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Una obra literaria narra el origen de las vocaciones y experiencias de vida de 26 curas de la Arquidiócesis de Paraná, a través de sus testimonios en primera persona.

Se trata de “Sacerdotes para siempre. Historias reales de llamados divinos”, cuya presentación se llevará a cabo este viernes a la hora 20.00 en la sede del arzobispado (ingresando por la librería). Contará con la participación de la Licenciada en Letras Virginia Scoreanzi, el cantautor Juan Pablo Carrivali y algunos de los protagonistas.

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En el evento habrá venta de ejemplares, los cuales se encuentran disponibles también en la librería del arzobispado y en algunas parroquias de la diócesis al valor de 10 mil pesos. Todo lo recaudado será a beneficio de la construcción del Hogar Sacerdotal “Jesús Buen Pastor”.

Los sacerdotes que contribuyeron con sus relatos son Monseñor Juan Alberto Puiggari, Sergio Hayy, Raúl Sphan, Miguel Velazco, Juan Cruz Hernández, Marcelo Bravo, Horacio Correa, Ariel Follonier, Jorge Bonin, Leonardo Yacob, Javier Balcar, Eduardo Armándola, Fabián Minigutti, Rubén Schmidt, Ricardo Vera, Luis Anaya, Javier Murador, Benito Vernaz, Omar Bedacarratz, Emmanuel Tropini, Lionel López, Ramón Zapata, Gustavo Olmo, Miguel Velázquez, Walter Minigutti y Luciano Murador.

El mentor de la iniciativa y editor del libro fue el párroco de Cristo Peregrino de la ciudad de Paraná, Leandro Bonnin.

-Padre Bonnin, ¿cómo surgió esta idea de recopilar las vivencias de estos 26 sacerdotes?

-Fue el año pasado, con la decisión de hacer el hogar sacerdotal. Empezamos a pensar iniciativas para reunir los fondos, entonces reflotamos la idea que yo tenía años atrás de un libro amplio que recoja testimonios sacerdotales.

En aquel momento, hace 10 años, solamente dos sacerdotes habían aceptado. En esta ocasión, y teniendo en cuenta esta finalidad de cooperar con el hogar, se entusiasmaron y aceptaron la propuesta varios más.

-¿Usted los entrevistó o cada uno escribió por su cuenta?

-Armé un esquema con cinco preguntas, a modo de guía, por eso muchos de los testimonios tienen una estructura semejante. No era un esquema obligatorio, de hecho varios lo hicieron libremente y se detuvieron más en el relato del surgimiento de su vocación o en cambio en narrar sobre el sacerdocio.

Después algunos me lo pasaron por escrito y otros por audios que fui transcribiendo, con personas que colaboraron en el proceso.

-¿Todos pertenecen a la Arquidiócesis de Paraná?

-Sí, aunque algunos en este momento están en otros lugares. Por ejemplo el Padre Eduardo Armándola está hace casi 30 años como misionero en Costa de Marfil y el Padre Omar Bedacarratz está colaborando en la diócesis de Maldonado (ROU). El resto residen y ejercen su ministerio aquí.

-¿Qué puede anticiparnos sobre el libro?

-Creo que tiene varias características que lo hacen atractivo y valioso. Desde el punto de vista literario es muy simple; algunos sacerdotes tal vez utilizaron algún recurso más elaborado, pero la mayoría lo hizo en un lenguaje muy llano y directo.

Comparten tanto las memorias del corazón como su vivencia actual de la vida sacerdotal. Por eso lo más valioso del libro es la expresión de experiencias que suelen estar ocultas y que son el sustento de lo que se ve; para la mayoría de las personas es como un misterio, porque ven al sacerdote obrar pero no saben el porqué. Entonces sale a la luz la motivación interior y profunda.

Muchos fueron detallistas y se detuvieron en el contexto familiar, en qué medida les ha influido y les sigue influyendo en su modo de ser y actuar.

Otros se han explayado más en ese itinerario psicológico por el cual se fueron dando cuenta del llamado de Dios. Para algunos fue muy sencillo y otros estuvieron años tratando de discernir la voluntad de Dios y lo narran con bastante detalle. Algunos cuentan cosas muy profundas y personales; un mundo interior que se manifiesta como un tesoro que se revela.

En los relatos también hay momentos conmovedores, simpáticos o graciosos.

-¿Alguna historia lo impactó en forma particular?

-Me ha sido muy relevante el testimonio de nuestro obispo, sobre todo lo que relata de su familia. Cómo la familia cristiana tiene esa eficacia educativa y espiritual. Me resultó conmovedor y elocuente.

Después uno de los sacerdotes narra que su mamá procedía de una familia evangélica y al momento de casarse decidió hacerse católica. En su infancia, él continuó recibiendo la riqueza de la fe católica, pero también elementos de la Iglesia Evangélica y cuenta cómo en el respeto por las opciones se da una linda convivencia y un enriquecimiento entre las dos tradiciones cristianas, hacia el interior de la familia.

En el caso de algunos, cómo han ido descubriendo “una llamada dentro de la llamada”, o sea lo que más los inspira en la vida sacerdotal. Por ejemplo, uno dice que se siente pleno en el acompañamiento de los enfermos y sus familias.

Otro narra en detalle el proceso de discernimiento, la incomprensión y hasta oposición familiar. Sobre el final hace unas apreciaciones muy valiosas para los jóvenes que puedan estar en discernimiento vocacional.

-¿Alguno de ellos descubrió su vocación siendo más grande?

-El Padre Luis Anaya relata que vivía en Buenos Aires y en la década del 70 hace el servicio militar. Luego se recibió de abogado, estaba trabajando en Tribunales y ya teniendo encaminada su vida laboral descubre el llamado de Dios. Con toda la complejidad que implicaba en aquellos años de la Argentina, decide responder al llamado y se viene a la ciudad de Paraná.

Después está el caso del Padre Sergio Hayy, que era oficial de la Policía de Entre Ríos y estudiaba la Licenciatura en Comunicación Social. En el momento en que comienza a percibir el llamado de Dios ya tenía una carrera bastante avanzada dentro de la fuerza, pero decide dejar todo y responder al llamado.

-¿Alguna vocación surgió de algún episodio de esos que suelen calificarse como milagroso?

-Algunos contaron experiencias muy fuertes de la gracia, momentos donde Dios les habló al corazón de una forma muy nítida, pero no milagrosos como pueden ser sanaciones físicas.

Un sacerdote relata, por ejemplo, que estaba en la capilla y hasta el momento para él lo que había sobre el altar era una copa y una vela, y de pronto tuvo la certeza de que ahí estaba Jesús.

El Padre Sergio Hayy, al hablar sobre su llamado, comentó sobre el encuentro de la mirada de Juan Pablo II cuando estuvo aquí en Paraná, como una mirada que le reveló “la existencia de un mundo espiritual”, así lo dice él. Que mucho más allá de lo que se veía, había un mundo interior más profundo que hasta ese momento desconocía.
Fuente: El Entre Ríos

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