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El próximo viernes 17 de marzo a las 19.00, se realizará un conversatorio relacionado a la búsqueda y reconstrucción de la causa judicial que investiga el paradero de la adolescente gualeguaychuense Blanca Susana Sola, al cumplirse 33 años de su desaparición.

Se trata de una iniciativa de la Agrupación de Mujeres Periodistas de Gualeguaychú. “No estamos todos si falta Blanca Susana y el Estado tiene la obligación de buscarla hasta dar con su paradero”, señalan en la invitación que hicieron llegar a la prensa.

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Adhiere a la convocatoria el Colegio de la Abogacía de Gualeguaychú, en cuya sede (Rivadavia 526) se llevará a cabo la charla.
Informe
De los 47 años que pasaron desde que nació, Blanca Susana Sola lleva la mayor parte de ese tiempo siendo un enigma, una cuenta pendiente para sus padres y su hermano mayor, que murieron sin saber qué pasó con ella esa tarde de marzo, cuando a los 14 años volvía de la casa de Gloria, su hermana mayor.

El párrafo pertenece a un informe de La Nación publicado la semana pasada con motivo del 8M. “¿Dónde están? Qué les pasó a las 5.000 mujeres perdidas que el Estado no sabe cómo buscar”, incluye el relato de casos ocurridos a lo largo y ancho de nuestro país. Entre ellos, el de la entrerriana Blanca Sola, oriunda de Gualeguaychú. Una vecina del barrio San Isidro la vio caminar desde lo de Gloria hacia la casa familiar. “Chau Susana”, le dijo. Eran dos cuadras entre una casa y otra. Pero nunca llegó a destino. Un malentendido familiar hizo suponer que se había quedado a dormir en lo de su hermana. “No, la Susy no durmió en casa”, diría Gloria al día siguiente, clausurando para siempre la vida familiar tal y como la conocían.

¿La subieron a un auto? ¿Alguien se la llevó engañada? ¿Se mandó una travesura y le dio vergüenza volver? Las mismas preguntas rondan, desde hace casi 33 años, por la cabeza de los 8 hermanos de Susana, que todavía no entienden cómo en un barrio en el que todos se conocían, nadie vio nada. La Justicia tampoco pudo ponerle razones al desconcierto: se investigó a un cuñado y se hicieron algunos rastrillajes, pero todas parecían acciones torpes, según dice la familia, más orientadas a tranquilizarlos que a estar yendo detrás de una hipótesis.

En estos 33 años, los hermanos Sola fueron haciendo su vida. En la casa familiar queda solo uno de ellos. Y en algún rincón, sin que nadie la use, sigue la cama de Susana. Juan, el mayor, de 61 años, la recuerda como una nena que solía jugar al elástico, como una chica inocente que había empezado séptimo grado, que no se quedaba a dormir en la casa de nadie y que ni siquiera conocía el centro de su ciudad.

Juan confiesa que hasta el día de hoy la busca en las caras con las que se cruza. “La recuerdo todos los días. A mi señora ya le dije: ‘disculpame, pero si alguna vez yo llego a ver alguna mujer parecida a mi hermana, me voy a acercar y le voy a preguntar el nombre’”, afirma y deja en claro que, a pesar del tiempo que pasó, aferrándose a la esperanza de encontrarla viva.
Recreación
Luego de que la causa fuera archivada y destruido su legajo por un expurgo ordenado por el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos en 2012, el titular del Juzgado de Garantías N°2, Dr. Ignacio Telenta, inició su reconstrucción a comienzos de marzo de 2019, a partir del testimonio de familiares y periodistas locales.

En 2020, la Justicia difundió una recreación de cómo estiman que sería hoy la cara de Susana.

El resultado, producto de un trabajo forense de precisión, es la imagen de una mujer adulta, de cabello ondulado y labios finos. Es una Susana hipotética en la que nada queda de aquella niña de pollerita negra y zapatillas color rosa que no llegó a su casa, dice el informe de La Nación.

“No es un identikit, sino una progresión de edad”, había explicado a Infobae el comisario Diego Martín Maffía, jefe de la división Invidualización Criminal, al momento de darlo a conocer.

“Para obtener la imagen de cómo luciría hoy, analizamos imágenes de su rostro y de los de sus nueve hermanos. También pedimos fotografías de los padres para tratar de descubrir las continuidades que hay en la morfología facial que derivan de la herencia familiar”, detalló acerca del trabajo manual realizado bajo los protocolos de la Asociación Internacional para la Identificación (IAI).
Fuente: El Entre Ríos

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