En la era de las redes sociales, es común ver que diversas empresas y marcas cuentan con perfiles que no solo utilizan para mostrar sus productos o servicios, sino como canal de venta. Pero no solo es lugar de empresas de renombre, sino que es la vidriera de esos proyectos que recién empiezan.
Un perfil en redes sociales es una herramienta fundamental para los emprendimientos y pequeños negocios, es una forma de darse a conocer sin la necesidad de una inversión, como lo requieren las publicidades tradicionales, además de poder comunicarse con sus clientes y realizar ventas.
En Concordia existen diversos emprendimientos, de distintos rubros, que trabajan netamente a través de sus redes sociales. Desde El Entre Ríos, nos contactamos con Julieta Challiol, dueña de “Caseritas”, un emprendimiento que realiza rosquitas y bolitas con dulce de leche, para conocer de cerca cómo es emprender en la ciudad y hacerlo a través de las redes sociales.
“Caseritas” tiene sus inicios en agosto de 2024, eran días de lluvia y el novio de Julieta no estaba pasando por un buen momento, por lo que ella decide cocinarle rosquitas para merendar juntos. Su abuela, que solía cocinarlas, la ayudó con la receta: “Un día fui a su casa y le pregunté si sabía de alguna receta que sea sencilla. Me pasó la que ella usa, que es muy a ojo, sin medidas específicas. La anoté en el celular y empecé a hacer mis primeras roquitas para compartir con mi novio y su hermano.”, contó Julieta.
“Ellos me decían que estaban muy buenas, que tenía que hacer para vender, pero yo me negaba a la idea en ese momento, tal vez por la situación que estábamos atravesando. No era un buen momento para empezar y no me gustaba mucho la idea de emprender en el sector gastronómico.”, agregó. Dos meses después, en octubre del 2024, cuando comenzó a tener más tiempo libre, sumado a su interés por emprender desde muy chica, Julieta decidió iniciar oficialmente con en el emprendimiento, aunque solo tomaba pedidos los días de lluvia.
-¿Por qué elegiste emprender a través de Instagram en lugar de hacerlo de la manera más tradicional, como salir a vender en la calle?.
-Cuando evaluaba la posibilidad de emprender en el sector gastronómico, tenía muchas dudas porque nunca lo había hecho. Pero sabía que, si lo iba a hacer, iba a hacer por las redes. Tengo un poco de experiencia en vender a través de Instagram gracias a un emprendimiento de pulseras que tengo desde el 2020. Sabía que a través de la plataforma iba a poder comunicar mejor lo que quería transmitir a los clientes y me iba a desenvolver con más facilidad.
Además, sabía que los productos como rosquitas y bolitas con dulce de leche, se vendían más que nada a través de Facebook. Personalmente no me pasó de toparme con este tipo de emprendimiento a través de Instagram, sí a través de Facebook, Marketplace, o gente vendiendo en la calle. Era una oportunidad de negocio hacerlo a través de Instagram.
-En pocas semanas lograron sumar muchos seguidores y clientes fieles, ¿cómo vivieron esa repercusión?
-Yo creo que el punto de inflexión fue a partir del Día de la Madre del año pasado. Un par de días antes, ya había tenido un par de pedidos más de lo normal, pero nada que me exceda. Yo había empezado el emprendimiento sola, hacía todo: desde comprar los productos, hacer la masa, tomar los pedidos y escribirlos en un Excel, freír, empaquetar, y entregar.
Hasta que llegó el Día de la Madre que empecé a tener una cantidad gigante de pedidos a la mañana, pero a su vez yo quería compartir con mi familia ese día. Entonces me fui a lo de mi tía, que es donde nos íbamos a juntar toda la familia, y me llevé todos los productos, las sartenes para freír, la computadora para tomar los pedidos, y el packaging. Ese día terminó ayudándome toda mi familia a hacer rosquitas porque a mí no me daban las manos para hacer todo.
Agregó que la repercusión que tuvo, “la verdad que no me lo esperaba. Mi idea inicial era vender nada más que los días de lluvia, pero después la gente empezó a pedir los días de semana o los fines de semana, en plena primavera y verano. Fue una cosa de no creer y me tomó muy por sorpresa”, admitió.
Y cuando sucede todo esto del Día de la Madre, habló con su novio y le dijo: ‘Che, mira, yo no puedo sola, ¿te gustaría sumarte?’. “Y desde ese entonces en el emprendimiento somos dos, claramente sola no iba a poder seguir. Su ayuda cambió un montón las cosas: me pude organizar, distribuir mejor el tiempo”, destacó y marcó que “no es lo mismo hacer la masa yo sola, cortar yo sola, freír yo sola, que tener a otra persona que me esté ayudando, y qué mejor que sumar a alguien que fue parte de la historia de cómo surgió todo.
-¿Esperaban que la propuesta tuviera tan buena recepción en tan poco tiempo?
-Lo único que yo sí sabía de este emprendimiento es que quería hacerlo a través de una plataforma no habitual y de una manera no tradicional, y la verdad es que la aceptación que tuvo por parte de los clientes no me la esperaba. No fue simplemente una venta y una compra, fue la calidez con la que los clientes se comunicaban conmigo, la forma de escribirme como si nos conociéramos de toda la vida, se formó un vínculo muy lindo con ellos.
Para mí que una persona se tome el tiempo de escribir un texto de como 10 renglones para decirme que le gustaron las roquitas y bolitas con dulce de leche que compraron, no lo hace cualquiera. Incluso nos han enviado foto de sus hijos comiendo las cosas que nosotros cocinamos.
Es de no creer, de no poder dimensionar qué es lo que terminé generando en el cliente como para recibir eso. Así que no, no esperaba ese nivel de aceptación, que fue de muchísimo amor, y más allá de vender y de comprar.
-¿Cómo es emprender en Concordia en este rubro?, ¿Y cómo es hacerlo a través de las redes sociales?
-Emprender en Concordia, y esta es una opinión que compartimos con mi novio, nos llenaba de incertidumbre, no tanto por el rubro, sino por la modalidad de vender a través de una plataforma, porque sabíamos que la venta habitual era en la calle o a través de Facebook.
Nos generaba mucho miedo saber si iba a lograr aceptación a través de Instagram, si la gente se iba a copar, si íbamos a lograr algún tipo de interacción con las personas. La verdad que fue muy bien aceptado, se terminaron copando un montón, y toda esa incertidumbre que teníamos se fue diluyendo con el tiempo, y hoy sabemos que tenemos una base de clientes que se van a copar a las propuestas que tengamos. Y ojalá que también muchas más personas se sumen a este a este tipo de venta a través de las redes sociales.
“Caseritas” funciona desde la casa de Julieta: “Desde hace meses que mis papás se bancan el olor a grasa, pero jamás tuvieron ningún tipo de problema, siempre nos apoyaron en todo. Es más, son los primeros en preguntarnos si tal día vamos a cocinar”, reveló.
A su vez, también destacó la colaboración de la familia de Mateo, su novio: “La mayoría de las compras las hacemos gracias a que sus abuelos o su papá nos prestan el auto. Nosotros no tenemos vehículo y a pie o en colectivo sería imposible porque tratamos de comprar por mayor para que nos dure varios días”.
El acompañamiento y apoyo por parte de sus familias es fundamental para los jóvenes, sobre todo en momentos donde “no les dan las manos”: “Nos pasó en febrero, que tuvimos que sumar a uno de mis hermanos, Pablo, para que nos ayude porque los dos solos no podíamos.”, agregó Julieta.
-¿Tienen pensado ampliar la propuesta con otros productos?, ¿Cómo se imaginan al emprendimiento de acá a unos años?
-Empezamos vendiendo nada más que rosquitas, pero en diciembre del 2024, a pedido de nuestros clientes, sumamos bolitas con dulce de leche. Como nos importa la opinión de nuestros clientes, así como lo hicimos en su momento con las bolitas, nos gustaría en algún momento sumar a nuestro catálogo otro producto que ellos nos pidan, pero en este momento no sabemos muy bien qué ni cómo.
Sobre el emprendimiento en unos años, soñando a lo grande, nos encantaría poner una cadena de “Caseritas” en todo lo que es la zona del litoral. Esta idea surge porque en enero de este año pude hacer mi primer viaje a la costa argentina, y algo que me impresionó mucho fue la cadena de churros que hay en toda la costa que se dedican nada más que a vender eso, y que en la temporada de verano es lo que funciona, así que me gustaría hacer lo mismo, pero para la zona del litoral. Y quién sabe, por qué no, hasta en algún momento extenderlo a toda la Argentina.
Actualmente, Julieta y Mateo son estudiantes, por ende, tienen como días fijos de trabajo los fines de semana, y algún día de lluvia entre semana, pero son casos extraordinarios. “Nos encantaría dedicarle más tiempo, pero hoy en día no nos lo permiten nuestras otras prioridades y obligaciones.”, comentó la joven.
Aquellos que deseen conocer más sobre el emprendimiento o realizar pedidos, los pueden contactar a través de su perfil de Instagram: @caseritas.juli
Fuente: El Entre Ríos