negruzcas” ingresan al río y, antes de llegar a mezclarse y muchos menos diluirse, pasan por Playa Nebel y luego por Los Sauces. En épocas de estiaje, con escaso caudal, el fenómeno se agrava.

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Quien haga la prueba de internarse por los senderos que “unen” el final de calle Echagüe y el río, además de cruzarse con el líquido cloacal y con basura de todo tipo esparcida entre la maleza –hasta el esqueleto de un viejo cochecito de bebé-, también notará que han crecido cañaverales con los que la naturaleza intenta purificar los contaminantes.

Decíamos que todo está interconectado, por lo que los excesos de coliformes y bacterias que mide CARU en las playas no pueden ser otra cosa que una consecuencia de esta vieja deuda con el río, la falta de plantas de tratamiento de efluentes cloacales.
Concordia: efluentes cloacales sin tratar hacia el Río Uruguay
Contaminación vs Turismo
Otra interconexión más que evidente es con el turismo. Será cada vez más cuesta arriba seguir explotando como principal atractivo a las playas si no conseguimos garantizar calidad del agua.

Por estas horas, Concordia se apresta a estrenar una céntrica y atractiva oficina de turismo, donde hasta hace poco fracasó en su intento por sobrevivir un restaurant. Días antes presentó una simpática aplicación para visitantes. Las otras ciudades seguramente llevan a cabo similares esfuerzos. Pero todas esas “inversiones” caerán en saco roto si la costa del Río Uruguay no consigue garantizar algo tan esencial como la calidad del agua en sus playas.
Fuente: El Entre Ríos

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