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La Justicia, mirada desde el humor
La Justicia, mirada desde el humor
La Justicia, mirada desde el humor
Con independencia de refinadas cuestiones de la ciencia jurídica, no sería saludable para las instituciones que el juicio por la presunta apropiación de tierras fiscales pertenecientes al municipio de Puerto Yeruá concluya de manera abrupta, sin siquiera haber comenzado, sin que las partes hayan exhibido sus pruebas, no sólo ante el tribunal, que debe sopesarlas y resolver, sino también ante la comunidad.

El hecho que está en juego no llega a tener la disparatada alevosía de la "mala praxis" imaginada por el humorista Flánagan en el dibujo que acompaña a esta nota. No obstante, el pueblo merece enterarse cómo pudo suceder que, según lo investigado por Fiscalía, un intendente, su secretaria y su asesor jurídico, transfirieran lotes del patrimonio municipal a familiares directos y amigos, sin licitación pública y a precios no sólo sospechosamente bajos sino que ni siquiera habrían sido abonados.

Si prosperase el pedido de nulidad presentado por la defensa, aunque tal decisión tuviera algún andamiaje jurídico, el daño a la credibilidad de la Justicia será inevitable. ¿Cómo evitar la sospecha de que "entre colegas no hay cornadas", parafraseando al refranero popular que alude a los "bueyes"? Si de verdad son inocentes todos los imputados, como lo grita a los cuatro vientos el presidente del fútbol concordiense y dirigente de AFA Julio Larrocca, ¡qué pena que apelen a una salida lateral de emergencia y no lo demuestren saliendo por la puerta grande, la de un juicio oral y público, con absoluta transparencia y de cara a la sociedad!

La audiencia del martes, que pasó a cuarto intermedio hasta el viernes próximo, fue tan breve como cargada de "artimañas" jurídicas, que merecen ser desmenuzadas una por una, a los fines de la transparencia informativa.
El extraño mensaje "afectivo" dirigido a los "colegas aquí presentes"
Ni bien los tres magistrados, Carolina López Bernis, Silvina Gallo e Ivés Bastián cumplieron con las formalidades del caso y todo hacía suponer que el Ministerio Público Fiscal comenzaría a exponer la acusación, ocurrió el primer imprevisto: Jorge Romero, abogado defensor de los también letrados Julio Larrocca y su hijo Marcelo Larrocca Ruíz, pidió hacer uso de la palabra para denunciar, en tono impetuoso, que él había estado fuera del país, que no se le había concedido tiempo razonable para conocer todas las actuaciones y que ello alteraba gravemente el derecho a la defensa en juicio.

Tajante, Romero llegó incluso a dejar formalmente planteado que hacía reserva de recurrir en casación, ante el Superior Tribunal e incluso ante la Corte Suprema de Justicia por la presunta "indefensión" de los Larrocca.

En medio de algunas citas jurídicas leídas con cierto apuro y nerviosismo, Romero introdujo una llamativa expresión de tono afectivo: "Quiero dejar constancia que ejerzo las defensas conmovido por la situación en especial del Doctor Marcelo Alcides Larrocca Ruíz, a quien conozco desde niño, como si fuera tal vez el hijo de muchos de los colegas aquí presentes".

¿Qué buscó con esa referencia a los lazos familiares entre "colegas"? ¿Acaso procuró generar una corriente de solidaridad, de causa común entre profesionales del derecho que se conocen de toda la vida? ¿O fue sólo una genuina expresión de sus sentimientos, deslizada sin propósito alguno?
La firma del defensor en un escrito presentado cuando no estaba en el país
Los jueces López Bernis, Gallo y Bastián apagaron el micrófono y, en voz baja, dialogaron durante interminables 3 minutos. La conclusión a la que llegaron no dejó bien parado a Jorge Romero y destruyó la excusa a la que había apelado para justificar que no había podido ver las actuaciones.

En un tono calmo, la magistrada Carolina López Bernis le dijo: "Teníamos información de que Usted conocía las actuaciones. Inclusive, se recibió un escrito en la oficina judicial, donde Usted aceptaba el cargo para defender al Señor Marcelo Alcides Larrocca, que fue presentado en una fecha en que Usted no estaba en el país y es de suponer que usted aceptó el cargo de defensor y lo firmó cuando estaba en el país, es decir, con una antelación suficiente para conocer las actuaciones".

No fue por casualidad que la jueza usó el giro "es de suponer". Es que la otra alternativa que quedó flotando en el ambiente era sin dudas muchísimo más grave: que la firma en el escrito presentado en tribunales haya sido falsificada. "Es de suponer que Usted lo firmó cuando estaba en el país" fue la frase tan sutil como elegante que eligieron los magistrados para frenar el embate de Romero y poner fin a lo que fue la primera "chicana" de la audiencia.
"Sería una barbaridad" si anularan el juicio
La segunda artimaña tuvo otro calado, mucho más profundo, y apuntó directamente a abortar el juicio, mediante un pedido de nulidad. Otra vez el protagonista fue Jorge Romero, defensor de los Larrocca, que contó con la adhesión de los restantes defensores.

Romero planteó que la investigación llevada a cabo por Arias "nunca debió ser" porque en los primeros meses del año 2015, otro fiscal, el Dr. Jorge Suñer, ya se había expedido sin encontrar delito alguno, había archivado el caso y lo había remitido al Fiscal Coordinador José Costa, que nunca se expidió.

En otras palabras, Romero dio a entender que aquel pronunciamiento de Suñer equivalía a "cosa juzgada".

¿Es así? ¿Es "cosa juzgada"? ¿Puede tomarse el escrito de Suñer como una "investigación" a fondo de los hechos? El tribunal resolvió tomarse hasta este viernes a la mañana para responder.

Desde su rol de fiscal, Arias sostiene que el pedido de Romero es infundado: "Las defensas hicieron referencia a una presentación judicial realizada por el entonces asesor letrado de la municipalidad, el Dr. Julio César Larrocca, luego de que saliera a la luz a través de medios periodísticos la venta ilegal de los terrenos. En esa presentación, que no fue una denuncia y por lo tanto carece de la formalidad adecuada para ser tenida como tal, el Fiscal Jorge Suñer, que actuaba en ese momento, procedió al archivo y remitió al Fiscal Coordinador José Costa, para la confirmación de ese archivo. Pero nunca fue confirmado", explicó Arias.

Enseguida insistió: "En primer lugar hay una cuestión sustantiva: esa presentación no es una denuncia. En segundo lugar hay un argumento procesal: el archivo del caso nunca fue confirmado por el Fiscal Coordinador José Costa. Además, el juzgamiento que hoy estamos empezando en este juicio oral encierra varios hechos distintos que aquel que describía la presentación de Julio Larrocca". ElEntreRíos dialogó con un experimentado funcionario judicial, que "off the record" aceptó dar su parecer:

- ¿Es posible, ajustándose estrictamente a derecho y en base al escrito de Suñer donde afirma que "no hay delito", concluir que ya hay "cosa juzgada" y aceptar el pedido de nulidad de la defensa de los Larrocca?

- No. En absoluto. Sería una barbaridad si ocurriera algo así.

- ¿Si la defensa de los imputados conocía ese pronunciamiento de Suñer desde un comienzo, a punto tal que está incorporado al expediente de la causa, por qué no plantearon mucho antes la nulidad de la investigación de Arias y esperaron a hacerlo recién ahora, cuando ya incluso hay un intendente y varias personas más condenadas por esta investigación en juicio abreviado?

- No la jugaron antes porque es una carta muy débil, no tiene fuerza. A nadie se le ocurre decir "hay cosa juzgada" por los dichos de un fiscal. La desestimación y el archivo son herramientas que están en el código, pero nada impide que se reabran las investigaciones. Ninguna de esas herramientas significan que algo ya esté juzgado. Son determinaciones provisorias y por lo tanto nada impide que una causa se reabra. Hay antecedentes de la reapertura de causas.

- O sea, dicho desde el sentido común, no hay cosa juzgada si no intervino un juez ni tampoco hubo un juicio.

- Es así. Tampoco hubo una investigación convocando a testigos, denunciantes, etc. Así como se presentó, se planchó.
La hora de la verdad
La hora de la verdad será este viernes a las 10 de la mañana, cuando se reanude la audiencia y el Tribunal comunique su determinación.

De los tres jueces sólo cabe esperar la máxima imparcialidad y absoluta sujeción a derecho, a la hora de fundar sus decisiones, sin dejarse llevar por ninguna otra cuestión que contamine su mirada: ni lo publicado en los medios, ni los afectos entre hijos de colegas, ni el renombre y el poder de algunos de los acusados.

No obstante, si optaran por hacer lugar a la nulidad, quedará lamentablemente frustrada la posibilidad de que el caso se esclarezca en un juicio oral y público, un ámbito de máxima transparencia que difícilmente pueda equipararse a un superficial escrito de un fiscal, elaborado a puertas cerradas y sin que mediara una investigación a fondo de los hechos.

Ojalá la fundamentación en que base su decisión el tribunal sea lo suficientemente sólida como para no dar lugar a ironías como la del polaco Stanislaw Lec: "Todos somos iguales ante la ley, pero no ante los encargados de aplicarla". O, su versión criolla: "todos somos iguales ante la ley pero algunos son más iguales que otros".
Fuente: El Entre Ríos

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