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La unificación de las elecciones con Nación extendió los tiempos para presentar precandidaturas. Los que primero salieron a la cancha, tal vez sintieron que el partido se prolongará mucho más de lo deseado. ¿Cómo mantener en el tiempo el impacto inicial, que se diluye con el correr de los días? Desafío complejo, si los hay.

Otros, en cambio, sintieron que se abría una ventana para sorprender con precandidatos hasta ahora “tapados”. En el crestismo concordiense, hay indicios de que esa sería la jugada.

Desde el entorno de Enrique Cresto, en una típica maniobra destinada a despertar interés, cual juego de adivinanzas, dejaron trascender que el actual intendente avalaría dos listas con candidatos de su propio espacio político.

Como queriendo correr el velo sólo de manera ínfima, ocultando más de lo que se muestra, señalan que uno de los “tapados” saldría de un par de secretarios de “primera línea” de su gabinete de gobierno, que han tenido mucha visibilidad en los últimos meses.

Obvio, tal trascendido hace que más de uno se pregunte “¿Seré yo el elegido?”. Como si fuera otra pista relevante, aseguran que esos funcionarios contarían con el aval de Paraná y Buenos Aires. Uno, vinculado al Urribarrismo kirchnerista. El otro al sector de Cresto y Kueider. Para colmo, dejan entrever que, más allá de que ambos estén siendo evaluados, sólo uno finalmente competirá.

El otro “tapado”, que suena como el de mayor aceptación, tanto por dentro como por fuera del peronismo, vendría del sector empresario de la capital del citrus. Para alimentar hipótesis y conjeturas, señalan que años atrás supo ocupar cargos y que hoy se dedica a tiempo completo a la empresa familiar, con varias décadas de trayectoria en el rubro alimentación, con logística propia y decenas de empleados a cargo.

A los que a esta altura estarán pensando en varios nombres, podrán afinar la búsqueda con esta data: sería golfista amateur. Por ende, buscaría hacer hoyo en uno en una interna del peronismo que muestra un menú sin sorpresas, con muchas figuras repetidas y todas con un techo difícil de superar.
Las candidatas a la vice Intendencia
En el primer caso, la mujer que completaría la fórmula de alguno de los dos funcionarios de primera línea, sería otra funcionaria, que está al frente de una dirección vinculada con el empleo y desarrollo barrial, con directa relación con Cresto.

El segundo “tapado”, el empresario de familia ultra conocida en la ciudad, iría acompañado por una mujer que, como él, se desenvuelve principalmente en el ámbito privado y de reconocido renombre en el rubro inmobiliario. Así las cosas, se presentaría como una fórmula “sorpresa” por partida doble. Ni él ni ella pertenecen a la “casta” política, como se estila decir hoy por hoy.
Hermetismo
Al querer corroborar esta información con fuentes del entorno de Cresto, no hubo confirmaciones, aunque tampoco desmentidas. La respuesta fue el hermetismo, tal vez como sutil manera de ratificar que algo hay.

Una fuente dejó a entender que el anuncio de estos pre candidatos se realizaría luego del acto de Cristina Fernández de Kirchner el 25 de mayo, en los primeros días del mes de Junio. Dicho sea de paso, en las calles de la ciudad comenzaron a verse sugerentes mensajes que expresan “Cristina Vuelve”... como si hoy no fuera vice, como si acaso nada tuviera que ver con el gobierno de su elegido, Alberto Fernández...

El crestismo nunca ha sido kirchnerista. Aunque, tampoco ha sido abiertamente anti K, intentando, al igual que el gobernador Gustavo Bordet, transitar una avenida del medio, que, dependiendo del contexto, se recuesta más o menos en la actual vicepresidenta. En las últimas semanas, no pasaron desapercibidas frases de Enrique Cresto elogiosas hacia Cristina Fernández de Kirchner, reservándole el exclusivo papel de “ordenadora” del peronismo.

Se trata de un giro discursivo que tal vez se apoya en la hipótesis de que el “movimiento” no tendrá en Sergio Massa sino en Cristina Kirchner a su candidata, y, siendo así, crecerían las chances en las PASO de quienes en Entre Ríos no gozan de la bendición del actual Ministro de Economía ni del entrerriano hincha de Tigre.
Anti crestismo o variantes de crestismo
Volviendo a los “tapados”, los trascendidos que exprofeso instalan desde el entorno del intendente de Concordia parten del supuesto de que ninguna de las precandidaturas que ya salieron al ruedo son “crestistas”.

Pero, hay quienes se permiten dudar. Con cierto aire conspiracionista, hasta desconfían del sector de Alfredo Francolini, al que se supone enfrentado hace ya tiempo con los Cresto. “Alfredo tiene a Marcelo Cresto al lado de él y también a los Armanazqui, crestistas de toda la vida. ¿De verdad son algo distinto o son otra versión de lo mismo?”, disparan.

Como sea, sobran ejemplos de que las construcciones políticas que se dicen innovadoras nunca son “puras”; siempre se nutren de lo existente. El peronismo nació así y creció y mutó de igual modo.

En tren de ver fantasmas, no debe olvidarse que las sospechas también salpicaron a Rogelio Frigerio, alimentadas por sus vínculos históricos con Enrique Cresto y por el buen diálogo y el trabajo “articulado” que mostraron cuando el hombre fuerte de Juntos por Entre Ríos fue Ministro del Interior de Mauricio Macri.

Y más recientemente, esas mismas sospechas, como si fuera un boomerang, fueron arrojadas -en especial por Sergio Urribarri- contra Gustavo Bordet, atribuyéndole un supuesto pacto con Frigerio.

Es más, hasta el joven exfiscal Francisco “Gringo” Azcue ha caído en la volteada, a medida que su figura se fue instalando. En operaciones con tufillo a interna, le han sacado a relucir lejanos parentescos con un abogado, al que, a su vez, lo vinculan a los Cresto. Todo muy rebuscado, tanto como recordar que en la cúpula del Pro local hay familias de la ex Ucede, una fuerza de centroderecha que se alió al peronismo, en tiempos en que lo lideraba Jorge Busti.

En fin, arenas movedizas de un año electoral atípico, que tiene como telón de fondo una gravísima crisis económica que reclama soluciones de fondo, que se conjuga con un preocupante descrédito de la política, que potencia tanto la confusión como un indeterminado deseo de cambios, que todos intentan capitalizar.
Fuente: El Entre Ríos