Gloria es la encargada. Se la ve sirviendo la merienda que van a buscar familias enteras a la sede parroquial, llevando envases plásticos de gaseosas para cargar la leche y una ración de pan con queso cremoso a modo de sándwich.
“Cada día viene más gente. Vemos cómo estas personas están buscando comida, hay mucha necesidad y hay familias enteras con 9 y hasta 14 personas por grupo, hay indigentes, mamás embarazadas. Nuestra merienda es reforzada con un sándwich y si sobra pan lo repartimos con una fruta”, le contó a periodistas de El Sol.
Gloria dijo que, para muchos, esta merienda es la cena y quizá el único alimento que reciben hasta el día siguiente. “Es la última comida de la tarde, nos cuentan que algunos les da para cocinar algo de día, pero no para la noche”, refirió.
Asimismo, confirmó que tiene provisiones para 300 personas pero han llegado cerca de 400. “Hacemos lo imposible para que alcance para todos y que todos se puedan llevar algo para comer”.
La situación de mayor demanda del merendero se empezó a notar “hace dos o tres meses", precisó.