En un tono medido, Frigerio -que fue funcionario de Carlos Menem, diputado nacional y en los últimos años apostó al proyecto Cambiemos desde el peronismo- explica que, aunque la decisión anunciada por Mauricio Macri "técnicamente" no lo alcanza -porque "YPF no integra la estructura del Estado", sostiene-, decidió renunciar a su cargo en el directorio de esa firma.
Frigerio hace esa observación, defiende además su designación "por unanimidad" en el directorio y su desempeño en el cargo, pero anticipa su renuncia a partir de entender que se trata de "una decisión política".
"Obviamente no se trata de un tema técnico, sino político", dice y detalla que la decisión de que no haya parientes le parece "oportuna y conveniente" y que "el gobierno necesita más que nunca ampliar su sustento político y fortalecer su imagen pública para facilitar los cambios estructurales que impulsa".
Al final, hace una autodefensa de su desempeño. "Mi designación, en 2016, tuvo inobjetable legitimidad política y no implicó, en modo alguno, ni arbitrariedad, ni nepotismo, ni abuso de poder", puntualiza el ahora exfuncionario.
En el gobierno, no hubo más rebotes sobre el tema de Octavio. Naturalmente tenían conocimiento de la carta pública y fue considerada "correcta y clara".
A Frigerio, que está de vacaciones, le queda abierto el capítulo doméstico: su mujer, Victoria Costoya, es coordinadora de Asuntos Institucionales Internacionales del Ministerio de Desarrollo Social, que conduce Carolina Stanley.
Al regreso, habrá novedades al respecto que, aunque no se dijo en esos términos, no parece dar muchas más opciones que la renuncia de la esposa del ministro a su cargo.
