La excepción es para los hombres de a pie que, cuando las vías están liberadas, “cortan camino” por la madera de los durmientes, las piedras ubicadas entre medio y el hierro de los rieles. Ellos son, junto a los ferroviarios, los pocos testigos de un creciente y desagradable espectáculo humano: el de arrojar basura, a un costado. Banquinas de residuos, en su mayoría domiciliarios según el tamaño y forma, van formándose al paso del tren como puede verse en el tramo que recorrió el drone de El Entre Ríos.Las imágenes fueron captadas en el sector comprendido entre calles Chabrillón y Batalla de Cepeda, en Concordia.
Son microbasurales que quedan al descubierto, tecnología de por medio, y que muestran las miserias de aquellos que toman la decisión de arrojar allí sus desperdicios.