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Este lunes se cumplen 10 años de la última vez que se lo vio con viva a Juan José “Pocho” Morales, un hombre que a bordo de su bicicleta recorría una comunidad de poco más de 4 mil habitantes ubicada en el norte provincial. A su desaparición puede sumarse la que ocurrió años atrás con Sebastián Ortiz ya que junto a “Pocho” se convirtieron en dos hombres que desaparecieron en San Jaime de la Frontera, una pequeña localidad donde los vecinos se conocen desde siempre y a los foráneos se los identifica muy fácilmente.

Si bien hoy se plantea en particular la situación de “Pocho”, por cumplirse un aniversario más de su desaparición, el de Ortiz (vendedor ambulante, oriundo de Paso de Los Libres, de quien nada se sabe desde 2010), no deja de ser un caso misterioso. En ese poblado del norte entrerriano, una tardecita del 30 de agosto de 2011, “el quinielero”, integrante de una familia que tiene una agencia en la localidad, recorría las calles en su bicicleta, haciendo su tarea habitual, la de levantar jugadas.

Hasta que en un punto desaparecieron él, su bicicleta y las demás pertenencias que llevaba consigo. Así, como por arte de magia, como si la tierra lo hubiese tragado o cualquier hipótesis que pueda imaginarse según las creencias.

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Juan José "Pocho" Morales fue visto por última vez hace 10 años.
“Pocho” desapareció. Por eso, desde hace diez años las autoridades judiciales insisten en que alguien tiene información valiosa, la que ni por entonces, cuando se inició la investigación, ni con el transcurso del tiempo, fue aportada a la Justicia. De lo contrario, no se puede encontrar explicación razonable sobre cómo puede esfumarse una persona, hacerse invisible de golpe y que no exista al menos una punta del ovillo para llegar a dar con su paradero.

El exfiscal de Chajarí, doctor Mariano Larocca Rees, quien llevó adelante la investigación, reconoció antes de dejar el cargo que fue la causa que lo desveló y lamentó no poder “hacer justicia” para la familia. Quienes lo sucedieron en el Ministerio Fiscal, continúan en la misma tesitura: “hasta que alguien no hable…”, responden.
Fuente: Chajarí al Día.

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