El delito prevé una pena mínima de 6 años de prisión. Ahora, el hombre que trabajaba como herrero en un galpón de la Municipalidad de Viale -donde habría ocurrido el hecho-, tiene tres caminos: puede aportar prueba en el legajo para probar su inocencia; asumir la responsabilidad y acordar un juicio abreviado; o ir a juicio oral.
La causa se abrió en marzo de 2017, con la denuncia del hermano del damnificado. La violación habría sucedido en diciembre de 2016, fecha desde la cual N no quiso ir más a trabajar al galpón municipal. “A él le cuesta mucho comunicarse y de un momento a otro, se puso depresivo, no quería socializar, no quería salir”, relató en su momento Barbagelata. La familia de N estaba desconcertada ante esa situación y decidió acompañarlo a terapia. “Con la segunda psicóloga él pudo dibujar en un papel lo que le habían hecho”, asentó.
En la causa no sólo está ese dibujo, también está un informe de la psicóloga, una Cámara Gesell, y un chequeo médico forense que como resultado explica que N tiene lesiones que podrían ser compatibles con el acceso carnal. También existen distintas testimoniales, entre esos relatos, resalta uno que manifiesta situaciones de abuso psicológico o bulliyng para con N.
Cómo prevenir abusos
Los abusos sexuales en personas con discapacidad intelectual, son más frecuentes que en el resto de la población. El riesgo que sufren las personas con discapacidad es alto, porque son muy vulnerables. Los agresores generalmente se encuentran en el entorno de la víctima: en el ámbito familiar, escolar, laboral, en el círculo de amistades, en la zona donde viven.
Los tipos de abuso posible son los mismos que para las personas sin discapacidad. Abuso sexual sin contacto, es decir el que se engloba en el acoso, pornografía, posturas indecentes, insinuaciones, exhibicionismo…; y abuso sexual con contacto, es decir el que refiere a tocamientos, masturbación, penetración o introducción de objetos, explotación sexual.
Para detectar un abuso sexual en una persona con discapacidad hay que tener en cuenta los siguientes aspectos: confidencias, insinuaciones, comentarios, comportamiento y lenguaje con alto contenido sexual, dibujos de contenido sexual, cambios repentinos de la conducta, rechazo repentino a una persona, ansiedad, miedos, fobias, baja autoestima, autolesiones y comportamientos suicidas, trastornos alimenticios, trastornos del sueño, dificultades en las relaciones interpersonales, promiscuidad sexual, problemas físicos como infecciones vaginales o urinarias, heridas en los genitales, hinchazón y dolor de panza.
