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El caso es increíble de principio a fin. Después de mucho esfuerzo, Eliseo y Susana, dos hermanos de Gualeguaychú llegaron a la Clínica La Entrerriana, de Paraná, para que ella reciba uno de los riñones de él, luego de dos largos años de diálisis.

Pero el 1º de noviembre paso algo inesperado. Cuando el órgano de Eliseo estaba fuera de su cuerpo, ya listo para ser trasplantado, el cirujano Oscar Abud –un santafesino que trabaja en la capital provincial hace más de diez años–, cuando "hacía lugar en la zona intestinal para colocar el riñón", según el mismo contó a ElDía, se encontró con "un objeto extraño": una bola de gasas que había quedado en el cuerpo de Susana hace más de veinte años, durante la última cirugía que se realizó en el Hospital Centenario de Gualeguaychú.

Creer o reventar


Eliseo elige creer. Creer en que "todo pasa por algo" y que, a pesar de que nada salió como él y su familia esperaban, "todo se va a solucionar pronto", según expresó.

Si bien Susana no deberá esperar cinco años para trasplantarse, como le habían dicho a la familia en un principio, y serán aproximadamente seis meses los que se prolongará el ansiado trasplante, los médicos no recomiendan que vuelva a ser su hermano el donante.

"Espero que esto sirva para algo, para que alguien haga algo con la salud de la ciudad. No es por mí o por mi hermana, es por todos los ciudadanos, que tenemos derecho a no tener miedo de ir al médico. Yo ahora en Gualeguaychú no me saco ni los puntos", expresó Eliseo, quien volvió de Paraná con dos heridas de, por lo menos, 30 centímetros: una fue para sacarle el riñón y la otra para volver a ponérselo.

Si bien algunos dirigentes políticos se contactaron con el donante para ayudarlo en la estadía en Paraná –concretamente, agradeció las gestiones del viceintendente Jorge Maradey y del secretario de Gobierno provincial, Germán Grané–, hasta ahora no ha recibido ningún llamado, ya sea de quienes ocupan funciones políticas o de parte de los responsables de administrar el sistema de salud de la ciudad.

Un caso paradigmático

Así se refirió al trasplante frustrado el médico cirujano Oscar Abud. En diálogo con ElDía, contó la sorpresa que le significó encontrase con una bola de gasas entre los intestinos cuando estaba a punto de colocar el riñón en el cuerpo de la mujer.

"Nos asustamos mucho, es verdad. Pero hay que decir que la tragedia se convirtió en alegría ¿Por qué? Porque, cuando estaba haciendo lugar en la zona intestinal para colocar el riñón de Eliseo –que ya estaba fuera del cuerpo, conservado en frío– toqué algo extraño, algo que no me gustó. Era esta bola de gasas rodeada de infección", relató el profesional para remarcar que "si no nos dábamos cuenta de eso y hacíamos el trasplante, es muy probable que ese riñón se haya perdido y que la mujer haya corrido peligro de vida".

La rareza de la situación es que la bola de gasas no pudo ser identificada en ninguno de los estudios previos a los que se sometió Susana. Y, si bien reconoció que alguna vez retiró del cuerpo de un paciente parte de la hoja de un bisturí que fue identificada en una radiografía, el cirujano santafesino formado en Barcelona aseguró que "es la primera vez en mi vida que me toca lidiar con una situación así; es un caso paradigmático".

"He realizado miles de cirugías y nunca me pasó algo similar. Pero, más allá de la tragedia, para mí resultó una alegría tremenda el haber identificado el cuerpo extraño: hoy la señora Retamar está controlada medicamente y, aproximadamente, en seis meses va a poder ser trasplantada", aseguró el profesional.
Fuente: Diario El Día de Gualeguaychú

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