Como ocurrió el 24 de agosto pasado en la localidad chaqueña de Las Breñas, la movilización fue gestándose con las distintas declaraciones que se fueron conociendo desde el espacio del Frente de Todos. Entre otras, la de Felipe Solá, que sugirió un regreso a la Junta Nacional de Granos, algo rechazado por toda la cadena agroindustrial que no quiere el retorno del intervencionismo sobre el comercio de granos. En rigor, el lema de la convocatoria fue: "En defensa de la República. No queremos volver a las políticas retrógradas y a un pasado arbitrario".
Para Mariela Gallinger, presidenta de la filial Crespo de la federación, el encuentro dio "puntapié a muchísimas miradas y conceptos y, sobre todo, a una convicción que está latente". Según la dirigente, la "consigna mayor" fue "que la fuerza verdadera es la República".
Gallinger indicó que la movilización surgió con las primeras expresiones -en referencia al espacio opositor- que "hablaban de cambiar la Constitución o adelantar las elecciones".
"Por ahí pasaba nuestra preocupación", resumió la dirigente rural, agregando que el sector se vería afectado por un cierre de exportaciones.
La red de productores autoconvocados también se declaró en alerta y movilización y reiteró sus reclamos, entre otros:
• Eliminación de retenciones y de "cualquier organismo o función que contribuya a estatizar el comercio agropecuario y a mantener el nefasto y discrecional intervencionismo que ha destruido la actividad agropecuaria y ha promovido un capitalismo de amigos en detrimento de un mercado transparente".
• Rechazo a la segmentación de retenciones porque "conspira contra la asociatividad, la voluntad de crecer, la organización familiar de la producción, es fuente de corruptelas y técnicamente inaplicable".
• Rechazo a los subsidios y compensaciones. "Los subsidios y compensaciones, cuando son otorgados en reemplazo de la legítima rentabilidad previamente confiscada (ejemplo: retenciones, precios de corte y precios máximos) o impedida (cierres de exportaciones) constituyen un paliativo indigno que nos somete al clientelismo económico (mil veces más reprobable que el clientelismo social o político)".
