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En algunas ciudades de Entre Ríos, en los supermercados quitaron los precios de las góndolas y los clientes se enteran del monto de la compra al llegar a las cajas. Otros comercios de rubros diversos directamente no abrieron el lunes.

Laura Kobrinsky, presidenta del Centro de Autoservicios y Supermercados de Concordia (Casco), describió al escenario como “muy complejo”. «La devaluación nos agarró por sorpresa. Abrimos las puertas y nos pasó que los proveedores nos suspendieron ventas porque no tenían precios», describió.

Según la representante de los supermercadistas, en Concordia no hubo cierre de comercios: «Se comentó que en Federación y Paraná se quitaron los precios de las góndolas pero no fue masivo. Aunque hay un gran desconcierto, cerrar no es una opción. No se baraja esa posibilidad».

Indicó que la reposición de productos es incierta y no se sabe cuándo retomarán la venta de algunos rubros y se especula con poner el precio con artículos importados. «Es difícil, tanto para el comercio como para el consumidor. El aumento de entre un 25 y un 33% es duro de asimilar», expresó.

Aseguró que no tienen posibilidad de realizar aumentos graduales ni de recibir pedidos anteriores con precios previos a la devaluación. «Lo nuevo vendrá al precio que salga y cuando llegue a la góndola lo tendremos que aplicar porque luego no se puede reponer y nos fundimos», explicó.

Sobre las ventas con tarjetas indicó que no han recibido aún ninguna directiva de los bancos y se está vendiendo con las modalidades habituales.
El precio de los productos frescos
Sobre los aumentos de la carne señaló que venía subiendo en las semanas previas y que esta semana el aumento fue brusco. «Estamos negociando con los proveedores un aumento gradual en frescos, lo que es posible por los vencimientos. Y seguimos manteniendo ofertas en frutas y verduras. En cuanto al pan se está hablando de aumentos pero no hay nada concreto aun y hay que esperar el comportamiento de los precios de las harinas. Por otra parte, aún no hemos recibido las nuevas listas de lácteos, posteriores a la devaluación, por lo que no tuvieron impacto en la góndola, solo por el momento.
Futuro incierto
El problema es que al no recibir listas nuevas de precios, algunos comerciantes aumentan «por las dudas» porque saben que el incremento llegará. «Nosotros no somos formadores de precios y nuestros proveedores toman la devaluación del dólar oficial para aumentar las listas. La situación es muy compleja. Aun así el consumo no se ha frenado. Hay que caminar a buscar precios.

Sobre los paralelismos con 2001 y 2002 Kobrinsky dijo que la situación es similar aunque no hay hiperinflación: «Espero no lleguemos a eso», concluyó.
Fuente: Diario Uno

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