Desde luego, no alcanza por lo que pide más donaciones. Con lo que tiene prepara arroz con leche o chocolatada, cuando la hay. Sin pan porque ya no tienen un proveedor como lo tuvieron. “A mí me parece que el arroz con leche los llena más y por eso les hacemos eso”, resumió en diálogo con “Club de AMIGOS” (sábados de 10 a 12 por www.oidmortalesradio.com.ar) La Asociación Marcando los Pasos es otra que ayuda pero también vos podés hacerlo. El merendero “Todo Corazón” está ubicado en la casa C32 del barrio 80 viviendas, ubicado en la esquina de calle 55 y Lieberman. “Está al costado del Departamento de Acción y Vivienda y cerca de la Iglesia Nueva Vida. Ahí queda el merendero, en el barrio San Francisco”, precisó.
-¿Cuántos chicos llegan a merendar ahí?
-100 chicos y todos los días. Ahora no estoy dando en mi casa sino que les doy para que lleven a su casa y compartan. Lo que pasa es que hay chicos que guardaban para su mamá, todos. Prefiero que ellos vayan y compartan en familia. -¿Los chicos son del barrio, van de otros lugares? ¿Los tenés identificados?
-Sí, tengo toda la documentación. Vienen del barrio Los Pájaros, La Esperanza y Constitución, a veces.
-Vos conocés a los niños que van todos los días: ¿Puede afirmarse que, para algunos de ellos, probablemente sea la única comida que reciben o estoy exagerando?
-No es exagerado, muchos es lo único que reciben. Todos los días acá me golpean para ver si hay comida y yo tengo que decirles que no porque no me da para hacerles. De mañana me golpean para preguntarme si habrá leche, a qué hora. Algunos es lo único que tienen.
-Estamos hablando de que van a merendar lunes, miércoles, jueves y viernes. Y comida les dan los martes. ¿Otro día u horario, si no van a merendar ahí, probablemente no tengan nada verdad?
-No. Por eso, por más que llueva yo les hago igual.
-¿Por qué lo hacés?
-Porque me gustó la idea y, otra, es en memoria de mi hijo que ya no tengo. A Mabel lo que le sobra es lo que muchos no entregan. Entusiasmo por hacer algo para el prójimo, sin más satisfacción que llenar una panza. Sí, porque de hambre habla esta acción. Ella trabaja “en una casa de familia, por hora. Después, vengo y cocino acá”, dice desde su casa en diálogo con la emisora de El Entre Ríos en Concordia.
Los chicos que van provienen de familias donde “los papás viven de changas y otros son jornaleros que, cuando llueve, no trabajan y por ahí vienen las mamás. Solamente viven del Salario Universal y son familias muy humildes”, explicó.
“Todo sirve” repitió cuando se le preguntó por las necesidades más urgentes y mencionó carne, verduras y azúcar. A eso se le puede sumar la leche y el pan que hoy no tienen. Su empuje contagia entusiasmo y, a la vez, transmite una de las mayores exigencias que pueda tenerse: responder con un sí al niño que va a tu casa a buscar comida.