En el colmado salón de actos de la Escuela Secundaria y Superior N° 1 “Cesáreo Bernaldo de Quirós”, comenzó este viernes por la noche el Primer Encuentro de Cultura Guaraní Jesuítica, organizado por la institución educativa anfitriona, con el apoyo de la Subsecretaría de Turismo de la Municipalidad de Concordia, la Coordinación de Museos y el Sitio Histórico “Naranjal de Pereda”.
El Profesor Paulo Tisocco, coordinador del Naranjal de Pereda, ofició de maestro de ceremonia. El rector del Bachillerato Artístico, el doctor Diego García, dio la bienvenida. En su mensaje ponderó especialmente la presencia, como moderadora, de la Profesora Rosa María “Maucy” Reissemweber, recientemente declarada “ciudadana ilustre” de Concordia.
García resaltó la necesidad de que la institución educativa sea un “ámbito cultural”, que impacte en lo “socio comunitario”, desde el arte especialmente. En tal contexto, abogó en favor de un mayor conocimiento de la cultura guaraní jesuítica. “Somos el resultado de esa fusión”, dijo.
El rector del Bachillerato Artístico valoró muy especialmente la presencia de la doctora Mercedes Schoenemann, como primera expositora de la noche. “Mercedes es egresada de la casa”, resaltó, con emoción, a la par que agradeció que haya donado a la escuela una prensa para grabado.
Minutos después, la concejal Claudia Villalba hizo entrega de la declaración de interés municipal.
“Siempre es tiempo para pensar en quiénes somos”
La introducción al encuentro estuvo a cargo de Maucy Reissemweber. La recientemente declarada ciudadana ilustre comenzó destacando “las tramas vinculares” de afectos, en las que “se aprende mucho más de lo que se enseña”. Entre esos vínculos, enfatizó que Mercedes Schoenemann fue alumna del Bachillerato Artístico, en su primera promoción, en tiempos en que la institución no tenía casa propia.A renglón seguido, Maucy puso el foco en la cuestión de la identidad. “Siempre es tiempo para pensar en quiénes somos”, se la escuchó decir, y en tal contexto remarcó que “hay varias capas que contribuyen para lo que hoy es Concordia”.
Consideró una enorme responsabilidad la investigación histórica que contribuya a “dejar claro un camino a los que vienen, para que muchas cosas no queden en el olvido”, y aprovechó para agradecer sus aportes al Doctor Alejandro Casañas, que la escuchaba desde la primera fila.
Puso foco en la “Región Histórica de Salto Grande”. “Tenemos un vocabulario muy rico, una toponimia, que nos recuerda que no todo vino de los barcos”, explicó.
Tras recordar que en la segunda mitad del siglo XVIII hubo un primer poblamiento en la zona, San Antonio del Salto Chico, Reissemweber reforzó una idea en particular: “En el noreste entrerriano tenemos una identidad diferente, como proyección de la acción misionera jesuítica venida desde el norte”.
Mercedes y la pasión por “escuchar” lo que las imágenes tienen para decirnos
La doctora en arte Mercedes Schoenemann comenzó su exposición recordando sus tiempos de alumna; en especial, aquella oportunidad en que brindó su primera conferencia invitada por Maucy, cuando era su alumna. “Ella me hizo habladora”, agregó, en referencia a la profesora Reissemweber.Al comenzar a desarrollar su conferencia, Mercedes aclaró que la suya es “una manera diferente de mostrar la historia”, basada en una “metodología descriptiva y hermenéutica”, que tiene que ver con la “interpretación del fenómeno artístico”.
En otras palabras, explicó, se trata de “dejarse decir cosas, escuchar a la imagen”.
“¿Por qué me dediqué a la cultura guaraní jesuítica?”, se preguntó. Como respuesta, trajo a colación su nacimiento en La Paz y el vínculo con pescadores de origen guaraní, además de lazos de familia con el Paraguay. Lo guaraní “se me hizo familiar”, dijo.
Entrando en tema, sentó una premisa: la “valoración imprescindible” de lo guaraní-jesuítico, “en ese orden”. “Cuando llegaron los jesuitas, los guaraníes ya estaban allí y habían dado forma a una cultura de 5000 años”, explicó.
Schoenemann cuestionó que el acercamiento a los guaraníes se limite a ir a las aldeas a llevarles cosas. Remarcó que antes de pretender hacer algo por ellos, debemos preguntarnos “qué pueden hacer los guaraníes por nosotros”, en referencia a su enorme patrimonio cultural y espiritual, del que es necesario aprender. “El guaraní es presente y es futuro”, insistió.
Antes de iniciar un rápido recorrido por algunas imágenes de las misiones guaraníes jesuíticas, Mercedes se detuvo a fundamentar por qué es relevante el estudio de “la imagen”. “No es un recorte arbitrario. A veces es ceniza que vuelve a arder si se la sopla. La imagen es migrante, como los seres humanos. Cada una de ellas porta emociones y sentimientos. Dicen mucho más de lo que vemos”, resaltó.
“Los guaraníes viven en un mundo de metáforas”, describió. Minutos después, contó cuán valiosas son las palabras para la cultura guaraní. “Una palabra guaraní condensa todo un mundo. La palabra es todo, pues la palabra viene de lo alto”, se la oyó decir. Aprovechó para explicar que, para los guaraníes, la persona “no se llama sino que es esa palabra, es su nombre”.
Describió al pueblo guaraní como “amante de la paz, de lo verdadero” y no dejó pasar que aún hoy deben soportar vivir entre “mentiras” mediante las cuales les siguen sacando tierras.
También desarrolló el especial vínculo del guaraní con el caminar. “El guaraní se hace caminando. Mientras caminan se van haciendo, en busca de la tierra sin mal, el paraíso”.
Mercedes resaltó que muchos sacerdotes fueron “evangelizadores evangelizados”, porque aprendieron de la identidad guaraní, especialmente de la paz con la que afrontan la vida.
En relación a los lazos comunitarios entre guaraníes, recodó la “reciprocidad al plantar entre todos”, compartiendo luego la cosecha. Los guaraníes “no venden” y dicen que “nosotros somos una sociedad de venganza”.
Entre las imágenes más impactantes que mostró, sin dudas figura “la flor de mburucuyá o pasionaria”, que la propia Mercedes descubrió “en la puerta de la sacristía” en San Ignacio Miní, tallada en una “tercera dimensión”.
Aprovechó por último para enfatizar el modo en que lo guaraní y lo jesuítico se encontraron para crear “una realidad nueva”. “Hubo excesos como los hay en toda realidad humana, pero los guaraníes y jesuitas crearon una realidad nueva”, insistió.
Fuente: El Entre Ríos