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El 26 de septiembre, el Concejo Deliberante de Colón aprobó la celebración del contrato de permuta entre el Instituto Municipal de Tierra y Vivienda y el propietario del terreno con los adjudicatarios de los lotes, para resolver la situación de los beneficiarios del Programa Social de Acceso al Terreno y Vivienda. El Entre Ríos entrevistó a uno de los adjudicatarios, Daniel Kolankowsky, quien repasó lo ocurrido desde 2015 y nos puso al tanto de la situación actual de las 40 familias que llevan un largo peregrinar, con el fin de acceder a la casa propia.
Inicio del conflicto
“Cuando compramos el primer terreno, Nación dijo que nos daría las casas, pero no podía construir en un lugar que se inundaría. El Instituto Municipal de Tierra y Vivienda dijo que el señor Forclaz les cambiaba ese terreno por otro de las mismas dimensiones, más alto y en mejores condiciones. La municipalidad debía pagar un millón de pesos más y luego Forclaz nos aseguró que la diferencia se debía a que le habían pedido un terreno con cuatro lotes más. En una reunión que mantuvimos todas las partes, quedamos en que nos cambiaría mano a mano por un terreno del mismo tamaño, sin necesidad de que la municipalidad pusiese más dinero”, dijo.

“Debíamos firmar la permuta, pero Nación dijo que allí no construiría. Ellos tienen 48 requisitos que debe reunir un suelo para hacer planes de viviendas, de los cuales 8 son innegociables, entre ellos que no sea inundable, que esté a menos de 20 cuadras de una atención médica, de una escuela, de la Policía. Además, no tenía continuidad con el tendido urbano. Respecto de los servicios, exigen que tengan luz, agua y cloacas. La permuta estaba pendiente y Forclaz había firmado un compromiso. Entonces pensamos hacer un anexo en la permuta donde se garanticen, por ejemplo, que si aparecía financiación de viviendas nos incluyan y que se garanticen los servicios”, continuó explicando el entrevistado.

“Los vecinos comenzamos a ver alternativas, ya que si nos devolvían el dinero perdíamos plata. Apareció el Programa Primero Tu Casa, en el cual a Colón le correspondían 19 viviendas. La municipalidad solicitó una excepción para que estas no sean de demanda libre, sino para los vecinos de este plan. De los 40, dos familias ya habían renunciado a cambio de la devolución del dinero, así que quedábamos 38. Más allá de que eran solo 19, debíamos calificar con los requisitos del Iapv (Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda), que no estaban claros. Comenzamos a hacer una subcalificación y surgió que de nosotros solo calificaban 11 familias. Desde la municipalidad nos dijeron que Iapv tampoco iba a construir en el nuevo terreno de Forclaz por las mismas razones que Nación, pero había 11 lotes disponibles en el Plan de 60 Viviendas Rurales. El Concejo Deliberante debía aprobar por ordenanza la transferencia del destino de esos lotes para afectarlos al Programa Primero Tu Casa. A partir de sancionarse la ordenanza, se conocieron los requisitos de Iapv y finalmente calificaron 10 familias”, siguió.
Nuevo acuerdo
“En el lote nuevo de Forclaz quedarían los terrenos de los que renunciaron -que son del instituto, porque les devolvieron el dinero-, los de quienes se van al programa del Iapv y los de quienes nos quedaríamos ahí. A uno de nosotros se nos ocurrió que los vecinos que ingresarían al Programa Primero Tu Casa cedan su terreno proporcionalmente a quienes nos quedamos. Por otra parte, a la municipalidad le pedimos una serie de puntos en compensación por lo sucedido, entre ellos, que no se opongan a este agrandamiento del terreno, que nos den los terrenos rellenados, nivelados, mensurados y con el compromiso de que en el plazo máximo de un año tendríamos los servicios de luz, agua y cloacas, y que elaborarían un proyecto de urbanización de la zona”, agregó Kolankowsky.

“Con todo esto acordado, estábamos en condiciones de firmar el anexo y la permuta, que fue lo que sucedió hace poco en el Concejo. Hubo unas tres o cuatro familias más que renunciaron. A seis meses de la aprobación de esta ordenanza nos deberán entregar los terrenos mensurados, abrir las calles, lotear y nivelar; a partir de allí, nosotros podremos venderlo, construir o lo que queramos. Luego, la municipalidad tendrá un año más para llevar luz, agua y cloacas”, sintetizó.

En cuanto a la construcción, “si bien incluimos dentro del anexo un par de cláusulas en las que la municipalidad se compromete a seguir gestionando para que podamos construir, la realidad es que eso está lejos de solucionarse”, concluyó Daniel Kolankowsky.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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