San Carlos, parque anteriormente denominado “Rivadavia”, es ese espacio natural de lomadas a la vera del río Uruguay, internacionalmente conocido por ese palacete, o castillo, donde otrora estuviese hospedado el aviador y escritor Antoine de Saint-Exupéry. “Entendemos que es un lugar muy querido por los concordienses, disfrutable en todos los sentidos. Pero he aquí que el disfrute debe tener ciertos reglamentos para que la reserva sea justamente eso, un lugar de protección de flora y fauna”, publicó en la red social Facebook.
Expuso, entre otras cosas según el texto al que accedió El Entre Ríos, que “si vamos a San Carlos a buscar naturaleza, ¿podríamos hacerlo sin auto?”, a la vez que también preguntó: “¿es posible respetar las indicaciones y no hacer ciclismo por los cerros, en la selva o lo que queda de ellos?”.
Cuestionó, también, a los que denominó “responsables de gestión”. Les dijo: “los cerros no se desmalezan, por eso la gente avanza sobre los mismos, porque se los habilitan”, lamentó. “Hagamos ya un manejo integral de la reserva con restricciones”, reclamó la integrante de la organización que había impulsado la propuesta de crear un Observatorio de la Naturaleza en el predio de donde funcionase un boliche bailable. “Ni diez fiestas del estudiante juntas le hubieran producido el tamaño desastre que sufre San Carlos hoy”, concluyó.