No hay dudas, el rescate de EE.UU. a la Argentina no tiene precedentes. Nunca el Tesoro de ese país compró pesos –vendió dólares- para frenar una corrida, justo cuando la cuenta que el Ministerio de Economía tiene en el Banco Central (BCRA) se quedaba sin munición. La semana comenzó con ruegos de una dolarización y terminó con la pesificación norteamericana. “El peso está subvaluado”, aseguró Scott Bessent, secretario del Tesoro americano, pero principalmente –así se definió él- experto en negocios con monedas desde hace más de 40 años.
Lo dicho. La ayuda de Donald Trump es histórica y -según supo LA NACION- el Gobierno “espera” que permita pavimentar el camino a las elecciones de octubre, una meta clave para Javier Milei. ¿Qué significa eso? Para la Libertad Avanza era imposible ganar con dólar descontrolado. Pero, un dólar estable, ¿alcanza para triunfar y dar la señal que piden los inversores extranjeros y los organismos de que habrá reformas? El mercado financiero dirá que sí, el resto mirará sin muchos cambios su metro cuadrado, pero el Gobierno tendrá una ventaja: la posibilidad de revender expectativas futuras. Las urnas dirán finalmente ese domingo si la tasa de impaciencia de los argentinos se agotó.
Bessent -representante económico del país que emite dólares- insufló de credibilidad al equipo económico de Luis Caputo, que pensaba que no era necesario acumular reservas internacionales en la Argentina. El circulante son US$15.000 millones; el BCRA tenía US$20.000 millones, aseguraban. Cada venta del Tesoro aspiraba pesos y eso debilitaba la demanda de dólares. Pero hay bonos en pesos, plazos fijos y una cultura dolarizadora. El embrujo no alcanzó, tampoco los buenos fundamentos frente a la falta de reservas, y Bessent vino a reforzar la artillería que ya había proporcionado el Fondo Monetario Internacional (FMI). Todo cuando el mercado ya descontaba –en futuros y en el REM- una devaluación, mientras algunos analistas pedían dolarizar y otros flotar en medio de la debilidad política e institucional (cuando no hay techo).
Trump y su ministro están pagando un costo político interno por sostener a Milei. Los demócratas –minoría en el Congreso- presentaron una ley para frenar el swap de US$20.000 millones. Pero además minan la credibilidad de Bessent, hombre que trabajó en el sector financiero con varios inversores que apostaron a la Argentina, como Rob Citrone. Este último estuvo en la Argentina, con Bessent, el mismo día que el Gobierno anunció que salía del cepo. Paul Krugman, premio Nobel de Economía, denunció que Bessent ahora pavimenta la salida de Citrone y otros fondos de la Argentina “inflando” sus activos con su anuncio.
Se desconocen las condiciones que pidió EE.UU. para pagar ese costo político. Algunas pistas aparecen en el tuit del secretario y en una posterior entrevista en la cadena Fox News que dio Bessent, la misma en la que decidió apostar al peso argentino como moneda fuerte.
“Milei hizo las cosas correctas. Él llegó para romper 100 años de ciclos negativos para la Argentina. Es también un gran aliado para Estados Unidos. Está comprometido con sacar a China de su país. Están por todas partes en América Latina”, dijo Bessent a la periodista Laura Ingraham. “Pero no creo que una parte del acuerdo sea excluir a China de la Argentina”, tuvo que salir Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, como siempre, a salvar las papas. El swap de monedas con China, que amplió Sergio Massa sin pasar por el Congreso, llega a US$18.000 millones. LA NACION consultó en el BCRA y en de Economía. Fuentes oficiales dijeron el pedido de eliminación del swap chino es hoy “una especulación” más allá de los dichos del hombre fuerte de la economía de Trump. No hubo detalles sobre las condicionalidades.
Pero Bessent dijo más. “La Argentina es rica en tierras raras y en uranio. Y creo que están comprometidos con empresas privadas estadounidenses”, agregó el funcionario, lo que atrajo la atención hacia un comentario del posteo de X en el que anunció la intervención en el mercado cambiario argentino. “Sigo escuchando a empresarios estadounidenses que, gracias al liderazgo del presidente Milei, están deseosos de estrechar los lazos entre las economías de EE.UU. y la Argentina. La administración Trump se mantiene firme en su apoyo a los aliados de EE.UU., y en ese sentido también abordamos los incentivos a la inversión en la Argentina y las herramientas estadounidenses para impulsar la inversión en nuestros socios estratégicos”, escribió Bessent luego de pedirle al Santander que venda dólares del Tesoro.
El archivo a veces ayuda a clarificar las cosas que Economía omite. “Vas a tener estadounidenses en fila para sacarlo”, dijo Milei en una entrevista con Alejandro Fantino el día del fin del cepo. Hablaba sobre el uranio en Chubut. “Esto es una cuestión geopolítica”, agregó. (…) “Te hago una pregunta. ¿Qué insumos usas en el armamento nuclear? Usas uranio enriquecido. ¡Ah! ¿Y qué más? Acero y aluminio. Y titanio. ¿Y? Titanio. Más duro que el acero, más liviano que el aluminio. ¿Nosotros jugamos en esa liga? ¿Estás jodiendo? No, no lo jugamos. Imagino que no, pero si alguien quiere venir a comprarlo, lo vendemos”, dijo.
Tangencialmente, Bessent volvió luego a meterse en el barullo que le generó la eliminación, por 72 horas, de las retenciones argentinas. “Politizan [por China]las compras de soja y la mayoría de ellos han ido a Brasil. Y no vamos a dejar que eso suceda. Creo que los chinos tendrán que volver al final de la temporada y comprar soja”, dijo. El funcionario había sido criticado por los farmers por apoyar financieramente a la Argentina luego de que Economía llevara a cero los derechos de exportación para sumar dólares y afectara los precios internacionales en época de venta de los productores de EE.UU.
Pese a la innegable potencia del anuncio de apoyo que llegará de Trump la semana que viene –se esperan más sorpresas-, quedan, además de las condicionalidades, dudas entre expertos. “¿El Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF) incorporó pesos a sus libros contables? Y, si es así, ¿está asumiendo el riesgo cambiario y la Argentina recomprará esos pesos? ¿El ESF está manteniendo pesos en depósitos o bonos?”, se preguntó Mark Sobel, exfuncionario del Tesoro de EE.UU.
Consultó si el swap de US$20.000 tiene como condicionalidad que el dólar flote después de las elecciones de octubre. Y completó con una serie de preguntas al gobierno de Trump, sumándose a las críticas de los demócratas: “¿El documento legal está firmado y será público? ¿Se extenderá el total de los US$20.000 millones? ¿Fecha de finalización del swap? Según la tradición de las operaciones de crédito del ESF, ¿cuál es la fuente garantizada de repago? ¿La Argentina asume el riesgo cambiario? ¿Cuál es el precio: costo más bonos del Tesoro?”, dijo.
En la Argentina también hubo preguntas. Si bien el propio Bessent dice que la banda cambiaria “sigue siendo adecuada”, lo que descarta una devaluación a muy corto plazo, algunos creen que sostener ese esquema con un tipo de cambio desalineado desaprovecha una oportunidad importante para pegar un volantazo. “Lo aconsejable sería que se trate de una transición hasta elecciones y, después, venga un paquete integral -reservas, soporte de deuda en dólares, re-acceso a mercados- y nuevo régimen cambiario/monetario sin controles ni restricciones”, escribió, por caso, el economista Luis Secco. El problema, dijo, es que se convierta en un “puente caro” para llegar al 26/10. Secco dijo que se desconocen las reglas del swap, los criterios de intervención del Tesoro de EE.UU., y si habrá o no un componente para mejorar el pago de la deuda en 2026 que sirva además pare volver a los mercados de crédito.
Las dudas sobre la potencia política de Milei -y los coletazos institucionales de campaña- no se agotan con el apoyo de Trump. De allí se derivan las posibles reformas estructurales para impulsar la economía. Es por eso que Secco calificó al respaldo de Washington como “una tregua financiera” que “no garantiza gobernabilidad ni sostenibilidad”. En definitiva, dijo, es “un salvavidas, no una brújula”.