El escrito estuvo motivado en el proyecto de resolución presentado en el concejo durante la última sesión, que propone hacer un pedido al CGE para que revise los protocolos y aumente la presencialidad en las escuelas.
Si bien esta agrupación federal de padres coincide en la base del reclamo, consideran que la iniciativa se trata de un aprovechamiento político y que las autoridades colonenses tienen una “doble vara” al momento de medir las responsabilidades ajenas y propias.
“Mientras piden a la provincia flexibilización de los protocolos, mantienen los mismos protocolos anacrónicos, irracionales y sin fundamento para institutos de idioma, gimnasia o danza”, dicen. Y exigen a las autoridades que “tomen a la educación como prioridad” para lo cual “si faltan recursos, bajemos la cantidad de funcionarios y eliminen gastos superfluos”
Carta abierta
Días atrás el Bloque “Todos Por Colón” presentó un pedido al gobierno provincial para la flexibilización de los protocolos. Como integrante de Padres Organizados Federal, venimos hace meses planteando que el protocolo marco que origina los protocolos de cada jurisdicción son anacrónicos, no incorporan la evidencia científica ni la experiencia internacional y funcionan como una barrera para la presencialidad en un país dónde la situación de la infancia es crítica: 60% de pobreza infantil, un millón y medio de NNyA desvinculados de la escuela, incremento de la violencia, abuso e inseguridad alimentaria y un penoso etc.
Ante esta situación, una vez más, la política opta por sacar provecho, en vez de ponerse frente a una agenda urgente. Lo que ha demostrado el municipio de Colón, a través de su Bloque de Concejales es que ninguna política pública, ni nacional ni provincial ni municipal, puso el foco en un abordaje serio y adecuado para la niñez y la adolescencia.
Mientras piden a la provincia flexibilización de los protocolos, mantienen los mismos protocolos anacrónicos, irracionales y sin fundamento para institutos de idioma, gimnasia o danza. No incorporan la evidencia internacional, ni las recomendaciones de la Sociedad Argentina de Pediatría, no generan protocolos por grupos etarios, sólo suman angustias a una infancia ya abandonada a su suerte: obligan a niños a hacer actividad física con barbijos, a aprender durante una hora sin permiso para respirar sin barreras. Pero piden para la tribuna, la flexibilización de protocolos, porque cuando la responsabilidad es ajena, exigimos, cuando es propia, disfrutan de sentirse poderosos. Doble vara, y en el medio, una infancia que sigue padeciendo.
Mantengo la esperanza que ante la evidencia y la postura del Bloque Oficialista el municipio revea su accionar, marque un camino, sea ejemplar. Que no siga olvidando a las infancias. Que tome a la educación como prioridad, que devuelva las ordenanzas que aportaba el municipio a las escuelas, que genere protocolos ajustados a la evidencia, que coordine acciones y trabaje en conjunto con el Hospital. Si faltan recursos, bajemos la cantidad de funcionarios, ajustemos en gastos superfluos. Le pedimos a la ciudadanía un esfuerzo más: sean el ejemplo.
Si les falta información, acá estamos, dispuestos como el primer día a acompañar, investigar, asesorar.
No necesitamos un municipio que nos cuide. Necesitamos un municipio que genere ciudadanía, que le dé herramientas a los vecinos para cuidarse, que genere campañas de concientización, que haya información de calidad.
Aún cuando quede sola, la infancia es el bien más preciado que tenemos como comunidad. Abandonarlos a su suerte, someterlos a tratos inadecuados a su edad, convertirlos en las primeras víctimas de la pandemia, no es una opción. El futuro de ellos depende de nosotros. Se merecen algo mejor.
