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La colonia que dio origen al pueblo
La colonia que dio origen al pueblo
La colonia que dio origen al pueblo
Un capricho oculta el homenaje a uno de los principales impulsores del voto femenino, notable legislador y paisajista, que murió siendo gobernador

Por Daniel Tirso Fiorotto

Viejos troperos, hacheros, carreros con el color de la arcilla; viejas mujeres del monte, sabedoras de algarroba, mburucuyá y leche de cabra; antiguos pobladores curtidos en el carbón de leña y la industria casera de la palma caranday fueron tejiendo la comunidad del norte entrerriano, con un sinfín de historias de aparecidos.

Allí las artes de la ganadería: vacunos y ovejas. Luego, el aluvión de gringos y el arroz, por los caminos del indio que se hicieron criollos y hoy lucen pavimento. Y entonces el pito del ferrocarril abriendo comercios con vagones repletos, cuando los últimos desgarros jordanistas daban paso ya a las disputas entre conservadores, radicales, personalistas, antipersonalistas.

Tiempo de obreros nuevos que cambiaban hachas por mazas. Unos tendían los rieles, otros diseñaban cada estación, y alguno con cierta lectura o algún poder garabateaba probables nombres de cada paraje, haciendo a un lado a veces las voces antiguas del suelo, sin "prestigio".

Este es el asunto que salió torcido en el norte entrerriano, y ahí se explica la confusión que reconocen hoy mismo algunos vecinos, mujeres y hombres, con el nombre de su querido pueblito.

Y se entiende, si durante años quedaron entrampados entre dos nombres surgidos de iniciativas personales, y el azar les clavó el que menos convence.
Quirós o Los Conquistadores
La estación del ferrocarril llamada "Los Conquistadores" funcionó antes que trazaran al lado el proyecto de villa denominado "Herminio J. Quirós".

Con el tiempo, un error (que se reproduce en libros recientes) interpretó que el pueblito nació en 1926 con el nombre Quirós y luego se impuso el de la estación del tren, centro de la actividad económica y social. Pero el entrerriano Herminio J. Quirós murió en 1931, siendo gobernador de Entre Ríos, y entonces allí se justifica el homenaje, y no antes.

Sin embargo, ese nombre para el proyecto de villa no prosperó, probablemente porque la mujer que lo propuso con buen criterio, heredera de algunas parcelas, no donó las tierras para la fundación sino que vendió lotes, según el profesor César Varini. Y como el tren movía la economía y la sociedad, los carteles de las vías dominaron las referencias entre la vecindad y los viajeros.

Varini halló planos de una "Colonia Martín Inchauspe", de un "Anteproyecto de la Villa Herminio J. Quirós de Juana I. de De la Cruz", y de un "Proyecto de villa en el kilómetro 183 del FC del estado de Hasenkamp a Curuzú Cuatiá". Es lo mismo que hoy llamamos Los Conquistadores.

Hay que decir que Herminio J. Quirós fue un entrerriano extraordinario con cuna en Colón (otros dicen en Paysandú). De su vida y obra fecundas se desprenden buenos consejos. Para este siglo XXI marcado por la conciencia feminista y ecologista, Quirós fue un adelantado. Ese nombre para la villa del Departamento Federación podría recuperarse, sin dudas, y abundan razones para ello.

En cuanto al nombre de la estación del ferrocarril que prevaleció sobre la villa, y hoy se pronuncia con naturalidad, los vecinos que hemos consultado no le encuentran sentido, y tampoco los estudiosos de otras ciudades entrerrianas. Ya veremos por qué, pero el caso es que no hallamos una persona que defienda a "Los Conquistadores" (indicio de pasiva resistencia).
Viva el victimario
La Real Academia Española dice del sustantivo conquistador: "que conquista". Es la única acepción. Entonces nos vamos al verbo conquistar, y su primera acepción en la RAE es esta: "Ganar, mediante operación de guerra, un territorio, población, posición, etc.".

En este punto, llamar Los Conquistadores a un pueblito entrerriano de campesinos, artesanos, obreros, mujeres y hombres esforzados, equivale para algunos a celebrar un atropello. Si hasta el Reino de España, mediante la Real Academia de la lengua, admite que conquistar es un acto de guerra por medio del cual el agresor le gana algo al otro. Es decir: aún aquellos que puedan ver en la conquista del Abya yala (América) un "encuentro" de dos mundos, recibirán con desagrado un homenaje a "los conquistadores".

Conquistar tiene otras acepciones. La cuarta, por ejemplo, dice: "lograr el amor de alguien, cautivar su ánimo". Pero es claro que el nombre del pueblo no se refiere a un sentimiento noble.

El estudioso argentino/mexicano Enrique Dussel afirma que en nuestro continente se inauguró un nuevo tipo de razonamiento basado en el "ego conquiro (yo conquisto)". Leemos: "Una vez reconocidos los territorios, geográficamente, se pasaba al control de los cuerpos, de las personas: era necesario 'pacificarlas' –se decía en la época–. El que establece sobre otros pueblos la dominación del mudo español (posteriormente del europeo en general) es un militar, un guerrero. El 'Conquistador' es el primer hombre moderno activo, práctico, que impone su 'individualidad' violenta a otras personas".

Como puede apreciarse de esta y otras lecturas, lo peor de la era moderna comienza con los conquistadores. Y se da otro contraste: el conquistador está en la cúspide del patriarcado, es la encarnación del macho y mandón, mientras que Herminio Juan Quirós, en las antípodas, integró el pelotón de vanguardia por los derechos de la mujer.
¿Nos descubrieron?
Sabemos que nuestro territorio estaba poblado en el año 1500 por miles de personas de distintas comunidades, con diferentes idiomas incluso. Mujeres, hombres, niñas, niños, que estuvieron en la región por siglos (hay pruebas de más de 11.000 años), con los vaivenes propios de la humanidad, y que estaban integrados en el paisaje, al tiempo que conocían a sus amigos y enemigos. Pueblos distintos, con un sentido común de armonía en el paisaje.

Los europeos hallaron gente con desarrollos complejos en sus formas de vida, trabajo, agricultura, comercio, caza, pesca, artes, vínculos, lenguas, en fin. Fueron esas familias de guaraníes, charrúas, yaros, chanás, chaná timbúes, minuanes, y otras, las que debieron soportar la invasión, la apropiación de tierras y el desplazamiento o la guerra, con mil penurias y muertes en el medio.

(Estamos hablando del siglo XVI, y no hay que olvidar que aún en el siglo XIX había "pensadores" argentinos que llamaban a matar a los hijos de los pueblos originarios, como una muestra de la permanencia del racismo).

Véase, entonces, el contraste de esa verdad con la explicación del nombre impuesto a la estación del ferrocarril sin participación de los vecinos. El nombre "Los Conquistadores" se dio "en recuerdo y homenaje a la pléyade de hombres que, desafiando penurias y peligros, descubrió y pobló en nombre de España este continente en la época de la conquista y colonización de nuestro país".

Así, textual, se lee en un boletín de la Administración General del Ferrocarril, hallado y publicado por el profesor Varini, el que mejor estudió el origen del pueblito ubicado en el Departamento Federación, en los distritos Atencio al Este y Tatutí, tocando el Departamento Feliciano, en la intersección de la ruta nacional 127 que cruza la provincia de oeste a nordeste, con la provincial 2, que va de Chajarí a Feliciano.

En este punto vale aclarar que el nombre Los Conquistadores no se refiere a inmigrantes, trabajadores, campesinos, artistas; no habla de comunidad, naturaleza, historia, valores, saberes. Nadie objetaría el nombre "Los Inmigrantes" para una población entrerriana. Y es muy probable que cualquier cultura rindiera homenaje a las víctimas de la conquista, a los que resistieron con su sangre, antes que a los victimarios que, en sus travesías, sin dudas, debieron enfrentar riesgos también como los que encara por ejemplo un grupo de asaltantes.

No ignoramos que nuestros gobiernos suelen exaltar a algunos de los responsables de la llamada "conquista", pero en general se busca algún aspecto personal o grupal que los enaltezca, no su peor faceta o su lado menos edificante.
Derechos de la mujer
El doctor Quirós promovió la amistad entre el ser humano y el árbol. Sus obras están a la vista en Colón, y parecen una perfecta continuidad de la naturaleza, porque dio sus mejores días a la comunidad, y a la hora de pensar iniciativas públicas llamó a vecinos con méritos. Escuelas, caminos, puentes, obras para la recreación: nada le fue ajeno en su provincia natal.

En un estudio sobre los derechos civiles de la mujer, María Noemí Sotomayor explica así la importancia del proyecto de Herminio J. Quirós presentado en el Congreso en 1922, con citas del autor: "Quiero que la ley argentina acuerde a la mujer, lo que no ha podido, sino con injusticia, cercenarle: igualdad de sus derechos civiles a los derechos civiles del hombre". Eso firmaba entonces Quirós.

Y detalla Sotomayor: "El 19 de julio de 1922 el diputado entrerriano Herminio Quirós presentó una iniciativa que aunque breve en su extensión –consta de siete artículos– implicaba una reforma de gran amplitud. Así establecía como principio general, en su artículo primero, la igualdad de derechos civiles para el hombre y la mujer. 'Desde la promulgación de la presente ley, la mujer mayor de edad, cualquiera sea su estado, puede ejercitar y le corresponden los mismos derechos civiles que las leyes conceden al hombre, quedando suprimidas todas las incapacidades que se opongan a esa igualdad'. Se la capacitaba así –agrega Sotomayor– para ser tutora, curadora, administradora, testigo; la mujer casada tendría libre administración y disposición de sus bienes, que responderían únicamente por las obligaciones asumidas personalmente, quedando excluidas las del marido; las cargas conyugales se repartían en igual medida y se requería su consentimiento para la disposición de inmuebles gananciales. El diputado calificaba la normativa vigente de arcaica y prejuiciosa. 'Al sistema vigente de la subordinación deprimente debe reemplazar el de la igualdad dignificante'. Como la mayoría de los anteriores nunca fue debatido en el recinto por no haber sido despachado por la comisión de legislación", lamenta la autora.
Un tango
Dice Eduardo Volonté: "En 1920 se editó el tango Abstención del compositor entrerriano Ernesto Parente, dedicado al diputado radical Herminio Quirós (autor de un proyecto en 1922 de igualdad civil entre ambos sexos) y a la juventud radical de Concordia, recordó aquellos años en que la UCR no participaba de los comicios por falta de transparencia. De ese tiempo es también el tango Boina Blanca, dedicado a Yrigoyen por su autor Raimundo Chartier".
Voto y cooperación
El paranaense Enrique Pereira brindó una completa biografía: "Quirós, Dr. Herminio Juan (1873-1931): Muy joven aún fue secretario de Leandro N. Alem, participando activamente en la revolución de 1893. Muchos fueron los cargos partidarios que desempeñó, además de ser profesor universitario, especializado en derecho administrativo y un excepcional diputado nacional desde 1920 hasta 1930, en que es elegido gobernador de Entre Ríos, encabezando la fórmula completada por D. Cándido Uranga, ambos militantes de la fracción antipersonalista".

"El Dr. Quirós falleció pocos meses después de haber asumido el gobierno de la provincia, víctima de una cruel dolencia. Pese a la brevedad de su gestión, intentó realizar transformaciones singulares, como la modificación de la Constitución, en la que proponía la implantación del sufragio femenino y otras innovaciones de profundo contenido progresista. Además de ello, Quirós impulsó la creación de cooperativas, fomentó el crédito agrario, la agremiación de los productores del campo, etc.".

"Este ilustre radical, oriundo de Colón, había sido –cuando era estudiante universitario– presidente del primer comité de la Juventud de la Capital Federal".

No faltarán sectores partidarios actuales que expresen alguna reticencia al nombre de un adversario. Vale advertir que el hombre murió mucho antes de la disputa radical/peronista, y que su prédica por el voto femenino fue tomada antes por el socialismo y luego por el peronismo en la figura emblemática de Evita.
El proceso de conquista es destruir, dice el jesuita Melià
Insospechado de favoritismos, el jesuita español/paraguayo Bartomeu Melià dice (luego de enumerar la variedad de alimentos con que los guaraníes obsequiaban a los europeos): "Sí, hubo tiempos de la divina abundancia que por cierto acabaron con la llegada de esos conquistadores parásitos y colonos egoístas y codiciosos, que solo producen aquello que pueden acumular, enviándolo al exterior, sin preocuparse lo más mínimo del bienestar del prójimo, su conciudadano, si es que el dinero se rige por criterios de ciudadanía y de sana política". Y después añade Melià: "El proceso de conquista, el proceso colonial, es llegar y destruir; lo que queda es negado y empujado a la clandestinidad y al desprecio".

Nosotros vamos a reconocer que los nombres toman un cariz propio, se desprenden de sus fuentes, su origen. Cualquier vecino de Los Conquistadores se sentirá orgulloso de pertenecer a esa comunidad y no estará pensando en el origen colonial de la voz. Solo apuntamos que dentro de una ancha banda hay también ciertos límites, y es bueno escuchar a los propios habitantes de una comunidad y promover la reflexión. ¿Quién le dio licencia social a un Fulano para que ancle a uno de nuestros bellos pueblitos en las cloacas de nuestra historia, con un nombre que no nos honra? ¿Participó ese pueblito en nombrar a la estación del ferrocarril? Y por otra parte, ¿no hay margen para conversar el asunto, cuando incluso ya hace décadas que el tren dejó de pasar?

Los nombres son simbólicos, no hay que menospreciar su sentido. La Bandera de Entre Ríos, cruzada con la sangre derramada por la independencia, como mandó José Artigas, es una manifestación de resistencia, precisamente, a los conquistadores.

Volviendo a Dussel: "La 'Conquista' –expresa– es un proceso militar, práctico, violento que incluye dialécticamente al Otro como 'lo mismo'. El Otro, en su distinción, es negado como Otro y es obligado, subsumido, alienado a incorporarse a la Totalidad dominadora como cosa, como instrumento, como oprimido, como 'encomendado', como 'asalariado' (en las futuras haciendas), o como africano esclavo".

El nombre Quirós ya figura en la raíz de este pueblito de los panzaverdes. No sería difícil exhumarlo, y estudiar de paso los valores de Herminio Quirós. Hay antecedentes muy cercanos sobre la participación de las comunidades en la elección de un nombre. Las y los vecinos tienen derecho sin duda a conversar estas cosas, y no es un tema que deba generar controversias sectoriales, puede lograrse un consenso.

Otro nombre muy entrador para esa Villa Quirós, y con siglos allí, es Tatutí. Dice Josefa Luisa Buffa que Tatutí es un topónimo zoogeográfico que nombra a bañados de Federación y a un afluente de esos bañados, que desagua en el Mocoretá. "Este vocablo faunístico se integra por: tatú, 'animalejo' / 'armadillo' + ti, montón", comenta la estudiosa y de lo cual concluye que la etimología de Tatutí viene del guaraní y equivale a "montón de tatúes".

Bueno es decir que los peludos, las mulitas y sus parientes tatúes, son con la comadreja (marsupial) los mamíferos más antiguos de nuestra región.
Fuente: Diario Uno

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