Si bien hoy se plantea en particular la situación de “Pocho”, por cumplirse un aniversario más de su desaparición, el de Ortiz (vendedor ambulante, oriundo de Paso de Los Libres, de quien nada se sabe desde 2010), no deja de ser un caso misterioso. En ese poblado del norte entrerriano, una tardecita del 30 de agosto de 2011, “el quinielero”, integrante de una familia que tiene una agencia en la localidad, recorría las calles en su bicicleta, haciendo su tarea habitual, la de levantar jugadas.
Hasta que en un punto desaparecieron él, su bicicleta y las demás pertenencias que llevaba consigo. Así, como por arte de magia, como si la tierra lo hubiese tragado o cualquier hipótesis que pueda imaginarse según las creencias. “Pocho” desapareció. Por eso, desde hace diez años las autoridades judiciales insisten en que alguien tiene información valiosa, la que ni por entonces, cuando se inició la investigación, ni con el transcurso del tiempo, fue aportada a la Justicia. De lo contrario, no se puede encontrar explicación razonable sobre cómo puede esfumarse una persona, hacerse invisible de golpe y que no exista al menos una punta del ovillo para llegar a dar con su paradero.
El exfiscal de Chajarí, doctor Mariano Larocca Rees, quien llevó adelante la investigación, reconoció antes de dejar el cargo que fue la causa que lo desveló y lamentó no poder “hacer justicia” para la familia. Quienes lo sucedieron en el Ministerio Fiscal, continúan en la misma tesitura: “hasta que alguien no hable…”, responden.